El mundo de las empresas tecnológicas hace extraños compañeros de cama, pero sobre todo guarda enemistades irreconciliables y peleas históricas por controlar cada uno su parte del pastel.
La última enganchada, o mejor dicho ‘puñalada trapera’, ha llegado desde Google (Android) y la ha recibido Apple. El logo-robot del sistema operativo orinando sobre la manzana mordida en los desiertos de Pakistán cuando se busca desde Google Maps tiene la culpa. Desde Android ya han sugerido que se puede tratar de algún exempleado resentido en un impulso vandálico, aunque todavía no se conoce al autor real.
Este caso representa una anécdota entre los verdaderos golpes y rivalidades que hay (y ha habido) en el entorno tecnológico. En todos los segmentos y desde todos los lados. Nadie queda a salvo de las mofas, burlas, vías judiciales, copias, imitaciones… y todo lo necesario para estar siempre por encima del competidor.
Microsoft contra Apple, Apple contra Samsung, Samsung contra LG… Apple contra Google, Apple contra todos, todos contra Facebook, Twitter contra Facebook… Netflix contra la tele, la tele contra todos… Sony contra Nintendo… La lista es interminable.
El móvil como reclamo
Empecemos por una batalla en pleno apogeo: la de la tecnología móvil. Aunque sus inicios estén lejos de este segmento, Apple y Samsung representan ahora mismo el clásico por excelencia. Demandas de ida y vuelta por copiar el iPhone, bromas en los anuncios, problemas con las patentes y cifras que han llegado casi a los 300 millones de dólares. Entretanto, se da una paradoja, y es que los coreanos son proveedores de algunos componentes de fabricación que usa Apple para sus dispositivos móviles, tanto iPhone como iPad. Al margen de eso, son líderes del mercado y con el empuje de los fabricantes chinos tienen que conquistar cada milímetro de escaparate en todas las tiendas del mundo.
En las trincheras, y con los coreanos en el centro, Samsung también tiene una disputa histórica con LG. Vecinos y rivales llevan más de 50 años enciscados entre ellos. Siempre se han denunciado públicamente por robarse empleados, copiarse y recientemente andan enfrascados con las autorías de las pantallas OLED de televisión. En todo esto hay mitos y leyendas, aunque es real que la seguridad de sus principales sedes siempre ha sido extrema por miedo a que se pueda infiltrar alguien.
En Corea del Sur las personas y las empresas son de Samsung o LG, no hay ambigüedades. Por ejemplo, cuando una empresa tiene un proveedor, no le abandona en toda la vida. Además, hace que sus empleados y clientes usen esa marca. Restaurantes, hoteles, bares; cada uno tiene una predilección y asume el compromiso con uno de los dos.
La pureza tecnológica
En este viaje por los enfrentamientos y disputas más ruidosas del sector tecnológico, no todo queda entre empresas. Hay dos figuras que han trascendido por encima de sus propias compañías: el ya fallecido Steve Jobs y Bill Gates.
El inicio de su (mala) relación nace en sus diferencias sociales y visiones de la vida. Gates, de familia acomodada, fue estudiante de primera fila en Harvard. Mientras, Jobs a duras penas asistió a cuatro clases en el Reed College. Por otra parte, el hombre de Microsoft era programador y un portento tecnológico, mientras que el futuro jefe de Apple se rodeó de la gente necesaria para crecer.
Primero dominó Microsfot, luego llegó el auge de Apple y como resultado final, mensajes de ida y vuelta que encendían una polémica apasionante. Jobs llegó a decir que el problema de Microsoft era su falta de gusto y, por su parte, cuando el iPad revolucionó el mercados de tablets, Gates se limitó a decir que “estaba bien». La película Piratas de Silicon Valley fue, con ciertas libertades, un divertido resumen de esta pugna tan particular mantenida a lo largo de los años. Los famosos anuncios que enfrentaban a un PC con un Mac son ya legendarios.
Pero Apple también tuvo sus más y sus menos con otro gigante del sector, en este caso IBM. Aquella imagen de Jobs haciendo una peineta al logotipo de IBM siempre será recordada. Igual que sus palabras sobre esta compañía al asegurar que si ellos hubiesen tomado el control del sector informático, la tecnología habría entrado de una edad oscura de 20 años. Steve Jobs tuvo manía, casi persecutoria, hacia IBM durante toda su vida.
Asimismo, en esta rocambolesca composición de rivalidades, IBM también ha estado expuesta a HP. La agresividad comercial de estos últimos se contrapone a los planes metódicos y a largo plazo de IBM, por lo que siempre han sido antagonistas en las gestiones estratégicas.
Gigantes clásicos
En estas peleas también hay históricos que han tenido miedo de su rival y viceversa. Así, Sony y Nintendo han luchado por cada gamer del planeta desde hace más de 20 años. La llegada de la Play Station con sus juegos en formato CD obligaron a Nintendo a dar un paso más, aunque la creación de la Nintendo 64 no le permitió recuperarse y tuvo que esperar a la Wii para volver a liderar el mercado. La batalla sigue hoy en día, aunque la entrada de Xbox cambió las reglas del juego.
Otras dos marcas con bandos enfrentados históricamente han sido, Canon y Nikon, que han creado devotos entre sus seguidores. Durante décadas, se han ido alternando en las preferencias de los mejores fotógrafos y sólo en los últimos años se ha incorporado un tercer gigante en la batalla: Sony.
A Facebook tampoco le han faltado enemigos. Google y Apple, por supuesto, pero la batalla legal entre sus fundadores fue mítica. En los últimos años ha desbancado a redes sociales primigenias como Second Life, MySpace o la brasileña Orkut, propiedad de Google, que no cerró hasta finales del año pasado.
Después llegó Twitter y aquí la situación sí ha cambiado. Pese a que sus usuarios suelen decantarse por un sistema u otro, lo cierto es que no está claro si Twitter ha tendido a parecerse a Facebook o viceversa.
Nuevos líos
Que nadie piense que estas ‘riñas’ sólo implican a las tradicionales empresas tecnológicas. Internet y la televisión se han unido a esta serie de disputas. Sin que todavía haya llegado la sangre al río, Netflix está atacando el negocio del cable estadounidense con la consigna de que estar conectado permite más posibilidades para obtener mejores servicios. Y, según las últimas cifras computadas, está ganando.
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