El país llegó a finales de los ochenta con menos de 670.000 hectáreas de superficie construida. Desde entonces y hasta 2011 la superficie edificada creció en casi otras 600.000 hectáreas más. En plena burbuja inmobiliaria, el suelo robado a la superficie agrícola o forestal superaba las 40.000 hectáreas cada año.
Hubo un tiempo en que España era un país en construcción. Pero en un sentido poco o nada metafórico. Era un país en obras, en que todo parecía por construir y todo se construía. Hubo un tiempo en que el presidente del Gobierno presumía de que en España se levantaban tantas viviendas al año como en Alemania, Francia, Reino Unido e Italia juntas.
Un tiempo en que los ejecutivos de grupos constructores e inmobiliarios bromeaban en las comidas con la prensa de que iban a conseguir que una ardilla pudiera volver a cruzar el país, pero ya no de rama en rama, sino de grúa en grúa. Esos tiempos.
El crecimiento sostenido de la superficie de suelo construido arrancó ya en los ochenta y continuó en los noventa (alentado por ciclo especulativo ahora sabemos que muy menor, por el boom de construcción de activos en la costa por parte del sector turístico y por todas las nuevas infraestructuras financiadas por los recién estrenados fondos europeos). Pero el crecimiento de la urbanización del territorio alcanzó su velocidad de crucero ya en los dos mil, en esa época precrisis que parece tan lejana. Esa época -luego nos lo dijeron, luego trataron de convencernos- en que vivimos por encima de nuestras posibilidades.
Sobre todo en la precrisis, sí, pero también en la pre-precrisis, España pulverizó todas las marcas de incremento de la superficie edificada, de aumento de la proporción de suelo artificial (que así lo llaman los expertos). Y es que España consiguió construir en menos de 25 años tanto suelo como en toda su historia, tanto como en todos los siglos anteriores.
Un boom histórico
España contaba en 1987 con algo menos de 670.000 hectáreas de suelo artificial (no sólo vivienda o edificación pura y dura, también todo tipo de infraestructuras y equipamientos). Y desde entonces y hasta 2011 el país sumó otras cerca 600.000 hectáreas más de suelo construido, de suelo transformado desde la superficie forestal original o agrícola. En apenas 24 años se igualó la construcción de todos los siglos previos.
Flickr | José A.
Así lo demuestran los datos de ocupación de suelo obtenidos por los proyectos europeos Corine Land Cover, realizados sucesivamente con imágenes vía satélite correspondientes a 1987, 1990, 2005 y 2011. Unos datos que han sido elaborados e interpretados por el Instituto Geográfico Nacional (IGN), y que ahora han sido incluidos en el informe Sostenibilidad en España 2016, elaborado por el Observatorio de Sostenibilidad. La superficie artificial alcanzó en 2011 los 1,26 millones de hectáreas en todo el país, tras sumar más de 590.000 hectáreas nuevas en poco más de dos décadas.
En el último periodo analizado por las imágenes tomadas para el proyecto Corine Land Cover, entre 2005 y 2011, entre los últimos estertores del frenético boom del ladrillo y el resacón de los primeros años de la crisis económica, se construyeron más de 40.500 hectáreas cada año de media (esto es, 11 hectáreas cada día, ¡al día!, y durante siete años). En la década de los noventa la superficie artificial crecía de media en 17.400 hectáreas cada año y entre 2000 y 2005, en 24.000 hectáreas anuales.
España tenía pues en 2011 un 2,5% de su superficie (de un total de 50,5 millones de hectáreas) transformado en suelo artificial por el hombre, mientras que un 47% era superficie agraria y un 50% del total era terreno forestal, “si bien una parte importante de estas superficies forestales ardieron en ese periodo (un total de 3,7 millones de hectáreas)”, apuntan desde el Observatorio de Sostenibilidad.
La urbanización de la costa española es proporcionalmente aún mayor al del interior peninsular. Alrededor de una cuarta parte de toda el litoral en la franja de los primeros 500 metros desde el mar está edificada, a razón de unas dos hectáreas diarias durante el último cuarto de siglo. Y, una vez tomada esa franja de los 500 metros primeros, el ladrillo ya ha empezado crecer tierra adentro. Segun el informe del Observatorio, Barcelona, Málaga y Alicante ya tienen un 45% de la franja de los dos primeros kilómetros desde mar tomada por el ladrillo.
IMAGEN: Flickr | Paco Rives Manresa.