En los últimos días el Gobierno se ha afanado en destacar los avances en innovación que ha protagonizado España en los últimos años. El último informe sobre la Marca España destaca que las solicitudes de patentes por miles de millones de euros del Producto Interior Bruto (PIB) han pasado de una ratio de 1,34 a un 1,57.
La Oficina Europea de Patentes (EPO, sus siglas en inglés) recibió el año pasado 1.527 solicitudes de patentes europeas por parte de empresas y científicos españoles, un 3,8% más que en 2014. El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) fue la institución que más ideas patentó, con 47 solicitudes, seguido por las Amadeus y Telefónica, con 34 y 31 peticiones, respectivamente.
En España se registraron 31,7 patentes europeas por cada millón de habitantes el año pasado
No obstante, ninguna de ellas ha entrado entre las mejores que destacan cada año los premios al Inventor Europeo del Año que organiza la EPO. No hay ningún investigador español en ninguna de las categorías de los galardones, así que la ciencia española no brilla tanto debajo de los números.
La crisis española se ha llevado por delante muchos proyectos de innovación y ha cercenado los presupuestos públicos y privados de I+D. El mismo informe refleja que el gasto público en investigación y desarrollo ha pasado del 0,67% al 0,58% del PIB entre 2011 y 2014, mientras que el desembolso privado ha pasado del 0,72% al 0,66%.
Los datos no siempre son positivos cuando se estudian con detenimiento. En España se registraron 31,7 patentes europeas por cada millón de habitantes el año pasado, con lo que el país se quedó en un retrasado puesto, el número 24, entre otros 38 países analizados.
Así pues, España se descuelga del pelotón de la innovación en Europa, un fenómeno que en la EPO achacan a la reticencia del Gobierno a adherirse al marco de patente única europea.
En la Oficina Europea de Patentes ven “extraño” que España esgrima la cuestión del lenguaje como una barrera para adoptar el sistema comunitario, dado que los únicos idiomas aceptados para rellenar solicitudes de patentes son el inglés, el francés y el alemán. Se trata de un argumento con el que España se ha quedado sola, dado que el Ejecutivo italiano acabó por abandonar sus reticencias y avenirse al marco europeo.
Quizá después del 26-J el nuevo Gobierno adopte otra postura para que España vuelva a la “Champions” del I+D y sus investigadores encuentren un hueco en los premios al Inventor Europeo del Año, la fiesta anual que celebra que la innovación está en el ADN de Europa.