Esquerosos no, gracias

“Es que tengo muy mala suerte”, “es que perdí el autobús”, “es que mi jefe es un cabrón”, “es que esto siempre se ha hecho así”, “es que entró en el examen una pregunta que no estaba en los apuntes”, “es que ese no es mi trabajo”, es que…

¿Conocéis a alguien que siempre está con un “es que” en la boca? Pues echad a correr, estáis delante de un “esqueroso” y tenéis serio peligro de contagio.

Esqueroso es el compañero de clase que nunca hacía su parte del trabajo porque había tenido que ir al pueblo el fin de semana, el amigo que prefiere que tú te encargues de los planes de fin de año porque se te da mejor, el funcionario de turno que cuando llegas a su ventanilla te la cierra en la cara porque es su hora del pincho o el profesor que no ha corregido los exámenes porque no tuvo tiempo. Los esquerosos son los que no van a votar pero luego se quejan del gobierno y los que con 20 años tenían un “tipazo” estupendo y por culpa del metabolismo ahora están “fondones”.

Un esqueroso es una persona que nunca tiene la culpa de nada y cuya respuesta para todo es una coartada. Al esqueroso le gusta hablar en pasado “excusativo” o en futuro “condicional” porque un esqueroso jamás piensa en el presente ya que no vive en el mundo real, ni en el aquí y ahora.

Cuando un esqueroso te dice que no tiene tiempo para hacer algo, en realidad te está diciendo que ese algo no le importa lo suficiente. Este tipo de individuos incumplen todos sus “deadlines” y  no piensan que la culpa sea debido a una mala planificación, ya que creen que es mejor dejar para mañana lo que no puedan hacer hoy.

No tengo tiempo es la versión adulta de mi perro se comió los deberes.

Además, un esqueroso es reconocible porque cree que el mundo está en su contra y necesita de otros de su misma especie para que no se derrumbe el planeta en el que vive. Si su entorno le fuerza a salir de su zona de confort se siente incómodo y si los demás no entienden sus excusas le embarga la desgracia porque la vida nunca es justa para un esqueroso.

¿Os suena todo esto de algo? Sí, efectivamente, los políticos representan el esquerosismo mejor que nadie. Todo el mundo sabe que nuestros gobernantes jamás se equivocan, ya que la culpa es de la herencia recibida y –además- el resto de partidos políticos nunca hacen nada bien. Es que Pablito no quiere negociar conmigo, es que Pedrito quiere más a Albertito, es que no me gustan las compañías de Marianito, es que cuando Luisito robó las chuches ya no era mi amigo… Los esquerosos viven entre nosotros y, lo peor de todo, dirigen nuestro país.

Pero ojo, también hay que tener mucho cuidado con los “ysirosos”, que son aquellos que dan un montón de ideas pero nunca las ponen en práctica. Los ysisoros se caracterizan porque les encanta pronunciar expresiones como “habría que hacer”, “deberíamos de” o “sería bueno que”, suelen ser buenos proponiendo cosas pero no les gusta predicar con el ejemplo. Un consejo: si en algún momento te encuentras entre un esqueroso y un ysiroso escapa lo antes posible, en caso contrario lo más probable es que termines siendo esclavizado por ambos.

Tanto los esquerosos como los ysirosos son los peores enemigos de la innovación, del progreso y de las dietas. ¿Cuántos de los avances que conocemos hoy en día se han descubierto por alguno de estos colectivos? Si repasamos la historia veremos que ningún hecho relevante ha sido propiciado por ellos. El motivo es evidente: si lo intentan pueden tener éxito así que mejor se quedan como están, ya que es más divertido (y menos cansado) ver cómo se la pegan otros.

Lo triste del asunto es que no nacemos siendo esquerosos. Cuando somos niños (o estamos borrachos) no mentimos, decimos lo que pensamos abiertamente y no buscamos justificarnos. Sin embargo, en algún momento de nuestro desarrollo, se nos olvida que hay una gran diferencia entre dar una excusa y dar una explicación.

 

No habrá pan para los esquerosos

Actualmente vivimos en un mundo dual, en el que cada vez es más importante la economía colaborativa pero donde la competencia es feroz. Escojas un camino u otro (colaborar o competir) siendo un esqueroso no vas a llegar a ningún lado. Las personas que son buenas trabajando en equipo tienen un enorme sentimiento de compañerismo y quienes tienen una gran vena competitiva son capaces de hacer las cosas sin necesidad del apoyo de terceros.

No obstante, es evidente que todos tenemos un poquito de esqueroso, no pasa nada por reconocerlo, el problema es cuando nunca nos quitamos ese disfraz y se convierte en nuestro vestuario del día a día, transformándonos en gente tóxica que contamina su negatividad a todo lo que le rodea.

Por último, debemos de ser solidarios cuando alegamos que no hacemos algo porque “es imposible o no se puede hacer”, ya que en determinadas ocasiones estamos faltando el respeto a otras personas. Si hay deportistas paralímpicos que son capaces de hacer cosas extraordinarias sin alguna de sus extremidades o con graves problemas de visión, ¿cómo es posible que tú ni tan siquiera estés capacitado para levantarte del sofá? Siempre que nos abrace la desidia debemos de recordar las sabias palabras del maestro Yoda: “hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes”.

Las excusas siempre están disponibles, las oportunidades no.

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