Todo parece indicar que Mariano Rajoy será el próximo presidente del Gobierno. O, como mal menor para su formación, el Partido Popular será quien gobierne los próximo cuatro años. Para ello, serán Pedro Sánchez y Albert Rivera quienes decidan si el PP toma el poder en agosto, o se deben repetir elecciones.
Esta semana, martes 19 de julio, arranca la nueva legislatura y lo hace llena de incertidumbres. Sobre las pocas certezas que se han desgranado hasta la fecha, y precisadas por líderes populares como Soraya Sáenz de Santamaría o Dolores de Cospedal, es que el 2 de agosto sería una buena fecha para celebrar el debate de investidura. Con la primera votación, por tanto, el miércoles 3 de agosto; y la presumible tercera votación, el viernes 5 de agosto. Además, ha señalado la número 2 del PP esta semana, que eso daría tiempo suficiente al Rey Felipe VI para empezar su ronda de contactos y encargar la formación de Gobierno.
Así, en esta marabunta de decisiones que deben tomar PSOE y Ciudadanos tienen, a su vez, aristas fundamentales. Lo primero será elegir la mesa del Congreso. La compleja elección del presidente y de la Mesa del próximo martes se presenta como la primera gran batalla de cara a la incierta investidura de Mariano Rajoy. Una suerte de encaje de bolillos en el que a los partidos no les queda otra que hablar entre ellos. Es lo que han empezado a hacer a varias bandas el PP, que aspira a recuperar la Presidencia del Congreso, y el PSOE, que está abierto a un acuerdo con Podemos y Ciudadanos para arrebatarle la tercera institución del Estado al partido más votado en las elecciones del 26-J.
El otro motivo por el cual Sánchez y Rivera andan con pies de plomo ante cualquier decisión tiene que ver con las próximas citas electorales que vivirán gallegos y vascos (sin contar el polvorín catalán). Ninguna decisión saldrá gratuita, sobre todo a los socialistas. De ahí se deriva la cautela del PSOE y su “a día de hoy”. Un ojo en Madrid y el otro en dos regiones donde no pueden seguir perdiendo presencia. Incluso el PNV no tomará ninguna decisión que ponga en peligro su lehendakaritza.
¿Riesgo de terceras elecciones?
El riesgo de unas posibles terceras elecciones lo sufrirían los españoles por un lado, y C’s y PSOE por otro. Nunca el Partido Popular. En Génova son conscientes de que una posible repetición electoral, que sería el 27 de noviembre (o un domingo antes), no les perjudica. De hecho, asumen que volverían a crecer, tanto en votos como escaños.
Sin embargo, Pedro Sánchez es consciente de que la pérdida para el partido socialista sería aún mayor, y la de Ciudadanos por un estilo. De ahí que Rajoy mantenga la calma y traslade toda la presión al PSOE, que en las próximas semanas será quien decida el futuro del próximo Gobierno. Lo cual no deja de ser una paradoja que, ante los peores resultados del socialismo en la democracia española, tengan las llaves para desbloquear todas las puertas.
Así, el “a día de hoy” que escenificó Sánchez tras su entrevista con el actual presidente en funciones, está en parte condicionado, también a lo que haga Rivera. Desde el partido socialista dejan entrever que un ‘sí’ de C’s a Rajoy en la investidura, podría conllevar una abstención del PSOE y, por lo tanto, el Gobierno para los populares.
Negociaciones sin artificios
Dentro del escenario negativo que puede darse, en caso de haber repetición electoral, puede que los actores implicados hayan cambiado, al menos la forma de llevar la negociación. De hecho, el tono de las últimas ruedas de prensa y entrevistas ha rebajado la tensión posterior a las elecciones de diciembre. Sánchez, incluso, enfatizó el tono cordial que tuvo en su encuentro con Mariano Rajoy.
Y no solo eso. La narración en primera persona a través de las redes sociales parece que da paso a unas negociaciones discretas, en privado y sin escenificaciones y parafernalias innecesarias para el objetivo final.
Como únicos aspectos negativos destaca que el líder del PP, a estas alturas, no tiene conformado ningún equipo negociador y, camino del mes que se celebraron las elecciones, no ha cambiado nada ni ha sumado un solo apoyo más desde entonces. Además, Pedro Sánchez sigue embutido en una guerra interna dentro de su partido de la que puede dar como resultado cualquier escenario.