La política vive de promesas. Incluso, a veces es la forma básica para gobernar. Prometer cosas para llegar al poder, prometer cosas recién aterrizados… y prometer que todo lo que no se ha hecho, se hará más adelante. El Gobierno no cambia estas reglas y desde que ha llegado mantiene una apuesta por la tecnología, la ciencia y el desarrollo de infraestructuras que, al final, parece poco creíble. Sobre todo porque son las empresas las que tienen que dar la cara.
La última ocurrencia ha llegado por parte del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad, que a través de las secretarías de Estado de Comercio y de Investigación, Desarrollo e Innovación, participará en la construcción de grandes instalaciones científico-tecnológicas en España y en el exterior, e impulsará acciones para conseguir una tecnología «más puntera».
Durante un acto público, y con la presencia de diversos secretarios de Estado implicados en la cuestión, las promesas se han ido amontonando una tras otra.
El diagnóstico parece claro. Según la secretaria de Estado de Comercio, Marisa Poncela, existe la necesidad de conseguir aumentar el número de empresas en la industria de la ciencia, especialmente por el efecto de transferencia tecnológica que se produce de unos sectores a otros. De cómo llevarlo a cabo no ha habido propuestas claras.
Por su parte, el secretario general de Ciencia e Innovación, Juan María Vázquez, ha destacado la importancia de albergar grandes instalaciones científico-tecnológicas y conectarlas internacionalmente. Aquí tampoco hay dudas de lo que se debe hacer, pero no hay planes de actuación concretos. Aporta una cifra: 200 millones de euros desde la Secretaría de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación se invirtieron en 2016. ¿Y los resultados?
El compromiso: España fortalecerá su presencia y seguirá participando en la construcción de grandes instalaciones científico-tecnológicas en España y en el exterior. Siempre la misma duda, ¿no deberían ser las empresas privadas quienes se encarguen de ello? Y por este motivo, no habría que ayudar a dichas empresas en forma de contratación, impuestos, facilidades de acceso al crédito… Pero nada de eso se aclara.
El Gobierno también conectará España
No se trata de un caso aislado la promesa de una tecnología mejor. Al poco de llegar al cargo, el ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital, Álvaro Nadal, aseguró que en 2020 habrá un 98% de la población que tendrá conexión de internet por encima de los 30 Mbs.
Se trataba de una de sus primeras apariciones públicas y, en ningún momento, contó cómo se iba a conseguir esto. Mejor dicho, no manifestó quiénes son las empresas que van a llevar esto a cabo, porque no cabe duda de que lo harán los operadores de telecomunicaciones.
Sin embargo, el ministro, como en este caso de los edificios tecno-científicos, se quiso apuntar un tanto sin el mínimo compromiso activo sobre cómo llevar a cabo lo que estaba prometiendo. Y, por el momento, los datos no los tiene a favor.
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