La población civil ha impedido el golpe de Estado en Turquía, que ha provocado casi dos centenares de muertos, miles de heridos y que ha sido considerado como un «regalo» por el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que confía en realizar una purga entre los militares y ha advertido que los sublevados pagarán un «alto precio».
Después de una noche de conflictos en la que el Ejército turco había afirmado haberse hecho con el poder en todo el país y declarado la ley marcial, el control de Erdogan de la sociedad civil a través de las redes sociales ha servido para cercenar este sangriento ’23-F turco’. Las imágenes de turcos tumbados frente a tanques pasarán a la historia.
¿Algunas claves del fracaso? No bloquear Internet, una potente herramienta para la sociedad civil, y no aprisionar a Erdogan, que la lideró.
El comunicado
«El Ejército se ha hecho cargo totalmente para restaurar la democracia… Todos los acuerdos internacionales estarán vigentes. Esperamos mantener nuestras buenas relaciones con todos los países», señalaba la nota del Estado Mayor del Ejército. La comunidad internacional se mostró contraria al golpe desde el primer momento, con respuestas de EEUU, la UE, Rusia, Naciones Unidas y la OTAN.
El jefe del Estado Mayor, general Hulusi Akar, que había sido tomado como rehén por un grupo de soldados, fue finalmente liberado. De nada sirvió que los soldados tomasen el puente sobre el Bósforo y los aeropuertos internacionales de Ankara y Estambul, que cerraron temporalmente, cancelándose todos los vuelos. Más de 1.500 militares fueron puestos bajo custodia tras el fracaso de intentona golpista.
A las 22.45 del viernes se produjo un intercambio de fuego entre helicópteros que sobrevolaban el cuartel del Estado Mayor en Ankara y agentes de la policía sobre el terreno.
El primer ministro de Turquía, Binali Yildirim, confirmaba a primera hora de la noche en declaraciones a la cadena NTV la existencia de un golpe militar en la capital, Ankara. «Se trata de un grupo dentro del Ejército que se ha alzado«, dijo el jefe de gobierno, quien admitió que esos militares habían «rodeado algunos edificios importantes». «Quienes lo han hecho pagarán un alto precio. No haremos concesiones en la democracia», prometió Yildirim.
La agencia turca Dogan señaló que numerosas ambulancias habían acudido al cuartel central del Estado Mayor donde según testigos se habían oído tiroteos.
Según el diario digital T24, el edificio donde se halla el centro de los servicios secretos turcos había sido tiroteado desde un helicóptero. Un gran contingente de policía se ha desplegó en Ankara y cerró los accesos a la céntrica plaza de Kizilay.
Al mismo tiempo, unidades de la Gendarmería cerraron las dos puentes sobre el Bósforo en Estambul, impidiendo todo tráfico de la parte asiática a la europea de la ciudad, informa la cadena NTV. También se desplegaron tanques cerca del aeropuerto de Atatürk en Estambul, agregó la misma emisora.
El presidente ha llamado a resistir
Fueron claves los llamamientos a través de Facetime del presidente Recep Tayyip Erdogan al pueblo turco a resistir el golpe de estado, perpetrado en su opinión por un pequeño grupo de militares.
«Insto a nuestra gente, a todo el mundo, a que llene las plazas del país para darle (al ejército) la respuesta necesaria», manifestó Erdogan en declaraciones por teléfono a la emisora CNNTürk. «Este golpe de Estado nunca tendrá éxito. Tarde o temprano será eliminado. Voy a volver a Ankara», agregó el presidente, quien se encontraba de vacaciones fuera de la capital turca.
«Es, desafortunadamente, un intento de golpe de Estado, perpetrado por un pequeño grupo dentro del ejército. Lo ha hecho por la estructura paralela que conocemos dentro del Estado», dijo el presidente. «Van a recibir la respuesta de la nación y van a pagar un alto precio por actuar contra la nación. No les vamos a ceder el campo. Pronto vamos a eliminar su actitud», aseguró Erdogan, cuyo país es un miembro clave de la OTAN. Turquía, que alberga a dos millones de refugiados sirios, es uno de los socios clave de la UE en la región, y ha sufrido en 2006 alrededor de un atentado mortal cada mes.
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