José Luis García-López: “Hoy tenemos más y mejores dibujantes”

Twilight

Cuando uno se prepara para entrevistar a un gigante y una leyenda del cómic como José Luis García-López, sorprende encontrarte con un gallego-argentino bajito, extremadamente amable y que habla en un tono muy bajo, como en susurros. No tiene una mala palabra para nadie, ni siquiera para el camarero que se equivoca con la comanda. No sabes quién se está disculpando más.

Y, sin embargo, se trata de un coloso. Como una escultura exquisita que se funde con el fondo y a la que sólo unos pocos entendidos prestan atención. Muchos jóvenes lectores de tebeos de los que vinieron al Festival Metrópoli de Gijón jamás oyeron hablar de él ni leyeron sus obras. Cuando te cita sus trabajos predilectos, son cosas que prácticamente nadie ha leído. Excepto, eso sí, una muy surtida cohorte de admiradores entre la que se encuentran, y no es de extrañar, casi todos sus compañeros de profesión.

En El País trazaron una semblanza más de los inicios de su carrera, pero en el texto no aparecen citadas ni una de los tebeos que más orgulloso está de haber dibujado. Casi todo lo contrario. Puede que no haya sido un autor en el sentido europeo, y siempre ha hecho cómic de gran consumo, pero sus mejores obras son como esas calitas con encanto que sólo conocen unos cuantos escogidos.

De la generación que hizo cómic de superhéroes eres uno de los mejores sin discusión. Pero, aunque has hecho grandes cosas, nunca has tenido el estatus de superestrella sí han disfrutado otros peores que tú.

Nunca me hice esa pregunta. Algunos artistas en EEUU dicen que estoy underrated, y aún no sé qué quiere decir la palabra. No lo he buscado (sonríe con picardía). Lo único que he querido ha sido dibujar y nada más. Tiene que ver con una cuestión técnica. Soy una persona que trabaja muy lentamente y que no puede cumplir con las fechas de entrega, especialmente con los cómics que salen de forma mensual. Sólo los primeros años que estuve dibujando superhéroes en EEEU me las arreglé como para llegar del número 1 al número 6, pero a partir de ahí ya no cumplía. No tuve permanencia con ningún personaje. Nunca tuve capacidad de trabajo para permanecer en un título y a partir de ahí, proyectarme. Nunca sucedió esto. Me sorprende, por ejemplo, que me identifiquen tanto con Superman, porque no hice tantas historias suyas.

Y sin embargo, ha sucedido. Hay cómics como Atari Force que hiciste tuyos y en los que ya estabas en el máximo nivel.

Sí, llegué a los 12 números, toda una proeza para mí. Ayudaba que sólo tenían 17 páginas de historia, y eso me permitía llegar a fin de mes y hacerlo bien. (Después de revisar la colección, compruebo que Ross Andru dibujó los números cuatro y cinco)

En realidad, no has sido dibujante propiamente dicho de superhéroes si te pones a pensar en tus grandes obras: Atari Force, Twilight, Cinder & Ashe… No terminaba de encajar en el género. ¿Tenía que ver con tus intereses?

Esos trabajos los pedía con la condición de que no me dieran fechas de entrega. Porque, además, yo siempre trabajé haciendo ilustraciones para mercadotecnia de DC Comics. Eso se está conociendo ahora. Los jóvenes se preguntan quién soy y qué hago, porque no hago nada más que pequeños proyectos, pero he hecho mucho trabajo para licencias que sigue vigente. Aquí ves gente que lleva camisetas cuyas ilustraciones he dibujado yo.

¿De qué obras te sientes más satisfecho?

Aquellas en las que tuve que poner más de mí mismo. Creación de personajes, diseño de elementos de ciencia ficción… Las que aún ahora puedo mirar y decir que no estaban tan mal. Y son justo las que mencionas: Twilight, Cinder & Ashe, Atari Force, algún Batman y algún Deadman…

¿Y Camino a Perdición?

También, no sé por qué siempre me olvido de ella.

En los ochenta hubo grandes obras como Dark Knight Returns o Watchmen que adquirieron una condición de clásicos. Pero por alguna razón, Twilight, que era al menos tan buena como las otras, no tuvo esa aceptación y la conoce menos gente. ¿A qué pudo deberse?

Aunque estaba basada en personajes clásicos de la ciencia-ficción de DC, ni siquiera yo conocía a casi ninguno. Creo recordar que de joven en Buenos Aires pude leer algo de alguno de ellos, pero en realidad la idea era que, al menos en la parte gráfica, no tuvieran nada que ver con sus antecesores.

Howard Chaykin tenía una manera interesante de plantear a determinados personajes. Homero Glint, por ejemplo, era David Niven. Rick Purvis era Burt Reynolds, Brent Wood era Tom Hanks y John Starker (Manhunter 2070) era Brian Dennehy. “Con Tommy Tomorrow fue distinto. Ahí fui yo quien pensó en Marlon Brando. Siempre encontré muy interesante su cabeza. Muy clásica, muy romana”.

Y supiste plasmar su degeneración moral…

Sí, Tommy Tomorrow es un poco como el coronel Kurtz de Apocalypse Now.

Me ha costado siempre imaginar cuáles han sido tus grandes referentes.

De siempre mi gran influencia fueron los dibujantes que trabajaron en tiras sindicalizadas. Alex Raymond, Harold Foster, Noel Sickles, Milton Caniff, Frank Robbins, Stan Drake, Alberto Breccia, José Luis Salinas…

Me sorprende ver a Breccia, tú que siempre has sido tan limpio dibujando…

En Argentina tuve mi periodo brecciano y le tuve a él tres meses como profesor. Mientras trabajé allí tuve un periodo de búsqueda, y Breccia siempre me gustó, especialmente Mort Cinder.

¿Hay algún trabajo tuyo donde podamos verlo?

Hice un par de historietas sobre la conquista de México, con batallas entre los aztecas y los conquistadores españoles y recordaba una escena bárbara en Mort Cinder sobre la batalla de las Termópilas. Intentaba hacer cosas de espátula, ese tipo de cosas.

Ahora los dibujantes también están haciendo cosas interesantes, coloreando sobre el lápiz o probando distintas cosas con el ordenador.

Hace poco me comentaba el agente español David Macho que uno de sus dibujantes, gracias al ordenador, está haciendo en tres semanas el trabajo que antes le llevaba un mes. Me despertó la curiosidad y me gustaría investigar en el futuro. Pero por ahora sólo utilizo la computadora para escanear y limpiar un poco el dibujo.

En muchos aspectos, tengo la sensación de que, salvo excepciones, el nivel medio de los dibujantes en los 90 no era muy bueno. Y que hoy en día sí hay una media muy superior.

Eso se lo vengo repitiendo a mucha gente. El nivel de talento y la calidad es increíble. Son tantos y tan buenos. Son muchos más y mejores de los que hubo en décadas anteriores.

Pero quizá faltan genios como Breccia, Toppi, Sienkiewicz…

Sienkiewicz en su momento le echó algún vistazo a Breccia. Y a Toppi, especialmente en el diseño de páginas. En parte lo que sucede es que cuando trabajas con un personaje que pertenece a la compañía, eso termina por limitarte. En el caso de Carlos Pacheco su mejor trabajo es Arrowsmith, y se nota que es algo propio de él. A Superman le pone su estilo, pero sigue siendo Superman. Algunos de los dibujantes de hoy sí que puede que sean muy parecidos los unos a los otros. Pero si antes había un puñado de dibujantes muy buenos, ahora necesitas una bolsa para llevarlos.

¿No lamentas no haber hecho más personajes de creación propia y ver una película con personajes tuyos?

En realidad tuve mala suerte con eso. Atari Force fue creada para que se hiciera rica la Warner y a mí me dieran un trocito. Hubo mucho trabajo previo para convertirlo en una franquicia. Esperaban hacer grandes cosas, por el éxito que tenía Atari, pero hubo una implosión y desapareció. Incluso ahora no se puede hacer nada con esos personajes porque no se sabe exactamente quién tiene los derechos. Además, en el caso de DC y la Warner, su política actual es no hacer nada con personajes que no puedan controlar al 100%. (Curiosamente, al día siguiente de hacer la entrevista se conoció un acuerdo para recuperar los icónicos personajes por parte de Dynamite Entertainment).

Sucedió algo parecido con Cinder & Ashe. Jeanette Kahn trató de venderlo, e incluso de convertirlo en una serie de TV, pero creo que no salió en la época adecuada. Si hoy hicieran alguna película con Twilight o Cinder & Ashe algo ganaría, pero tendría que releer los contratos para ver qué hay ahí para mí.

¿Y no te apetece crear algún otro personaje propio con algún guionista?

Tuve varias oportunidades de hacerlo, pero siempre me han tenido tan ocupado en DC que no he tenido mucho tiempo.

Has sido un empleado fiel durante 40 años…

Conocí buena gente desde el principio y siempre me han tratado muy bien. Cuando me han ofrecido trabajar para Marvel he pensado en que me daba igual cambiar un superhéroe por otro, y además tenía que trabajar con gente desconocida… En DC sabía que me trataban bien y me quedé.

¿Qué proyecto te arrepientes de no haber hecho?

Quizá me hubiera gustado formar parte de la muerte de Superman, por todos los royalties que dio (risas). Pero ahí sí había fechas de entrega y era la muerte si no entregabas a tiempo.

Prefería proyectos pequeños como los de Elseworlds, creo que hice mi mejor Superman en tebeos como Kal o Superman INC.

Tras un buen rato más hablando de técnica, de obras de otros dibujantes y de su carrera, nos despedimos. Cuando termine el festival gijonés, viajará a Galicia para pasar unos días con la familia que Garciíta dejó en España. Pero antes de separar nuestros caminos, le enseño una pequeña golosina. Un dibujo que el español Albert Monteys publicó, casi por casualidad, en su blog Funny Pages hace unos pocos días. Me pide que se lo envíe por correo electrónico y creo, aunque no estoy seguro, que se emociona un poco.

 

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