El 25 de abril de 2014, la Comisión Permanente del CGPJ -con Carlos Lesmes al frente-, aprobó el destino de 204 jueces recién salidos de la Escuela Judicial. Hace apenas dos días, la sala de lo contencioso administrativo del Tribunal Supremo, por primera vez presidido por Luis Díez Picazo desde su nombramiento este verano, anuló la citada decisión porque considera que la valoración que recibieron los jueces fue errónea. ¿Qué ocurre ahora? El CGPJ deberá volver al punto de partida y rehacer lo anulado. Mientras los magistrados quedan en el aire y, como se suele decir en ambientes militares, pendientes de destino.
Fueron los propios jueces los que pidieron la anulación de “su” calificación ante el Supremo, que ahora pide que se valore la “nota homogeneizada” en lugar de la nota real que cada juez obtuvo en la oposición y que determina las oportunidades de pedir destino.
La primera decisión del magistrado Luis Díez Picazo no deja de tener gracia, aseguran fuentes jurídicas, porque precisamente rebate una decisión adoptada por Lesmes, su amigo, y quien maniobró para “colocar” al frente de la Sala tercera –la que revisa los recursos contra el Gobierno- a Díez Picazo en lugar de reelegir a José Manuel Sieira. “No estamos poniendo en tela de juicio los méritos de Díez Picazo, pero sí la injusticia de su nombramiento. Lo lógico es que Sieira hubiera tenido derecho a un segundo mandato. Nunca había pasado lo contrario, sobre todo cuando el que ya estaba reúne todos los méritos. Nadie discute a Díez Picazo, pero sí su designación”, afirma Conrado Gallardo, portavoz del Foro Independiente Judicial.
Tal es su enfado por la discrecionalidad del nombramiento que han llevado ante las Naciones Unidas el asunto junto a la asociación Jueces por la Democracia. Es la segunda vez que se quejan ante el organismo de derechos humanos de la falta de independencia de los jueces con respecto a la política y, en concreto, de la reforma del Consejo general del Poder judicial.
Aún no hay una respuesta de la ONU y tampoco sería vinculante, recuerda Gallardo, pero daría un argumento de poder para denunciar esa injerencia. El puesto de Díez Picazo es importante. “En su mano se encuentran decisiones de alto nivel, como revisar decretos ley o los nombramientos aprobados por el órgano de gobierno de los jueces y al ‘Estado’ le interesa que exista una actitud amable en dichos puestos. Al final, el mensaje que nos llega a los jueces es que si quieres determinados puestos tienes que caer bien en determinadas esferas políticas”, apuntas fuentes jurídicas.
Asumido el cargo, Díez Picazo ha vuelto a asestarle un golpe a Sieria desplazándole de la sección primera de la Sala de lo Contencioso. ¿Por qué? Porque esta sala es la que revisa y decide sobre los acuerdos del CGPJ. Curiosamente, esta sección tiene en su agenda tramitar la demanda de cuatro vocales del órgano judicial contra un acuerdo de Lesmes para renovar la composición de las comisiones del Consejo. Sieria, por su parte, ya ha presentado un escrito en el Alto tribunal denunciando una desviación de poder y las intrigas en la “corte judicial”. Es la misma Sala de lo Contencioso la que debe resolverlo y Díez Picazo deberá abstenerse.