Los mítines de Pablo Iglesias y los suyos suelen empezar y acabar con guiños a la música popular de la ciudad que visitan. El secretario general recurre con fecuencia a chistes, citas y versos para que el auditorio mantenga la atención en el orador.
Que Podemos es un partido que cuida todos los detalles es algo de sobra conocido. Nada relacionado con la comunicación, la estrategia o la puesta en escena se deja al azar y esta campaña electoral no ha sido una excepción. La música, instrumento valioso para conectar emocionalmente con la audiencia, ha jugado su papel -como lo ha jugado siempre desde el nacimiento del proyecto- y ha estado presente en cada acto donde la formación morada ha pedido el voto a los españoles. Para abrirlos, para cerrarlos, para amenizarlos e incluso como canalizador del mensaje del orador.
Muy sonada fue la crítica que el secretario general, Pablo Iglesias, hizo la semana pasada al himno compuesto por Joe Crepúsculo para el partido y que ha sonado a lo largo de estas dos semanas. «Haré una autocrítica. Esta sintonía no me gusta», declaró el líder del partido cuando Crepúsculo dio a conocer su obra. Para alivio de Iglesias, esa no ha sido ni mucho menos la única canción que ha acompañado a candidatos y dirigentes en la campaña.
Uno de los temas estrella de Podemos es el ‘Todo cambia’, de Mercedes Sosa, que ha ejercido de himno oficioso prácticamente desde su nacimiento. En los eventos electorales de estos días, a menudo ha servido de punto y final, siendo tarareado desde el escenario por los protagonistas. También se ha seguido escuchando ‘L’Estaca’, de Lluís Llach, elemento fetiche en el atrezo ‘podemita’. Pero la tendencia ha sido la de renovar el repertorio.
Así, frecuentemente se ha aprovechado la gira para tener gestos con la audiencia local, recurriendo a canciones de la tierra visitada. El último ejemplo de ello se vio ayer, en Zaragoza, donde la plana mayor de la dirección de Podemos concluyó su mitin entonando desde el escenario ‘El canto a la libertad’ de José Antonio Labordeta.
Lo mismo ocurrió en Gijón el primer día de campaña o en Oviedo en el acto central del domingo pasado, eligiendo ambas veces el ‘Asturias’ de Víctor Manuel como broche. En el de la capital del Principado, además, tuvieron su protagonismo las gaitas, que amenizaron el inicio del evento interpretando el himno de Riego o el ‘Santa Bárbara Bendita’.
En Gijón, fueron dos lugareños, la ducha en tonada asturiana Anabel Santiago y el cantautor Nacho Vegas, quienes precedieron con sus actuaciones los discursos del cabeza de lista regional, Emilio León, y el secretario de Política, Íñigo Errejón. Vegas interpretó alguna de sus composiciones estrella, como ‘Ciudad vampira’, y Santiago tradicionales temas de la ‘tierrina’. Al día siguiente tuvo lugar uno de los actos señeros de esta campaña, el que protagonizaron en Barcelona el líder de Podemos y la cabeza de cartel de Barcelona en Comú, Ada Colau. Al concluir, sonó la rumba ‘Run run’ que Colau ya había entonado en un vídeo difundido días antes por internet. Iglesias se animó y bailó por unos segundos cuando comenzó a sonar «¿Oís el run run? El run run en las calles, el run run en las plazas, el run run en los bares. El run run es defender el bien común».
El lunes siguiente, en el mitin de Móstoles donde coincidieron el secretario general, Errejón y la también miembro de la dirección Carolina Bescansa, se reservó un espacio para la guitarra de Salvador Amor y la voz de Lúa, una niña de 13 años que interpretó el ‘Adagio a mi país’, del uruguayo Alfredo Zitarrosa.
El día 13, en la única aparición juntos de Iglesias y la candidatura madrileña apoyada por su partido, la de Manuela Carmena, fue la sintonía especialmente compuesta para esta última la que atronó al finalizar las intervenciones. La canción es obra de ‘Hechos contra el decoro’ y está amenizando la particular campaña de la exjurista de Ahora Madrid, que aspira a derrotar a Esperanza Aguirre el domingo.
Errejón fue el gran protagonista del acto del jueves 14 en Las Palmas, donde un artista local animó al público con sus versiones de ‘Sólo le pido a Dios’, el ‘Asturias’ de Víctor Manuel o el ‘The Times They Are A-Changing’ de Bob Dylan. Dos jornadas después, en el primero de los cuatro eventos clave de la campaña, celebrado en Alicante, fue el secretario general quien se lanzó a tararear la ‘Marcha imperial’ de ‘Star Wars’, reacción que le sale, según señaló, “cuando veo a estos zombies del PP”.
Y es que Iglesias siempre está atento a esos detalles que permiten mantener al auditorio atento a su intervención -en los que es experto el caído en desgracia Juan Carlos Monedero-, conocedor como es de que el cerebro tiende a desconectar a los pocos minutos de iniciarse un discurso. También por eso recita con frecuencia versos, hace chistes y comienza sus mítines con referencias a la ciudad de acogida.
“El himno galego es uno de los pocos del mundo que comienza con una pregunta: ‘¿Qué din os rumorosos na costa verdecente…?’, pues dicen que del Atlántico llega una marea que va a cambiar las cosas”. Así comenzó su speech de A Coruña el día 12, con el que arropó al candidato de Marea Atlántica a la alcaldía. Antes, en Alcalá de Henares y en Barcelona, había sido Miguel Hernández elegido para romper el hielo: “Una gota de pura valentía vale más que un océano cobarde”.
En Móstoles, Iglesias tiró del bando municipal del 2 de mayo de 1808, día del levantamiento madrileño contra las tropas de Napoleón, para empezar y acabar proclamando que “no hay fuerza que prevalezca contra quien es leal y valiente” y hacer una analogía entre aquella situación y la actual. Llamamiento a la rebelión que impregna de fuerza cada uno de esos discursos que adorna con recursos poéticos.
Mario Benedetti en Murcia -“para ganar el futuro hay que pelear el presente”-, Agustín García Calvo en Zamora –“firme fuiste a nuestro cerco: cuando otras fuerzas te cerquen, ¡sepas igual rechazarlas y sigas tan firme siempre!”- o Carlo Levi y su “el futuro tiene el corazón antiguo” varias veces repetido en esta campaña han sido otras citas de autoridad empleadas por Iglesias. Todo suma en su empeño de convertir Podemos en un partido de mayorías. Un empeño que medirá en dos días su grado de viabilidad.