Llegamos al comienzo de la época estival y se nos hace obligatorio recurrir a los datos pasados para dilucidar si efectivamente el patrón estacional, que tradicionalmente viene acompañando a los mercados, puede llegar a influir también en este ejercicio.
Si bien es cierto, que históricamente hemos visto como diferentes patrones estacionales han influido repetidamente sobre el comportamiento de los mercados de renta variable, al tratarse de un comportamiento repetido en el tiempo, las masas suelen darlo como válido.
Estos patrones aunque se han repetido de manera recurrente durante los últimos años no garantizan que se vayan a suceder como el resto de ejercicios pasados, así como las rentabilidades pasadas nunca garantizan rentabilidades futuras.
Uno de estos patrones es el relacionado con la época estival donde existe el dicho de “sell in may and go away”, coincidiendo con la inestabilidad que se suele producir en los mercados durante los meses de verano, a causa de la falta de inversores en activo y la reducción considerable del volumen negociado.
La cuestión es que este patrón estacional este año está en contraposición de otro patrón estacionario como es el efecto enero, ya que tradicionalmente los comienzos de año suelen ser positivos para el mercado, arrastrando en verde los valores hasta el mes de mayo.
La disyuntiva provocada este año donde el efecto enero ya ha fallado se nos hace oportuno pensar que también se pueda revertir el patrón estacional del efecto verano, ya que en los últimos años no ha tenido suficientemente validez como para apoyar la fiabilidad de este patrón.
La conclusión es que este tipo de patrones es importante tenerlos en cuenta a la hora de posicionarnos en determinados valores, pero tampoco tienen una validez exacta, ya que tradicionalmente este patrón en concreto no ha sido fiable con exactitud.