Esta semana se ha puesto en evidencia una vez más que el ejercicio del poder durante largos periodos de tiempo inevitablemente conlleva la ejecución de actos ilícitos intolerables.
Efectivamente, y después de una larguísima y procelosa fase de instrucciòn, en estos dias hemos conocido el procesamiento por prevaricación de dos ex-presidentes autonómicos, seis consejeros de la Junta de Andalucía y una veintena de ex-altos cargos, y todos ellos acusados por malversación de fondos por valor de más de 850 millones de euros. Lo anterior pone de manifiesto, muy especialmente respecto de la imputación que soportan los expresidentes Chaves y Griñan, que ambos bajo su mandato consintieron y toleraron uno de los mayores fraudes de la historia de nuestro país.
La acusación nada tiene que ver con que ambos mandatarios se hayan beneficiado de esta trama a título personal. De lo que se trata, en todo caso, es de delimitar la responsabilidad política de ambos líderes, que permitieron un desfalco de las arcas públicas de ingentes cantidades de dinero que fueron a parar a compañeros de partido, empresarios afines y amigos de toda clase y condición. Obviamente lo ocurrido en Andalucía tendrá graves consecuencias para sus protagonistas, y desde luego para el PSOE, que por mucho que quiera diluir el alcance de la imputación contra sus expresidentes, difícilmente conseguirá sus objetivos.
Asimismo el pasado miercoles hemos tenido también constancia de la solicitud por parte de la Fiscalía Anticorrupción de cinco años de prisión para Oriol Pujol, exsecretario General de Convergencia. La acusación se basa en que el hijo del expresident utilizó sus influencias políticas para crear un conglomerado empresarial y beneficiarse de la adjudicación de las concesiones de ITV en Cataluña. Por fin, y después de muchas idas y venidas, se acusa a uno de los componentes del corrupto clan de la comisión de graves delitos como son el cohecho , el tráfico de influencias y la falsedad documental.
Entretanto, se siguen instruyendo un buen número de procedimientos que tienen a la familia Pujol en el punto de mira judicial después de enriquecerse de manera indecente durante cerca de treinta años. El pueblo llano no termina de entender como Jordi Pujol y sus multimillonarios hijos siguen disfrutando «gratis total» de una fortuna obtenida de modo fraudulento al amparo de las siglas de un partido que perdió su pujanza y su protagonismo en el espectro político de Cataluña hace ya mucho tiempo y, lo que es peor, perdiò el respeto de buena parte de sus votantes. De cualquier forma todo lo sucedido nos lleva a pensar que el Honorable Pujol dedicò buena parte de su tiempo y de su ladina estrategia a repartir favores a diestro y siniestro con los que ganarse el silencio complice de distintos estamentos e instancias políticas que no han querido nunca «entrar a saco» en el profundo pozo de fango y estiércol generado desde la mas absoluta impunidad desde los bajos fondos de la Generalitat.
Desgraciadamente Cataluña vive hoy un panorama social y político desolador del que son en gran medida responsables los ex líderes de CIU, que entre todos han conseguido destrozar una histórica opción política que llegò a representar a una buena parte de la burguesía catalana.
Lamentablemente nuestros principales partidos políticos, encabezados por el PP y los variopintos escándalos que le han afectado en la ultima legislatura, han protagonizado en los últimos años abusos de poder inadmisibles que han permitido que la corrupción se haya convertido, junto con el desempleo, en la mayor preocupación de los españoles. En este contexto empieza a ser agotador aguantar las descalificaciones cruzadas entre unos y otros con el «y tú más» como recurso dialéctico mas conjugado por los distintos representantes políticos. Confiemos en que la regeneración democrática que necesita este país ponga en marcha todos los resortes y mecanismos legales a su alcance para poner coto a estos desmanes y superar esta triste etapa de nuestra reciente historia.