Quedan todas la incógnitas por despejar en el panorama político de nuestro país y mucho me temo que lo ocurrido en Andalucía no sea más que el aperitivo de lo que en las próximas semanas se viva en más de un municipio y en alguna que otra comunidad.
Esa página en blanco que es nuestro futuro ha estado durante estos días más en blanco que nunca porque lo anterior ha defraudado y lo que está por llegar es siempre generador de incertidumbre.
Y en medio de esta especie de parálisis preelectoral, que impregna la actividad de las instituciones de las que dependen directamente las decisiones de las urnas, el mundo de la música clásica -que precisa de organización, disciplina y que por su idiosincrasia es más reticente a la improvisación- sigue su curso y esta misma semana el Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM) ha presentado su programación para la próxima temporada y también lo ha hecho la Orquesta Sinfónica y Coro de Radiotelevisión Española que además celebra su 50º aniversario, ajenos al totum revolutum plebiscitario.
A veces pienso que los políticos deberían diseñar sus programas de gobierno con la misma diligencia con la que lo hace una institución como el CNDM, que es un proyecto que ha sabido vertebrar una política musical a lo largo de todo el país con un presupuesto moderado, sostenible, y con una gran repercusión social. 244 actividades, con 190 conciertos en dieciocho ciudades, cumpliendo con dos responsabilidades claves para una unidad del Instituto Nacional de la Artes Escénicas y de la Música: una mirada al pasado a través de la recuperación de Música Histórica y otra al presente con el estreno de 51 nuevas partituras. Como me comentaba su director, Antonio Moral, “la política cultural depende de las personas que la ejercen en función de su interés por las diferentes disciplinas artísticas e independientemente de que sean de un partido u otro. Se precisa de profesionales que entiendan la política cultural como una inversión y no como un gasto”.
Una buena muestra de ello es Juan Soler, alcalde de Getafe, perteneciente al Partido Popular que, hace sólo unos meses, comenzaba la presentación de la espléndida programación cultural en su municipio con una dura crítica al 21% de IVA cultural y con la petición de cordura para una bajada sustancial del mismo. Y mientras hacen ruido muchos de los que tendrían sobrados motivos para callar, el mundo de la música utilizó el silencio esta semana, haciendo del 20 de mayo “un día sin música”, para reclamar lo mismo que hiciera hace unos meses el alcalde popular: un sistema fiscal coherente que no asfixie a un sector al que ya le cuesta respirar desde hace años.
Que sea la gente con capacidad quien ostente los puestos de responsabilidad
Si tuviera que expresar lo que deseo para esta nueva y desconocida etapa que se abre en España, lo haría de forma sencilla: que sea la gente con capacidad, sensibilidad y sensatez para buscar soluciones quien ostente los puestos de responsabilidad. Cuando ésta se ejerce sabiendo lo que significa una buena gestión para el futuro de una institución, observamos cómo su fantástica maquinaria comienza a funcionar y lo que antaño fuese un obstáculo ahora se convierte en una oportunidad.
Un claro ejemplo lo tenemos en nuestra Orquesta Sinfónica y Coro de RTVE, y el importante apoyo de Manuel Ventero, director de Comunicación y Relaciones Institucionales de RTVE, que ha entendido que es un medio de comunicación más de la entidad pública y la ha defendido frente a los que sólo veían en ella un gasto presupuestario y una fuente de conflictos. La nueva situación ha permitido a estos músicos -que han pasado en los últimos años por una desestimulante travesía por el desierto- volver a sentir el orgullo de que son “la única orquesta española con una función audiovisual intrínseca”, como declaró Mikaela Vergara, su directora gerente que, en el poco tiempo que lleva desempeñando su cargo, se ha ganado el cariño y respeto de los miembros de esta agrupación.
Mañana puede ser el comienzo de un nuevo capítulo de nuestra Historia, también lo puede ser para nuestra Cultura, confiemos en que quienes escriban sobre esta página en blanco lo hagan con buena letra e ideas claras, que de borrones estamos servidos.
Foto: Dan Taylr en Flickr