Sería complicado entender la historia de Podemos sin las apariciones televisivas de Pablo Iglesias. Los rayos catódicos han respaldado el auge del partido morado, una formación que tardó en llamar la atención de los medios de comunicación tradicionales, estancados en formatos acartonados y en modelos de negocio obsoletos. De la misma manera, sería negligente abordar la historia de La Sexta sin destacar aquellos días en los que en sus debates empezaba a despuntar una voz crítica y rebelde, ajena al bipartidismo y con ganas de cambiar la realidad política española.
El director de Antena de La Sexta, Mario López, prefiere no hablar de causas y efectos. Se nota que le asaltan con cierta frecuencia para preguntarle sobre la relación entre Podemos y la televisión que dirige.
La presentadora del magazine vespertino Más Vale Tarde, Mamen Mendizábal, dice de él en un descanso de su programa que Mario López no presiona a sus equipos con los índices de audiencia. Sin embargo, el share es el principal baremo para medir el éxito de la cadena y de los programas que emite.
Cuando López se puso al frente de La Sexta, la televisión se movía entre el 4% y el 5% de share, “más pendiente casi de Neox que de Cuatro”, según explica él mismo. Hoy la cadena de Atresmedia se sitúa en torno al 7,5% de cuota de pantalla, con picos que le han llevado a superar el 8%.
Con las elecciones generales de mañana a la vista, gran parte de la conversación gira en torno a la política y a sus relaciones con los medios de comunicación, pero Mario López también navega por cuestiones económicas y creativas. “Se presenta una noche apasionante aunque incierta”, vaticina para el 26-J, aunque también da tiempo a hablar de fútbol y de deportes.
¿Cómo ha cambiado La Sexta en estos diez años?
La Sexta ha madurado con una evolución de su oferta al espectador, lo que ha hecho posible que hoy seamos una cadena de mayorías. La Sexta ha conseguido encontrar su sitio y transitar desde una televisión juvenil, vinculada al deporte y al humor, hacia una televisión con producción propia y ajena, con la estabilización de marcas como Sé lo que hicisteis, como Buenafuente y El Intermedio, antes de la fusión. En la última etapa tras la fusión, de 2012 hasta ahora, vemos una Sexta mucho más consolidada, con un perfil un poco más adulto, capaz de llegar a mayorías y, sobre todo, muy relacionada con el género de la actualidad. En ese terreno creo que somos imprescindibles ya para una gran parte de la ciudadanía, sin olvidar otras patas muy importantes como el entretenimiento y la ficción.
La Sexta empezó con la emisión de un mundial, en el año 2006. Ahora mismo estamos en una Eurocopa y ni La Sexta ni Atresmedia se han hecho con los derechos de la competición. ¿Cuánto erosiona esto los datos de audiencias?
Es evidente que la Eurocopa o cualquier gran evento deportivo genera rentabilidades desde el punto de vista de la audiencia. Lo que no está nada claro es si las genera desde el punto de vista económico, a nivel comercial. Creo que en esta ocasión, en este mes de junio, se ha comprobado que no ha sido así. El mercado está prácticamente plano. Nosotros en La Sexta tenemos una parrilla mucho más estable sin dependencia de esas grandes inversiones deportivas. Es verdad que en aquel momento generaron mucha marca y mucha notoriedad, pero en nuestro actual ciclo vital están fuera de nuestro alcance y nos sumergirían en unos riesgos que no serían aconsejables.
O sea, que habéis dejado de emitir competiciones deportivas porque son caras. Sin embargo, los deportes tienen un peso muy importante en vuestra parrilla; de hecho, fichasteis a Josep Pedrerol. ¿Ha merecido la pena la inversión?
Sí, pero son dos cosas diferentes. Una cosa es un derecho deportivo y otra cosa es el la incorporación de un rostro, en este caso Josep Pedrerol, con quien estamos encantados. Nos da una notoriedad que no teníamos en esa franja de Jugones. Lo digo con convencimiento: la dimensión actual de La Sexta impide abordar grandes eventos deportivos. Sería un error empresarial tremendo que La Sexta se sumergiese en esos riesgos. Lo otro, el fichaje de rostros, no deja de formar parte de la estructura diaria de una cadena en la que hay una programación deportiva que ocupa todos los días media hora, de 15:00 a 15:30, y que apuntalamos con un rostro muy notorio.
Los rostros son muy importantes pero la dependencia de estas caras conocidas tiene sus riesgos. Contar con la presencia de un rostro puede ser caro.
Sí, la televisión es cara y tenemos que hacer todo lo posible para que los rostros se mantengan en nuestra cadena. La Sexta tiene una proporción de rostros, de prescriptores, de personajes notorios dentro de su antena muy por encima del resto. En La Sexta podemos ver a Antonio García Ferreras, Helena Resano, Cristina Saavedra, Cristina Villanueva, Iñaki López, Alberto Chicote, Gloria Serra, Jordi Évole, el Gran Wyoming, Ana Pastor, Josep Pedrerol, Mamen Mendizábal, Frank Blanco…
¿Está asegurada la continuidad de todos esos nombres?
Eso no depende únicamente de mí, algo tendrán que decir ellos, pero creo que todos ellos forman un buen equipo. La cadena está encantada con que estén aquí y creo que ellos también.
¿Te imaginas una Sexta sin el Gran Wyoming?
Hoy por hoy es difícil imaginárselo. El Gran Wyoming forma parte de lo mejor que tiene La Sexta, que es la convocatoria de lunes a jueves de un montón de cientos de miles de personas que disfrutan de lo que hace Wyoming y el equipo de El Intermedio. Es uno de los grandes rostros, junto con Jordi Évole y Ana pastor; son claros líderes de opinión en este país. Que estén en La Sexta es un orgullo.
Estos líderes de opinión están muy centrados en los contenidos políticos. La Sexta ha conseguido también éxitos con la política en Al Rojo Vivo, La Sexta Noche… ¿Seguís con la apuesta por la política?
Es una oportunidad que ha sabido aprovechar en los últimos años La Sexta. La apuesta del grupo por la actualidad en La Sexta es nítida, clara, y yo creo que el espectador lo ha percibido y lo ha agradecido. Para nosotros es un pilar fundamental. Estamos orgullosísimos de ser referencia para muchos ciudadanos en cuanto a la actualidad.
En algunas ocasiones se comenta que el éxito de estos programas de actualidad ha encumbrado a algunos periodistas y a algunos políticos en concreto. Se ha llegado a afirmar que el auge de Podemos se debe al protagonismo que ha tenido Pablo Iglesias en La Sexta. ¿Estás de acuerdo?
Es una pregunta bastante recurrente. No estoy en absoluto de acuerdo, es un análisis bastante simple. Nosotros en La Sexta hacemos periodismo y una cadena que hace periodismo no puede dejar de dar voz ni puede dejar de reconocer una realidad como la de Podemos o Ciudadanos. Podemos y Ciudadanos son el resultado de una crisis descomunal en nuestra sociedad a nivel económico, político e institucional. Que eso sea reflejado en la televisión, que eso tenga horas de emisión no debería ser noticiable. Lo noticiable a mi juicio sería que no lo hubiera tenido, como ha sucedido en otras televisiones del país en las que Pablo Iglesias ha tardado varios meses en aparecer. Aunque sea incómodo para muchos, nosotros hemos seguido dando cobertura a Podemos, hemos seguido invitando a Podemos a nuestros platós en la misma proporción que se ha invitado al resto de partidos políticos. Hay un hecho objetivo, que hemos vivido hace muy pocos días: recuerdo muy pocas entrevistas a Pablo Iglesias tan duras como las que se le han hecho en La Sexta. No solamente la de este último domingo con Ana Pastor sino también en la anterior ocasión. El propio Pablo Iglesias reconoció que fue la entrevista más dura que le habían hecho. Pero también la que le hizo Jordi Évole en su momento en Salvados o la que le hicimos con Iñaki López en La Sexta Noche. Creo que no nos podemos arrepentir de dar cobertura a lo que sucede en este país. Es obvio que todos están invitados y estamos encantados de que vengan a nuestra cadena.
Vamos, que no os sentís responsables del auge de Podemos.
No, no. En absoluto. Nosotros lo que hacemos es reflejar la realidad social y política de un país. En el momento en que Podemos es una realidad indiscutible, me parece que es una equivocación hablar de que el crecimiento de estos partidos tenga que vincularse a la televisión únicamente. Ellos aprovechan la televisión porque son buenos oradores y porque además entienden la comunicación. A partir de allí no entiendo que sea noticiable algo tan plausible como que el nacimiento de Podemos o de Ciudadanos sea cubierto en nuestra cadena. Lo noticiable es que no haya aparecido en otros sitios.
¿Le debe más Pablo Iglesias a La Sexta que La Sexta a Pablo Iglesias?
Nosotros a Pablo Iglesias no le debemos nada, la verdad. No le debemos nada. Siento repetirme, pero creo que el que Podemos aparezca en una televisión como la nuestra es lo normal. Lo anormal es que no apareciera. Donde más dureza ha habido en las entrevistas con Pablo Iglesias ha sido en La Sexta. Y me gustaría aportar una última reflexión: creo que no por aparecer en televisión el crecimiento político está asegurado. Hay muchísimos políticos que aun apareciendo en televisión no han alcanzado las cuotas de popularidad ni de votos de Pablo Iglesias y de Podemos. No trato de rebajar el mérito de Pablo Iglesias porque creo que le pertenece a él y a su identidad; no creo que La Sexta tenga nada que ver con eso.
¿Ves a La Sexta como una cadena de izquierdas?
La Sexta tiene una línea editorial de la que no nos avergonzamos. Pertenecemos a un grupo editorial con muchas otras sensibilidades y con muchas otras líneas editoriales. En esa diversidad está la pluralidad del grupo. La Sexta ha sido percibida por el ciudadano como una cadena útil. No quiero decir con esto que seamos una cadena de servicio público, pero el espectador ha percibido que en ocasiones sí hemos estado a su servicio. Cuando Jordi Évole investiga la tragedia del metro de Valencia; cuando hacemos campaña a favor de que el Sovaldi esté al alcance de los enfermos de hepatitis o en contra del cierre de las urgencias rurales; cuando denunciamos el acoso sexual a Zaida Cantera, que llegó incluso al Congreso de los Diputados; cuando hacemos que el Congreso se ponga de acuerdo para denunciar las condiciones de vida infrahumanas en las que están muchos presos compatriotas en otros países del extranjero; cuando fomentamos la sensibilización sobre la investigación en España y en contra del éxodo de científicos. Lo que percibe el espectador, que es una gran ventaja con respecto al resto de televisiones, es que La Sexta es una cadena que está pegada a ellos.
El del metro de Valencia y la denuncia de acoso a Zaida Cantera son sólo dos ejemplos de cómo Salvados marca la agenda del resto de medios de comunicación. ¿Esto sigue siendo así porque no se ha cambiado la línea editorial de La Sexta?
Una de las grandes incertidumbres que existían era saber si La Sexta era capaz de mantener no sólo a Jordi Évole y al Gran Wyoming en pantalla sino si se iba a difuminar esa línea editorial y ese carácter combativo que tiene La Sexta. No: La Sexta no solamente sigue siendo lo que era sino que lo es más que nunca. Lo demuestra el hecho de que somos más influyentes que nunca y tenemos más audiencia que nunca.
Salvados es un programa de El Terrat que ha continuado. Otro show de la misma productora, Buenafuente, se ha quedado por el camino. ¿Qué pasó?
Ambos llegamos a la conclusión de que el programa había ofrecido lo mejor de sí mismo dentro de La Sexta en esa segunda etapa que tuvo en la cadena. Percibimos que el mejor momento de Andreu Buenafuente en la cadena había pasado. Él recibió una oferta de otra cadena y de mutuo acuerdo decidimos decirnos “hasta pronto”. En aquel momento entendimos que desde la cadena no podíamos aportar mucho más al programa ni el programa mucho más a la cadena y se cerró la relación con normalidad.
Ahora mismo no hay ningún late night en abierto. ¿Es porque es muy caro? ¿Va demasiado tarde? ¿No funciona el formato en España?
Es un conjunto de cosas. Efectivamente, el prime time cada vez termina más tarde. Además, la situación económica no ha sido la mejor para tener proyectos diarios en esa franja de late night.
¿Tan caro es hacer televisión? ¿Cuánto cuesta una hora de Zapeando, por ejemplo?
No puedo hablar de cifras, pero depende. No tiene nada que ver una hora de un informativo con una hora de un magazine, con una hora de un programa de vídeos, con una hora de una serie. Pero hacer televisión, en general, es caro.
¿Lo más caro es la producción de ficción propia? Ahora mismo La Sexta no tiene ficción española.
Lo hemos intentado con Refugiados. Creo que cumplimos una serie de objetivos y otros no los cumplimos. Nos quedó un buen regusto desde el punto de vista de la imagen pero no tanto en lo cuantitativo. Pero la ficción es seguramente el género más caro en coste por minuto, por la preproducción que requieren estas obras. Para la dimensión económica de La Sexta ahora mismo es algo a lo que no podemos aspirar, por lo menos en la forma en que se trabaja en España. Si Refugiados no hubiera sido una serie coproducida 50% – 50% con la BBC habría sido complicado que la hubiéramos emitido.
En resumen: no vamos a ver más ficción española en La Sexta el año que viene.
Sí. El grupo tenía la previsión de emitir este año El Incidente, algo que finalmente no hemos hecho por razones económicas. Seguramente lo veamos en el futuro muy inmediato de La Sexta, en la siguiente temporada. ¿Más allá de El Incidente? Estamos trabajando y estamos viendo qué modelos de producción podemos asumir. Es un género al que no nos queremos cerrar las puertas pero las condiciones tienen que ser benévolas.
En la conversación de los modelos económicos audiovisuales siempre surge la rivalidad entre Atresmedia y Mediaset, dos grandes grupos privados que aglutinan un gran porcentaje de la publicidad y de la audiencia. Hay un duopolio y las cadenas dicen que en el mercado, por el tamaño de España, la forma más eficiente de competencia es el duopolio. ¿Lo ves así también: dos grandes grupos, una televisión pública y ya está?
Para empezar, habría que decir que prácticamente todos los grandes grupos de comunicación del país han dispuesto de la oportunidad de tener su propia televisión. Al final, la gente ha elegido lo que ha elegido. Y cuando alguien tiene una posición dominante en el mercado, en este caso Atresmedia y Mediaset, se genera en el panorama publicitario una situación ventajosa con respecto a los actores pequeños. Pero esto no es nada diferente a lo que sucede en otras partes de Europa.
¿Crees que se va a quedar así el panorama televisivo español o puede haber alguna segregación de algún canal?
Está por ver lo que va a suceder, no me atrevo a hacer ningún pronóstico. Tengo la sensación de que estamos ante un cambio en el paradigma televisivo a todos los niveles que no sé cuándo va a acabar de cristalizar: el tipo de consumo y el tipo de individuo han cambiado. El consumo es mucho más exigente.
¿La Sexta nunca volverá a ser independiente, desde el punto de vista empresarial?
No es cuestión de que La Sexta no sea independiente desde el punto de vista empresarial. Pertenece a una empresa ahora igual que antes pertenecía a otra.
Me refiero a si dejará de estar incluida en un grupo audiovisual con otros canales.
Espero que no, porque creo que el sitio de La Sexta es Atresmedia. El grupo ha demostrado darle lo mejor a La Sexta y La Sexta le ha dado lo mejor de su trayectoria a Atresmedia. La relación es perfecta. La Sexta es Atresmedia y Atresmedia es La Sexta; ni yo ni nadie en Atresmedia entendería que el grupo no contase con algo como La Sexta. La influencia que tiene la cadena en la sociedad y en el espectador, esa vinculación con la actualidad que tiene… Ahora mismo sería difícil imaginar un escenario en el que La Sexta no estuviera enmarcada en un gran grupo como Atresmedia.
La influencia y la relevancia para los espectadores fue uno de los factores que se tuvieron en cuenta durante la fusión entre Antena 3 y La Sexta. La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) puso unas condiciones y al final el Consejo de Ministros aprobó la operación con menos salvedades. Mucha gente opina que con este movimiento se ha perdido pluralidad informativa.
Niego la mayor. Nuestra fusión tiene unas condiciones prácticamente idénticas a la anterior fusión [entre Telecinco y Cuatro] y lo que ha generado es un grupo de comunicación cuya grandeza reside en la pluralidad de sensibilidades. Antena 3 tiene una línea editorial y unas sensibilidades; La Sexta tiene una línea editorial y unas sensibilidades; y Onda Cero exactamente igual. Dentro de cada una de las televisiones del grupo intentamos tener una estrategia de comunicación y una estrategia de programación diferente. Al final, jugamos en abanico con un montón de cadenas. Lo que legitima la pluralidad es la pertenencia a un mismo grupo de estas marcas.