Venimos de unas semanas complicadas en lo que al mercado de renta variable se refiere, con una volatilidad muy alta que nos obliga a hacer un parón, tomarnos un descanso y pensar y valorar lo que está pasando y cómo poder adoptar medidas al respecto.
No comenzamos bien el año pero siempre hay esperanzas de que el inicio del año no siempre marca el devenir del ejercicio. Tras unas semanas en el que el Ibex 35 titubeaba con la posibilidad de tomar una dirección clara y ante la incertidumbre de posibles caídas en las bolsas norteamericanas vimos como no pudo mantener los niveles claves que aguantaban al índice en grandes soportes.
Hemos podido asistir a una sucesión de acontecimientos que ha dado lugar a una de las mayores caídas que hemos vivido últimamente, descartando por supuesto las caídas tan extraordinarias provocadas por el Brexit años atrás.
Tras esta indecisión en la que el entorno que nos rodeaba era bastante turbulento y se respiraba en el ambiente un sesgo bajista de gran calado, pudimos ver como efectivamente el mercado se giró alrededor de las noticias que se iban produciendo, pudiendo observar a los índices americanos con dígitos negativos que no estamos acostumbrado a ver últimamente.
En efecto, las nubes que veíamos en el horizonte descargaron y desencadenaron una tormenta perfecta cuyas consecuencias, que todavía se están generando, son difíciles de calcular. Es posible que no seamos conscientes de lo que se nos puede avecinar con esta primera pieza de dominó en plena caída.
Muchos son los analistas que pronostican y comentan hace un tiempo que estamos llegando al final de este ciclo económico tan expansivo, sobre todo en las bolsas norteamericanas. La cuestión es que este posible final de ciclo por desgracia parece que a la bolsa española ha llegado con retraso, con lo que esperemos que las consecuencias de estas caídas no calen tan hondamente como en el resto de plazas.
Daniel García, analista de XTB