Nadie conocía a Jordi Pujol Ferrusola, pero todos hacían negocios con él
Raquel representaba a una empresa de Liechtenstein en España que, entre otros negocios tiene alquilado un local de unos 100 metros en el Paseo de la Habana de Madrid. En 2006 deciden venderlo y ponen sendos anuncios en el periódico Segunda Mano y en El País. Llamaron varios interesados. Entre otros, un empresario, Juan Luis Goyeneche, en nombre y representación de una empresa llamada Copisa que buscaba unas oficinas para instalarse en la capital. Las partes llegan a un acuerdo. El pasado mes de noviembre Raquel declaraba como testigo por esta operación ante el juez José de la Mata que instruye en la Audiencia Nacional la causa judicial contra el primogénito de los Pujol por el cobro de de 3,59 millones de euros en comisiones y pagos ilegales de la constructora catalana Copisa simulando la prestación de asesorías inmobiliarias que no existieron y de los que no existe documentación alguna de ninguna de las gestiones o labores de intermediación desarrolladas.
“¿Cómo conoció Goyeneche la oferta?”, le preguntan varias veces en la sala el magistrado y las partes. “Por la prensa”, repite ella siempre. “¿No conoce al señor Pujol Ferrosola? ¿Realizó alguna gestión con usted?”, insisten. “No”, repite ella una y otra vez. “¿Se habló de pagar alguna comisión?”. ”Conmigo no”.
La causa judicial ha relevado que Jordi Pujol Ferrusola es experto en infinidad de cometidos. No tiene límite. Intermedia en plantas solares, autovías, urbanizaciones, campos de golf… Pero en ninguna de esas operaciones existe contrato. Es más, algunos de las personas con las que supuestamente ha “negociado” afirman que ni siquiera le conocen. Es el caso de Raquel y de otros tantos que, al igual que ella, han desfilado ante el magistrado para declarar al respecto y a cuyos audios ha tenido acceso este diario.
Es el turno de Juan Luis Ripollés, propietario de la empresa de embalaje New Packaging. “¿Conoce usted a Jordi Pujol Ferrusola? ¿A Mercedes Gironés?”. “No, no les he visto en mi vida”, contesta. Ripollés declara que fue él mismo quien contacta con Copisa para un proyecto de construcción de un complejo urbanístico en la finca de Los Merinos de Ronda en representación de la entidad Promociones Club de Campo &Golf de Ronda. Ripollés es el intermediario y pacta una comisión del 3 por ciento por la operación.
“¿Quién fue su contacto en Copisa?”.
“Contacté con el señor Josep Cornadó”, aclara. Cornadó en entonces miembro del consejo de administración de Copisa.
“¿Hizo Jordi Pujol de eslabón entre ustedes?”, insisten.
“Cero”, dice rotundo.
El empresario añade que la primera vez que se enteró de la existencia de Pujol en la operación fue por la prensa y se descargó el informe del fiscal. No daba crédito al leerlo. Continúa el interrogatorio. En la sala, la Fiscal va un paso más allá y le pregunta por varias facturas realizadas a Pujol en concepto de intermediación y que suman casi un millón de euros; una de 441.897 euros, otra por 337.000 por el mismo concepto y, la tercera, por 337.000. No las ha visto nunca. Ripollés muestra su sorpresa en la Sala y relata cómo tuvo que interponer un pleito a Copisa para reclamar parte del pago de su comisión, cifrada en el 3% del montante total, a Copisa por sus servicios en dicho negocio y que aún sigue abierto. La fiscal pide que se aporte la documentación que acredite dicho procedimiento así como un correo del 7 de mayo 2007 sobre este aspecto que le refiere el testigo, dos facturas que se le pagaron por transferencia bancaria y una carta en la que se le pide el aplazamiento del procedimiento. Ni rastro de Pujol Ferrusola. Ripollés concluye diciendo que vendió sus derechos de usufructo en dicha obra a Copisa y ahí terminó su relación con la empresa.
Meses más tarde el juez recoge en un escrito que, “en el caso de la operación Ronda, resulta que el Grupo Copisa pagó a Ferrusola por conseguir unas obras de urbanización concedidas por una sociedad en la que el propio grupo era accionista. Es decir, en este caso la intermediación fue para que el Grupo Copisa negociara y contratara con el Grupo Copisa”.
Otro testigo. Antoni Armengol Parra, presidente de la empresa Cevalls, con el que se pone en contacto Copisa para ejecutar una infraestructura de túneles. “Se pone en contacto conmigo el consejero delegado Vasili Rodríguez y Josep Cornadó en representación de Copisa a través de Eduardo Coll. Ellos estaban interesados en los túneles y nosotros no teníamos conocimientos técnicos para ejecutarlo. Pensamos que ellos nos podía aportar conocimientos e hicimos la obra en 2008 con ellos”. Las mismas preguntas del juez:
– ¿Quién le trajo a Eduardo Coll?”
-Josep María Escuerd, de Andorra.
-¿No es el señor Pujol?
-No.
La fiscal ahonda en la cuestión: “Le pregunto ésto porque Project Marketing, empresa que tienen Jordi Pujol y Mercé al 50%, cobró unas honorarios de Ceagsa y Cevalls de 149.000 euros. El sistema es que Pujol daba una persona de contacto y era esa persona quien empezaba la negociación”. Jordi Pujol no hizo ninguna gestión. De hecho, Armengol aportó en el procedimiento una sentencia en la que un juez dictaminaba que debían a Eduardo Coll una comisión de 36.000 euros por las intermediaciones. “¿Sabe si Copisa pagó a algún otro intermediario? ¿El sr Pujol apareció por allí en algún momento?” No.
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