Son tiempos raros para la economía. En algunos casos, las alternativas dejan de ser atractivas porque lo tradicional vuelve a funcionar. En cualquier introducción a la economía, los típicos ejemplos de bienes sustitutivos que se estudian son el de la margarina en lugar de la mantequilla y el de la achicoria en lugar del café. Porque, claro, a quién se le ocurre tomar infusión de achicoria cuando las dificultades de la posguerra se han superado y ya se puede comprar café a un precio razonable. Incluso aunque no te guste el café.
Lo mismo parece que le ha sucedido al capital riesgo, que ha vivido unos buenos años como alternativa a la financiación convencional pero el año pasado se anotó una bajada en la inversión.
Tal y como ha reconocido el presidente de la Asociación Española de Entidades de Capital Riesgo (Ascri), Javier Ulecia, durante el congreso anual de la organización, la reducción en el número de grandes operaciones de venta ha impactado de manera negativa en los resultados anuales del sector.
La inversión de los fondos de capital riesgo en España descendió un 19,5% en 2015
En 2015 los fondos sólo protagonizaron 4 megadeals, súper movimientos corporativos, frente a los 11 de 2014. Esta fue la principal causa de la bajada en la inversión, que acabó en 2.790 millones de euros, un 19,5% por debajo de lo registrado en el ejercicio previo.
Detrás de este descenso está en gran medida la incertidumbre política, que retrasa las decisiones de inyección de capital por parte de las firmas extranjeras, ha indicado Ulecia. De hecho, la inversión de fondos internacionales bajó un 43% entre 2014 y 2015.
Pero el recorte en la actividad ha sido desigual, ya que las operaciones de tamaño pequeño y mediano sí han crecido. Así que el segmento que cae y que lastra al capital riesgo es el de los megadeals.
Existen algunos factores que impactan en esta parcela, y uno de ellos tiene que ver con la recuperación económica. Si los fondos no han conseguido más mega operaciones ha sido, en parte, porque los mercados bursátiles vuelven a funcionar. Ulecia ha explicado que se están volviendo a producir salidas a bolsa, una tendencia que les roba protagonismo a los fondos.
El ejemplo más reciente es el de Parques Reunidos, que está planeando la mayor salida a bolsa desde la del gestor aeroportuario público Aena. En este caso, el actual dueño de la compañía -el fondo extranjero Arle- ha decidido vender sus acciones y en el proceso de estudio de alternativas se ha decantado por lanzar la empresa al parqué.
No obstante, antes de tomar esa decisión Arle evaluó la posibilidad de vender la compañía a otros fondos de capital riesgo, como por ejemplo Advent, según ciertas informaciones. A Arle no le convencieron las condiciones, así que espera obtener más ganancias al liberar todos los títulos de Parques Reunidos en el parqué español.
Por otro lado, Ulecia también ha asegurado que las grandes compañías están fuertes y han vuelto a comprar, con lo que ganan terreno en la compra de startups.
Un ejemplo muy comentado durante el congreso anual de Ascri ha sido la adquisición de Privalia (que estaba mayoritariamente en manos de fondos de capital riesgo extranjeros) por parte de uno de sus competidores del ecommerce, Vente-privee.com.
Así es como pierden protagonismo los fondos de inversión en los grandes movimientos de ventas de empresas, pero también hay más actores que pugnan por adelantar al capital riesgo.
Otro viejo conocido
Los fondos han navegado con relativa facilidad por las dificultades económicas de España. Aunque los estados financieros de todas las empresas se resintieron por culpa de la crisis mundial de 2008, la recesión también bajó los precios y afloró gangas. Aunque sólo fuera por la ausencia de pujas.
Los bancos españoles han pasado por una dramática reestructuración desde el pinchazo de la burbuja hasta el día de hoy. Muchos de ellos han desaparecido, absorbidos por terceras entidades. Otros han cambiado para siempre, como las antiguas cajas de ahorros. Y desde el año 2008 han cortado el grifo del crédito, como consecuencia de su falta de capital y de su escarmiento tras una política de concesión de préstamos alocada, cuando no negligente.
Como la banca no daba créditos los emprendedores tuvieron que recurrir a otras fuentes de financiación. Entonces es cuando empezó a despuntar el capital riesgo, que sí tenía dinero para invertir.
Los tipos de interés al 0% activan la concesión de crédito, así que los emprendedores tienen más facilidades para pedir préstamos a los bancos
Pues bien, como le ha recordado a Ulecia el economista jefe de la unidad de Economías Desarrolladas de BBVA Research, Rafael Domenech, las entidades ya no tienen esos problemas de liquidez. Es más, el sector financiero tiene a su disposición una excepcional barra libre de dinero, por cortesía del Banco Central Europeo y sus tipos de interés al 0%. Esa puede ser una de las amenazas para el capital riesgo en el futuro, ha advertido Domenech.
Pese a la reactivación de la banca, el capital privado se ha hecho con un hueco importante. La forma en la que invierte es muy diferente, ya que los grandes fondos asumen muchos más riesgos que cualquier banco y no esperan que cada mes se les reintegre una parte de lo inyectado en una empresa. Es otro estilo, por el que se asume que muchas veces se perderá pero cuando se gane el petardazo compensará el resto de aventuras frustradas.
Los fondos también han instaurado otra manera de relacionarse con las startups. Como no son acreedores sino accionistas, muchas veces estas firmas se involucran en la gestión y comparten su know how con los emprendedores. Por lo tanto, el dinero de un inversor que entra en la fase “semilla” puede ser mucho más valioso que el de un crédito bancario.
No está todo perdido, por supuesto. Todavía se vende margarina.
Foto: Flickr – Karlis Dambrans