Los resultados del 24-M pueden abrir en el Partido Popular una crisis de incalculables proporciones. Lejos de tranquilizar el ambiente, el discurso inmovilista que el presidente Mariano Rajoy lanzó el lunes ante el comité ejecutivo de los populares ha enardecido los ánimos. Convencidos de que no habrá cambios en el PP hasta las elecciones generales, algunos barones territoriales mueven ya ficha para forzar el debate sucesorio. Varios de ellos –los más próximos a José María Aznar- amagan con abandonar, como ayer hizo el presidente del partido en la Comunidad Valenciana, Alberto Fabra.
Del desasosiego de la noche electoral en muchas sedes provinciales del PP se ha pasado a la indignación, tras escuchar el lunes la intervención de Rajoy. Como hecho inaudito, ningún presidente territorial aplaudió el discurso de Rajoy ante el comité ejecutivo. La voz de ese enfado la puso ayer el presidente en funciones de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, quien exigió al líder del partido que se mire en el espejo y decida si debe volver a presentarse como candidato de los populares a la Moncloa.
De esta forma, Herrera -que fue uno de los pocos dirigentes del PP que salvó los muebles en las elecciones del pasado domingo, al quedarse a un escaño de la mayoría absoluta- se pone al frente de la rebelión interna. El enfado del presidente de la Junta -quien no acudió al comité ejecutivo del lunes en la sede de la calle Génova- no se demuestra sólo con ese reto a Rajoy. Va más allá, pues el histórico dirigente popular, que lleva catorce años al frente del Gobierno de Castilla y León, deja la puerta abierta a no presentarse como candidato a la investidura.
Si no hay un giro drástico de timón, otros barones del PP meditan también apartarse, como ayer hizo el presidente en funciones de la Comunidad Valenciana, Alberto Fabra, que siendo el líder de la fuerza más votada en esa región, se quedará sin optar a la reelección por la imposibilidad de superar al bloque de izquierdas en la nueva Asamblea autonómica. Fabra, que nunca contó con el apoyo incondicional de Rajoy –su designación como candidato se demoró hasta el último momento-, ha decidido finalmente tirar la toalla y dejará la presidencia del PP valenciano en un próximo congreso del partido, a celebrar a principios de año.
“Rajoy no debería estar ni cómodo ni tranquilo”
En conversación con SABEMOS, uno de esos barones críticos responsabiliza a Rajoy de la pérdida de casi todo el poder territorial del PP por no articular un discurso ni una estrategia que vuelvan a encandilar a las clases medias. En este sentido, el dirigente territorial se hace eco de la información publicada por este periódico digital durante la campaña electoral, en la que se señalaba que el respaldo a los populares de las viejas y nuevas clases medias ha caído a la mitad desde que Rajoy es el inquilino de la Moncloa.
Además, a este líder autonómico le ha irritado la frase pronunciada por el presidente del partido ante el Comité Ejecutivo para justificar su intención de volver a ser el candidato en las próximas elecciones generales: “Me siento cómodo y tranquilo”, dijo el lunes el presidente del PP. “Nadie –argumentó el barón territorial- puede sentirse cómodo y tranquilo cuando el partido que dirige ha fracasado en su intento por conservar su poder autonómico y municipal. El batacazo ha sido tan grande que no plantearse siquiera un cambio de rumbo parece una irresponsabilidad”.
A la espera de los movimientos de Aznar
Así las cosas, las miradas de los barones críticos se dirigen ahora hacia José María Aznar, que mantiene un discreto silencio desde que se conocieron los resultados electorales. Cualquier movimiento de Aznar, que tanto se ha involucrado en la campaña para atraer el voto de las clases medias, a diferencia de lo que ocurrió en las europeas del año pasado, será bien recibido por los dirigentes territoriales más descontentos, que ven al presidente de honor del PP como el único que puede forzar la convocatoria de un congreso extraordinario en el que debatir el proceso sucesorio de Rajoy.
Los críticos se han quedado sin el peso y la influencia de Esperanza Aguirre, neutralizada por haber fracasado en su intención de hacerse con el bastón de mando en el Ayuntamiento de Madrid, y de que Alberto Núñez Feijóo, en horas bajas después de que el partido en Galicia haya cosechado los peores resultados de los últimos 24 años en unas elecciones municipales.
De momento, Aznar guarda silencio, pero no su mujer. Ana Botella, la alcaldesa en funciones de Madrid, tiene claro que el resultado electoral en la capital ha sido muy malo. Considera Botella que “habrá que hacer una reflexión” con el fin de que la cúpula del partido tome las medidas que considere convenientes.
El círculo más próximo a Rajoy intenta zanjar el debate
A la espera de esa “reflexión” –si es que finalmente la hay-, el círculo más próximo a Rajoy salió ayer en tromba a zanjar cualquier atisbo de debate sucesorio. El portavoz del Grupo Popular en el Congreso, Rafael Hernando, se encargó de recordar que nadie ha obtenido mejores resultados electorales que el presidente del Gobierno. Por su parte, el portavoz en el Senado, defendió que Rajoy es la persona que cuenta con el apoyo de todo el partido para seguir liderando el PP y el Ejecutivo.
A lo que se tendrá que enfrentar el presidente de los populares de aquí a que acabe la legislatura es a los intentos de las fuerzas de izquierda por deslegitimar su mandato como presidente del Gobierno, tras los resultados de las elecciones autonómicas y muncipales, Así, durante la sesión de control de la Cámara Alta, la portavoz de Grupo Socialista, María Chivite, aconsejó a Rajoy que vaya haciendo las maletas, porque el 24-M ha demostrado que los españoles le han dado la espalda. La respuesta del jefe del Ejecutivo fue presumir de que el PP obtuvo más votos que el PSOE en los comicios.
Decía Antonio Maura que los buenos gobiernos se conocen cuando lo que hacen vale más que los que sus opositores dicen. Pues eso, que tome nota Mariano Rajoy.