Cada vez que Mariano Rajoy se encuentra acorralado o se enfrenta ante un tema espinoso se defiende sacando pecho con los datos de la recuperación económica, con la creación de empleo o con el incremento de las exportaciones. Todo esto es falso. No hay recuperación, no se lo crean.
En una hoja de cálculo o en una slide de Power Point todo cabe, incluso las exageraciones o las añagazas. Es lo que hacen en el Gobierno para defender unas políticas que no han traído más que hambre, precariedad, subempleo o salarios por debajo del umbral de la pobreza mientras que los beneficios salariales siguen creciendo. Los datos macroeconómicos pueden ser muy positivos pero la macroeconomía es como un espectáculo de David Copperfield: todo es espectacular, todo es maravilloso, todo es increíble…, pero todo es falso. Los datos macro muestran una realidad que no se traduce en beneficios para la ciudadanía, sólo para quienes obtienen prebendas de esa recuperación de las grandes cifras, es decir, las multinacionales o las grandes fortunas.
Sin embargo, hay cifras que muestran cómo todo el optimismo no es más que la sonrisa del payaso triste, sobre todo en lo referente al empleo. En las últimas semanas se han publicado los datos correspondientes al paro registrado y a la Encuesta de Población Activa (EPA), unos datos en los que se reducía el número de empleados sobre todo gracias a la precarización de la contratación y la estacionalidad generada por la temporada turística. No obstante, esos datos no son buenos en su esencia, por más que los globales sean positivos.
En primer lugar, desde que estalló la crisis económica hace diez años, España no ha recuperado niveles de empleo tal y como afirman los miembros del Gobierno. Más bien, España ha continuado destruyendo empleo por más que los datos globales muestren un descenso de los niveles de paro. Esta destrucción no se traduce en un incremento del desempleo porque se realiza a través de la parcelación de puestos de trabajo y, por consiguiente, de las condiciones salariales. La cifra que lo muestra está en los propios datos oficiales y no es otra que el número de horas de trabajo. Respecto al comienzo de la crisis en España se trabajan cien millones de horas menos por semana. Este dato es palmario. Si se crea empleo, ¿por qué se trabajan menos horas? La razón es clara: por la precariedad del empleo que se crea, por la temporalidad y, sobre todo, porque se generan puestos de trabajo con jornadas cada vez más pequeñas, es decir, en referencia al inicio de la crisis España ha destruido más de 3 millones de puestos de trabajo que hay que sumar al número de parados oficial, es decir, que nos hallamos que la realidad es que Rajoy con su Reforma Laboral y con la inexistencia de políticas activas de empleo lo que ha hecho realmente es destruir 3 millones de empleos. Por tanto, el número de parados real en España supera los 6 millones.
Hay otra cifra que nos muestra que la recuperación de Rajoy es una quimera o un deseo incumplido: el número de contratos necesarios para crear un empleo neto. Desde el mes de enero de 2017 se han firmado en este país más de 12 millones de contratos que hacen que sean necesarios más de 47 acuerdos contractuales para crear un puesto de trabajo neto en cifras absolutas sin contar con las altas tasas de precariedad laboral y salarial.
Tanto el número de horas trabajadas como los contratos firmados nos da una idea de cómo quieren manipular a la ciudadanía para que acepten los empleos precarios que las empresas ofertan. Realmente, España no es un país que esté creando puestos de trabajo como afirma Mariano Rajoy sino que sigue manteniéndose en los mismos niveles del año 2011. Lo que sí ha aumentado ha sido la desigualdad porque mientras los salarios siguen bajando los beneficios empresariales y de los puestos de alta dirección siguen incrementándose. Ahí sí que hay recuperación.