En menos de dos semanas se cumple el primer aniversario de la entrada de Manuela Carmena al Ayuntamiento Madrid. Las promesas de la etapa electoral distan mucho de la realidad que vive la ciudad, con un descenso de los desahucios que apenas roza el 0,1% y un notable aumento de la ocupación de inmuebles.
La candidatura de la actual alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, vino cargada de promesas y proyectos que no siempre se han podido poner en marcha. Su andadura en el consistorio comenzó con el compromiso de parar los desahucios y revertir las políticas de su predecesora Ana Botella, anterior candidata del Partido Popular.
Sin embargo, a menos de dos semanas de cumplir su primer año al frente de la capital, la alcaldesa anuncia el cierre de la Oficina de Intermediación Hipotecaria (su medida estrella en el programa) para el próximo agosto y se enfrenta a unas cifras poco alentadoras en lo que a materia de desahucios se refiere.
La realidad es que en doce meses de ejercicio el número de lanzamientos hipotecarios ejecutados en la Comunidad de Madrid apenas ha descendido un 0,1%. De los 7996 registrados en 2014 se ha pasado a los 7194 de 2015, una mejora casi anecdótica y que se refleja en el resto de comunidades autónomas, lo que la desliga de la acción de un consistorio en concreto.
Si se tiene en cuenta que el municipio de Madrid agrupa casi el 50% de la vivienda total de la comunidad, y atendiendo a los últimos datos disponibles del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (2014) –que reflejan esta proporción al recoger en su memoria que de las 7109 ejecuciones hipotecarias iniciadas ese año, 3193 correspondieron a los juzgados hipotecarios de Capitán Haya-, la variación sigue siendo prácticamente inexistente.
Más contundentes son los datos de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) Madrid, según sus cálculos se producen alrededor de 600 ejecuciones hipotecarias al mes en la Comunidad y más de la mitad tienen su origen en la capital. De hecho, el organismo calificó de “negocio redondo” para la banca la Oficina de Intermediación Hipotecaria puesta en marcha por la alcaldesa en julio de 2015.
Por otro lado, la Policía Municipal ya ha contabilizado más de 1000 lanzamientos en los que ha participado durante el primer trimestre de este año.
El conflicto de la ‘okupación’
Nadie conoce cuál es el número exacto de ‘okupas’ en la capital pero el problema está más presente que nunca tras la denuncia de la Federación Regional de Asociaciones Vecinales (FRAVM) de la existencia de al menos un millar de casos de ocupaciones mafiosas en distintos barrios de Madrid.
Según los datos que manejan a partir de las propias asociaciones vecinales de los diferentes distritos, en Madrid existen alrededor de 4.500 y 5.000 viviendas ocupadas. Al no existir estudios anteriores al respecto, la única referencia es la última memoria del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (2014), que recoge un total de 3.748 procedimientos abiertos por usurpación en los juzgados de instrucción, de los cuales sólo 516 terminaron por la vía penal.
“Sí que notamos mayor sensibilidad sobre el problema pero un enfoque político erróneo, porque el Ayuntamiento llegó con mucha voluntad pero con falta de conocimiento, comprensión y preparación de soluciones”, señalan fuentes de la PAH Madrid.
Como respuesta, la Delegación del Gobierno en Madrid, en colaboración con la Policía de Madrid y el consistorio, puso en marcha la Unidad de Coordinación Provincial de Seguimiento de Viviendas Ocupadas, la cual recibió 800 llamadas en su primer mes de funcionamiento.
Además, el departamento de Carmena se comprometió a hacer un censo de viviendas ocupadas en cuatro focos principales de la ciudad: San Cristóbal de los Ángeles (Villaverde) y San Isidro (Carabanchel), Entrevías (Puente de Vallecas) y Ensanche de Vallecas (Puente de Vallecas).
El nuevo organismo ha sido muy criticado por la FRAVM, la primera en poner el foco sobre el problema, al señalar que las autoridades no están distinguiendo por tipos de ocupación, lo que “criminaliza” estas prácticas y facilita el negocio a las mafias ilegales.
“Celebramos que por fin exista la figura del coordinador especial en el problema de la ocupación pero criticamos que se esté tratando de manera indiscriminada. La presión en estos casos debe centrarse en las mafias y no en las personas que se han visto obligadas a ocupar tras un desahucio. Esto permite que cualquiera pueda denunciar sin ningún seguimiento. Nosotros pedimos un cambio en la legislación y que la ocupación por causas justificadas deje de ser un delito”, señalan desde la plataforma.
Por otro lado, desde la Federación reivindican que si se han comenzado a buscar soluciones en torno problema de la ocupación no ha sido gracias a la acción de Ahora Madrid en el consistorio, sino a la presión ejercida por las organizaciones sociales.
“No ha habido cambio de un gobierno a otro. La ocupación se ha convertido en un problema para la agenda pública por la presión que llevamos haciendo desde hace muchos años. Por fin han entendido que no se trata de un problema de dos barrios concretos, sino de un problema de la ciudad que antes estaba naturalizado”, añadían fuentes de la FRAVM.
Más facilidades para entrar en edificios públicos
En marzo el Ayuntamiento de Ahora Madrid aprobó las bases para ceder espacios públicos en desuso a entidades ciudadanas en la capital. El requisito fundamental es que dichas entidades se constituyan legalmente en el Registro Público de Entidades Ciudadanas.
Dichos lugares podrán ser cedidos sin concurso público a las asociaciones que el consistorio considere adecuadas sin titularidad pública obligatoria, cambio fundamental respecto al anterior marco regulatorio.
El resto de grupos en la Asamblea no vieron con tan buenos ojos la medida. Desde Ciudadanos criticaban que al no exigir esta titularidad se podían colar muchos movimientos ‘okupas’ en las listas del consistorio si se registraban.
Entre los espacios cedidos se encontraba uno en la plaza de Legazpi, en el distrito de Arganzuela, otro en el barrio de Salamanca, y el resto en Chamberí, Ciudad Lineal y Fuencarral-El Pardo.