Los costes de financiación siguieron creciendo en Europa durante el mes de enero, mientras que en España son cada vez menos las empresas que piden ayuda a las entidades bancarias.
Nada afecta tanto a la inversión de las compañías como la volatilidad de los tipos de interés. Los últimos meses se han caracterizado por un mix de medidas adoptadas desde las instituciones europeas que poco han tenido que ver con el comportamiento real de los mercados. Mientras que el BCE se empeña en bajar los tipos para favorecer los flujos de liquidez en la eurozona, las entidades bancarias juegan paralelamente con los ellos para recuperar la rentabilidad.
El resultado es un escenario que dista bastante de ofrecer la confianza que necesitan las empresas para invertir en crecimiento. En consecuencia, los préstamos a corporaciones no financieras en España se resintieron un 1,6% en el primer mes del año en comparación a 2015, hasta alcanzar los 544.849 millones, según los últimos datos del Banco de España.
De la misma forma, las compañías españolas se han mostrado más prudentes a la hora de pedir préstamos al extranjero, con un descenso de dichas operaciones del 0,4%, hasta alcanzar los 282.588 millones de euros.
Esta tendencia viene respaldada por el aumento de los costes de financiación en la zona euro durante el mes de enero; los tipos a nuevos préstamos a empresas se incrementaron hasta tres puntos básicos en tan sólo un mes, hasta alcanzar el 2,09%. Esta subida viene impulsada fundamentalmente por el incremento de los costes a préstamos menores de 250.000 euros, que llegaron a crecer hasta nueve puntos en el caso de los créditos a plazo fijo de más de diez años y hasta quince puntos en el caso de tres meses.
Sin embargo, la financiación bancaria a empresas por encima del millón de euros ha seguido la tendencia contraria, con una caída de hasta cuatro puntos básicos en los tipos fijos a más de tres meses.