En España unos 85.000 puestos de trabajo no se cubrirán en 2015 por falta de cualificación en el ámbito de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Esa cifra se eleva a los 900.000 en toda Europa. Quizá no se haya asumido todavía, pero donde hay un problema para emplear un trabajador es herencia de una mala formación.
La cifra de los 85.000 puestos de trabajo que no se cubrirán este año hay que tomarla con precaución. Es de esos datos que los medios de comunicación replicamos sin saber muy bien de dónde sale y a qué responde. Por eso, lo mejor es acercar la situación a quienes conocen la realidad desde diferentes perspectivas para saber por qué existe este vacío en el ámbito tecnológico. Y esa realidad no parece que vaya por buen camino.
“Hay carencias en el sector educativo, y el problema es que nosotros desde el ámbito privado no podemos paliar los males de un país entero”. Así de tajante se muestra el director de Estrategia, Formación e Innovación de CICE (Escuela Profesional de Nuevas Tecnologías), Marco Antonio Fernández, al ser preguntado por la formación tecnológica. Su centro, de referencia en España, acoge cada año a decenas de personas que se quieren formar en ámbitos concretos de la tecnología, pero eso no parece suficiente.
Al salir al mercado profesional y obtener una perspectiva más amplia, el pesimismo vuelve a aflorar. Así, la secretaria general de Asebio (Asociación de Empresas Biotecnológicas), Isabel García, declara a SABEMOS que “sobre la formación y si están preparados los futuros profesionales se entra en un debate muy ambiguo. Depende mucho del área concreta en el que estemos hablando”. Pero con la pregunta directa sobre si se cubren o ciertos puestos, la respuesta es clara: “Sí que es cierto que ha habido falta de perfiles en algunas áreas”.
“Cuando hemos hablado con las empresas, nos comentan que han tenido que traer gente de fuera”. Isabel García comenta la situació desde la posición privilegiada de pertenecer a una asociación directamente implicada con procesos de alta tecnología. Añade que esto es algo que poco a poco está cambiando, ya que tradicionalmente había sido así. Pero es optimista. Cree que “ha llegado la hora de ponerse las pilas con el tema de la formación”.
Aunque no todo el mundo está convencido de ello. No en que haya que mejorar la formación e ir a por todas, sino en cómo se está haciendo. Los responsables de Tecnilógica, con quienes hablamos en SABEMOS en profundidad hace poco, creen que “mucha parte de la formación se ha llevado a cabo como si todo fuera parte de una cadena de montaje. Hay deficiencia en la formación de la gente, y no solo en la educación pública”.
Creen que sí hay universidades e institutos (públicos) que se preocupan por mejorar la formación y adaptarla. Pero también coinciden en que hay demasiados casos que hacen lo contrario.
El problema surge en la formación
Al recuperar la cifra de los 85.000 puestos de trabajo que no se van a cubrir por no tener la cualificación correcta, cabe señalar rápidamente “por qué”. Lógicamente habrá múltiples factores, tales como la propia composición de la economía española, sus estructuras empresariales, etc. Pero en esa lista la educación tiene una posición relevante. ¿Los motivos?
Para el máximo responsable de CICE el problema es que “el territorio de la formación en tecnología termina siendo no reglada”. Es decir, todo empieza cuando no hay un control sobre lo que se hace en materia educativa una vez que los jóvenes abandonan la enseñanza obligatoria, donde tampoco hay gran carga lectiva de materias tecnológicas.
¿Qué provoca esta falta de control? Según Marco Antonio Fernández “es que si la entidad es buena, la formación será buena, pero si no lo es, han creado un mal profesional. Además, si no existen barreras de entrada, sucede que cualquiera puede dar clases, y cualquiera puede formarse”. Por eso asegura que “la formación en tecnología está prostituida al no haber ningún tipo de regulación ni nada”.
Esa figurada prostitución también viene reflejada en la educación pública. Así, el CEO de Tecnilógica, Jorge Gutiérrez, cree que “hay titulaciones universitarias (en el ámbito tecnológico) que todavía no se sabe muy bien para qué sirven, y eso es un grave problema”.
Aristas del problema
Comprendiendo que gran parte del problema en esa falta estructural de profesionales más cualificados proviene de la educación, hay que matizar alguna de las complejas realidades que acompaña al mismo.
“La formación en tecnología tiene una particularidad y es que todo lo que impartimos tiene un dueño, en este caso es de las empresas, ya sea Apple, Oracle, Google o Microsoft…”. Para el responsable de CICE, que las grandes compañías tomen el control de la parte formativa es también un problema. Sobre todo, porque según afirma, es que “la formación oficial de estas empresas apenas tiene cabida en los centros de formación en España”.
“Hay empresas que dan cursos y formación sin certificación oficial, y eso no beneficia al ecosistema trabajador”. Aquí puede ser donde se responda, en parte, al enigma de los 85.000 puestos de trabajo. “Hay mucha gente que se está cualificando, pero habría que ver la calidad”. Marco Antonio Fernández viaja en esa idea, y afirma totalmente convencido que “hay mucha gente en el mercado laboral que no termina de valer lo suficiente”.
La situación, según la expresa, parece bastante lógica. “Las empresas necesitan cada vez gente más preparada. No gente que tenga cierta formación en áreas tecnológicas”. En esta misma línea va el responsable de Tecnilógica, ya que advierte que “otro problema es el contexto tecnológico. Hay personas que no han asumido el cambio”.
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