Un coach es aquella persona que entrena a otra para que esta pueda seguir adelante con su vida y su trabajo, «para que pueda alcanzar sus objetivos, es el encargado de mantener y recordar el norte (esa meta a alcanzar) y ayudarles a encontrar la mejor forma de superar y afrontar obstáculos autogenerados u originados por su faceta publica». Para ello mantener una buena imagen en las redes sociales es fundamental.
“El coaching comenzó en EE.UU hace unos 30 años”, nos dice María Fernández García-Fajardo, coach especializada en personas públicas. Para ella esto del coaching no es nuevo, aunque si está de acuerdo en que las redes sociales y el uso de Internet han supuesto un nuevo reto para los que, como ella, ayudan a las personas “a encontrar su mejor manera de afrontar miedos, escándalos, o desprestigios sociales, y proyectar lo mejor de sí mismos”.
“Internet les pone aún más en la cuerda floja”, pues como nos decía la coach, con las redes sociales las personas se encuentran aún más expuestas, ya que “cualquiera desde el sofá de su casa, en zapatillas, puede hacer una crítica y perpetuarla en Internet a nivel mundial”. Y es que es cierto que con más usuarios en Twitter, por ejemplo, y un uso que cada vez está más normalizado nos encontramos con numerosas personas anónimas, que además no saben lo que es exponerse a la audiencia, y que vuelcan su opinión sin pararse a pensar en el daño o repercusión que pueden tener sus palabras.
María Fernández trabaja con personas públicas a las que se juzga por cada uno de sus movimientos, ya estén bien o mal. “Si estuviesen grabándote durante horas durante un directo seguramente también cometerías errores”, refiriéndose a personas como Mariló Montero, que ha sido objeto de crítica en numerosas ocasiones por sus comentarios o Iker Casillas, que además de ser un jugador de fútbol profesional también es persona y puede tener fallos, del mismo modo que David Bisbal, Sergio Ramos y otros tantos ya han metido la pata en las redes sociales.
«Es muy fácil criticar»
“La gente critica sin darse cuenta de que eso no solo afecta al personaje público, sino también a su familia”. Toda esta crítica negativa es la que afecta a la persona, la que le lleva a necesitar a alguien que le ayude a superar su mala racha y hacer frente a comentarios de gente anónima, según señala la coach, que además nos explica que «ante estas críticas a veces lo que se recomienda es dejarlo pasar. Pero el querer defenderse, justificar su acto o pedir perdón les proporciona más paz mental y coherencia consigo mismos. En algunas ocasiones, es emocionalmente reparador».
En las redes sociales debería haber críticas constructivas
Zapata tuvo que dimitir por sus tuits, pero como Maria Fernández dice, «todos tenemos diferentes facetas: una cómica, una más seria… y eso la gente no lo entiende». «Sin entrar en juicios de valor, e independientemente de la gravedad del contenido de éstos, un caso frecuente en los nuevos personajes públicos, es que un error cometido antes de tener una faceta publica, puede ser rescatado y expuesto cuando se está en la palestra». Y es que como señala la coach, «la crítica constructiva es un gran arma de libertad de expresión, pero la destructiva nos quita poder a nuestros argumentos». Prestando atención a esto nos comenta como hay redes sociales profesionales en las que esto se respeta más como Linkedin.
«La ley va por detrás», señala María Fernández, que ve conveniente que los comentarios estuviesen sujetos a un control, que no todos fuesen publicados, a la vez que defiende la libertad de expresión, pero bajo el sentido común.
La coach se acuerda de la serie Black Mirror, más especificamente del capítulo White Beard (Oso Blanco), en el que una especie de justicieros (la audiencia) castiga las malas acciones de los demás. Desde luego un castigo demasiado duro, pues como señala María Fajardo «quienes cometen el error pagan un precio demasiado alto», que es el de someterse una y otra vez al azote de los espectadores, convertirse un día tras otro en el centro del show. Por ello, un control, un filtro de comentarios sería correcto, mientras que otro tipo de castigos sería demasiado bruto y poco acertado.