• «Podemos y PSOE no coinciden en política económica, ni en política antiterrorista ni en política territorial; sólo están de acuerdo en echar al PP».
• «Los socialistas están haciendo cosas muy raras: prestan senadores a Esquerra y subvencionan a la red de municipios independentista vasca».
• «Sánchez no respeta su palabra. Dijo que no pactaría con el populismo y lo ha hecho en todos los sitios donde ha podido».
• «No he escuchado a Rajoy decir que se apartará si él es el obstáculo para un acuerdo con el PSOE».
• «En el PP vasco ya hemos hecho primarias bajo la máxima ‘un militante, un voto’. Tengo esa cultura asumida con normalidad».
• «¿Apoyar la investidura de Urkullu en otoño? Habría que analizar el resultado y sentarse a hablar de proyectos».
El PP sólo recibió una noticia positiva en las elecciones autonómicas y municipales de 2015. La buena nueva procedió de Vitoria, única capital de provincia donde los populares obtuvieron más votos (3.422) que en 2011. Allí resistieron los de Mariano Rajoy la oleada de retroceso general que les hundió en el resto de país, de norte a sur y de este a oeste, poniendo abrupto fin a un histórico ciclo de éxitos electorales encadenados. ¿Por qué la capital vasca se convirtió en la dulce excepción? Javier Maroto (Vitoria, 1972) llevaba cuatro años desarrollando lo que él llama una gestión “con alma”, combinando la aplicación de los principios clásicos de su partido con el cultivo de una relación de cercanía con el ciudadano. Sirva como ejemplo su programa Cita con el alcalde, que le llevó a atender personalmente a 827 vecinos a lo largo de la legislatura. A algunos incluso los visitó en su propio domicilio.
Las urnas premiaron su forma de hacer política, pero los rivales le desalojaron del poder tras un heterogéneo pacto a cuatro entre Bildu, PNV y las fuerzas impulsadas por Podemos e IU. Aún le duele recordar aquella maniobra que entiende contra natura. Rajoy le compensó llamándole a responsabilidades mayores e integrándolo en la dirección del PP, donde desde junio se encarga de la política sectorial, tratando de dotar al partido de la sensibilidad social que durante tanto tiempo le faltó. Ahora ve cómo el pacto de perdedores que le privó de la alcaldía el año pasado puede reeditarse a nivel nacional por culpa de un Pedro Sánchez dispuesto “a todo, sin escrúpulo” con tal de alcanzar la Moncloa. «No tenemos dudas», asegura: si el PSOE no se lo impide, Sánchez «formará un Gobierno de izquierda radical» junto a Podemos.
Ha pasado justo un mes desde las elecciones y el horizonte político no se ha esclarecido, aunque parece que pinta cada vez peor para el PP. ¿Lo ve así?
Los ciudadanos han sido muy claros. Han votado y nunca hay que pensar que los ciudadanos se equivocan. Han elegido un Congreso de los Diputados mucho más plural, donde hay un partido que tiene una mayoría clara pero no absoluta, y esto tiene un único mensaje: hay que entenderse. Tenemos que buscar lo que nos une y no lo que nos diferencia y, sobre todo, tenemos que respetar las cuestiones estratégicas, los tres objetivos fundamentales de país: la consolidación de la recuperación económica y creación de empleo; la lucha contra el terrorismo yihadista; y hacer frente al desafio independentista catalán. Un 75% de los diputados lo comparte, por eso sorprende que un mes después del primer ofrecimiento, de que dijéramos que había que ser generoso y buscar lo que nos une y el bien común, no haya surtido efecto. Nosotros seguimos defendiendo que la prioridad es el ciudadano y no las siglas, respetar los asuntos estratégicos y no los de partido, resolver los problemas de la gente que lo pasa mal y no los de un candidato que o es presidente del Gobierno o no es nada.
Ese primer ofrecimiento no ha ido seguido de ofertas concretas. Rajoy ni siquiera está hablando con Rivera…
Es que tampoco hay que estar hablando todo el rato de lo mismo, lo que hay que hacer es avanzar. Con Ciudadanos el asunto está muy claro: ellos han anunciado que sólo van a votar no o abstención. En el caso de que el PP reúna los suficientes apoyos, se abstendrían. Ya lo han dicho. Y luego el PSOE es que está cometiendo un grave error, que es tratar de formar Gobierno apoyándose en la izquierda radical. Podemos no comparte con el PSOE ni las medidas económicas a adoptar -por tanto tampoco las destinadas a la creación de empleo-, ni han firmado el pacto antiyihadista. Esto sería muy grave si desgraciadamente -espero que no ocurra nunca-, sucediese algo en nuestro país o nuestros socios europeos nos pidieran colaboración. Esto puede pasar. Tampoco comparten el mismo discurso en el ámbito de la unidad territorial. Si no coinciden en ningún eje estratégico, lo único que les une es el odio al PP, echar al PP. Pero con eso no se construye un país ni se forma un Gobierno estable.
¿Ve al PSOE entregado a tratar de construir una alianza así?
El PSOE está haciendo cosas muy raras. Está cediendo senadores a Esquerra Republicana para que tengan más dinero y más voz, en Vitoria han apoyado una propuesta de Bildu y PNV para conceder subvenciones públicas a la asociación que pide la independencia de Euskadi… Mire, sólo hay tres posibles salidas: o Pedro Sánchez se cae del guindo y entiende que es mejor un pacto por la moderación que con la izquierda radical; o intenta esto último y no logra entenderse con Podemos; o bien, lo que yo creo que va a pasar, surgen voces en el PSOE diciendo que no comparten lo que hace la dirección y logran frenarlo. Porque de eso sólo estamos viendo la punta del iceberg.
¿Cree que los votantes socialistas están más por la gran coalición que por el pacto con Podemos y nacionalistas?
Yo presumo de tener contacto con la gente de la calle, la normal y corriente, la de mi barrio. Eso es lo que nos distingue quizá a los políticos que hemos pasado por ser concejal y alcalde, que nos gusta pisar la calle. A mí me gusta tener gente conocida que es votante del Partido Socialista, como los tengo nacionalistas, del PP o de Ciudadanos. Y hay muchos votantes socialistas que no entienden nada de lo que está sucediendo. No lo entienden. Porque no consideran que vaya a resolver los problemas del país esa coalición de, a ver si lo digo bien: PSOE más Marea más Compromís más En Comú más Podemos más Izquierda Unida más Esquerra más PNV más no sé cuántos me dejo.
¿Está Pedro Sánchez siendo fiel a su palabra de dejar que sea el PP quien primero intente buscar apoyos o cree que ha empezado ya a explorar una alternativa?
No es fiel a su palabra porque está atrapado en una situación personal muy difícil, que le pone en la tesitura de ser presidente del Gobierno o no ser nada. El problema para él es que con las nuevas tecnologías sólo hay que buscar un poco para encontrarle diciendo: “Nunca pactaré con el populismo de Podemos. Nunca”. Y lo hizo en los Ayuntamientos, comunidades autónomas y todo lugar donde pudo. Ahora también lo pretende para formar el Gobierno de la Nación. No respeta su palabra y es evidente.
¿Ve a la vuelta de la esquina una reedición del ‘Pacto del Tinell’?
Si a Sánchez sus bases y sus compañeros le dejan, lo hará: habrá un Gobierno de izquierda radical en España. No tenemos ninguna duda. Lo que creemos es que es probable que o bien no se entiendan o bien no le dejen. Nosotros hemos llevado una propuesta al Congreso que la llamamos «la prueba del algodón». Es la que más va a irritar a PSOE y a Podemos porque simplemente dice que Cataluña no puede ejercer el derecho a la autodeterminación. Hay que votar sí o no. Vamos a ver qué hace el PSOE y en Podemos cuántas facciones votan que sí y cuántas que no. Porque Podemos es una coalición donde hay independentistas, tanto de En Comú como del propio partido. La marca nacional es la que se presentó en Euskadi y provocó que Bildu pasara de seis a dos diputados. Eso quiere decir que hay un 80% de la gente que votaba a Bildu o a Herri Batasuna que ahora apoya a Podemos. Son absolutamente independentistas y están dentro del partido de Pablo Iglesias. Tienen un totum revolutum y el PSOE tiene que explicar a sus votantes con quién busca pactar. Como tiene que explicarles por qué los ciudadanos de Lugo, Cantabria, Baleares o Castellón que votaron al PSOE resulta que en el Senado han acabado apoyando a Esquerra Republicana. Eso les ha dolido a muchos y es una realidad.
Suena con fuerza el rumor de que el PNV apoyará la investidura de Sánchez. ¿Cree que será así, que el nacionalismo vasco y los socialistas llevarán al Congreso el pacto que ya tienen en Ayuntamientos y Juntas Generales?
Es evidente que el Partido Socialista quiere utilizar todo lo que esté en su mano, todo, sin escrúpulo, para conseguir apoyos a su investidura. De todo lo que ha sucedido, lo más llamativo y creo que lo más doloroso ha sido ver al PSOE por dos veces votar a favor de conceder créditos a través de presupuesto público a Udalbiltza, la asociación de municipios por la independencia de Euskadi. Esa red sólo aglutinaba a alcaldes de Bildu y del PNV, los más radicales. Que nadie haya dicho nada en el PSOE es demasiado llamativo. Si son capaces de hacer ese tipo de concesiones, si eso es lo que vemos, qué no estarán haciendo que no estamos viendo. No tengo duda de que Sánchez es capaz de renunciar a cualquier principio que le pudiese quedar con tal de ganar adhesiones o abstenciones para su investidura.
¿Y ve al PNV por la labor de pactar con él?
A río revuelto, ganancia de pescadores.
Maroto nos ha recibido en su despacho de la sede nacional del PP, donde ejerce su labor de vicesecretario general. La Ruta Social con la que ha tratado de acercar el partido a la sociedad civil y los colectivos más desfavorecidos es una de sus aportaciones y sin duda la más evidente muestra de que Rajoy quiso incorporar a su estrategia las dinámicas que hicieron triunfar al exalcalde de Vitoria. Tanta popularidad logró entre sus vecinos que cientos de ellos se reunieron en la puerta del Consistorio el día en que fue desalojado del poder para mostrarle su apoyo. Un emotivo vídeo con las imágenes de aquel momento se hizo viral enseguida. «No he podido volver a verlo», confiesa.
Parece que la mejor alternativa que le queda al PP es que se repitan las elecciones, que no se entiendan PSOE y Podemos y haya que volver a votar.
No. La mejor alternativa para el PP coincide con la mejor para el país, que es un Gobierno estable apoyado por las principales fuerzas políticas.
Me refería a la mejor alternativa con visos de hacerse real…
Es que es posible. Si al PSOE le falla el pacto por la izquierda porque no le da la suma, porque no lo puede explicar o porque Pablo Iglesias no lo quiere hacer, sólo le quedaran dos opciones: elecciones o permitir al PP gobernar. La primera de ellas sería fruto de una actitud como la del perro del hortelano, ni gobernar ni dejar gobernar. Y sería duramente castigado en las urnas. Por descarte, si al final el pacto por la izquierda no fragua y el PSOE elude las elecciones para no ser castigado, la única alternativa coherente sería gobernar con el PP o dejar gobernar al PP.
En caso de que se repitieran los comicios, ¿quién sería el mejor candidato del PP?
Vamos a ponernos en el escenario que tenemos sobre la mesa. No conviene ir elucubrando. El único escenario que contemplamos es que el sentido común entre en el comité federal del PSOE y que pongan orden en casa, porque es la única manera de poner orden en el país.
¿Tiene esperanzas de que en el comité federal del día 30 el PSOE desautorice a Sánchez?
Las esperanzas están puestas al final del proceso. Todo esto es una especie de tormenta, donde hay nubarrones, caen rayos… Pero cuando se aclare el día, lo único que importará es si han crecido o no las plantas, si hay o no hay flores. Dentro de tres meses nos diremos “hay este Gobierno y efectivamente fue muy tormentosa la investidura, como lo fue la campaña, pero ya está”. De la campaña lo único que queda es el resultado electoral, pues de todo este proceso sólo quedará quién es el presidente del Gobierno y qué apoyos tiene.
¿Usted ha escuchado a Rajoy decir «si soy el problema para un pacto con el PSOE, me aparto y dejo paso a otro candidato»?
No, no lo he escuchado.
¿Cómo lo encajaría si se lo dijera?
No soy amigo de abrir hipótesis que no se han planteado. Ayer escuchaba a Girauta [Juan Carlos Girauta, portavoz de Ciudadanos en el Congreso] decir que no van a hacer las primarias a nadie. Y tiene más razón que un santo. Nosotros no hemos dicho que se vaya Pedro Sánchez. Es que los partidos eligen candidatos y programa y son refrendados por las urnas. Siete millones de personas han refrendado el programa y las listas del PP. Por eso no quiero entrar en escenarios de ciencia ficción.
¿Quién tiene más futuro: Pedro Sánchez al frente del PSOE o Rajoy al frente del PP?
Estamos hablando de supuestos en los que el presidente del partido o el secretario general es cuestionado. Yo no voy a entrar a cuestionar a Pedro Sánchez dentro del PSOE. Espero que se haga lo mismo con la dirección del PP. Lo que pido al PSOE -y ellos pueden pedirlo también- es altura de miras para formar un Gobierno que dé estabilidad y cumpla los tres objetivos que tiene el país. Es un poco infantil estar obsesionado con el nombre y el apellido de las personas y no con los contenidos del proyecto a pactar.
Antes ha citado a Girauta, que no quiere hacerle las primarias al PP. ¿Usted es partidario de que el PP las haga por sí mismo alguna vez?
Ya las hemos hecho. Yo vengo del País Vasco, donde los congresos eran abiertos: un afiliado, un voto. Tengo esa cultura asumida como algo normal.
Cristina Cifuentes ha dicho que las exigirá a nivel nacional. ¿Usted?
Hace bien. Cuantas más opiniones haya en el partido, más rico será el congreso que tengamos. Ahora, la opinión de Cristina Cifuentes, como la mía o la de cualquier otro, tiene que ser debatida y refrendada. Y todavía no hemos abierto ese proceso.
Pero, ¿estaría en sintonía con ella en ese aspecto?
Cuando tenga una posición, la haré pública a través de una enmienda.
Imagino que la tiene pero no la quiere decir…
De momento no lo he reflexionado, pero sí digo que hemos tenido congresos en el PP vasco donde un afiliado era igual a un voto. Hemos ejercido eso, con absoluta normalidad. Y yo lo he compartido.
Volviendo al posible pacto PP-PSOE, usted ha argumentado a favor de él blandiendo el acuerdo que en 2009 hizo lehendakari a Patxi López. Sin embargo, aquel pacto acabó roto, provocando el adelanto de las elecciones y no se recuerda demasiada reciprocidad por parte de López tras recibir el apoyo del PP…
Eso no dice mucho de Patxi López, ¿no? En todo caso, el objetivo era evitar que una agresión a la convivencia y a la unidad territorial pudiese culminar en un problema grave. Existía con Ibarretxe un problema para la convivencia y para el respeto a las reglas del juego exactamente igual al de ahora de Mas o Puigdemont. Por tanto, el problema era el mismo y la decisión política fue decir: «Aunque mi rival político en el resto de españa es el PSOE, soy de capaz de explicar a los votantes del PP en Euskadi que, por razones de Estado, con generosidad y altura de miras, vamos a votarle». Y lo hicimos. Y el nacionalismo tomó muy buena nota. Urkullu no es como Ibarretxe, o al menos no usa el mismo lenguaje. El resultado fue absolutamente positivo para la convivencia en Euskadi. Si a López no le gustaba habrá que preguntárselo a él…
Usted estaba allí…
Claro que estaba, lo viví en primera persona y lo acabo de resumir, el objetivo era ése. Se trataba de una situación muy similar a la de ahora y el PP ejerció su responsabilidad. Al PSOE no le molestó que el PP le votase, pero ahora parece que no quiere ejercer la misma responsabilidad.
Tras las autonómicas de otoño, es posible que un pacto PNV-PSE requiera del apoyo del PP. ¿Votarían la investidura de Urkullu para evitar un Gobierno de Bildu o Podemos?
Habría que analizar el resultado de las urnas, ver exactamente qué es lo que sale y a partir de ahí sentarse a hablar. No de personas ni de siglas, sino de proyectos y modelos de convivencia. No se trata de apoyar a alguien para que no salga el otro, vuelvo a lo de antes, no quiero ver reproducido en mi tierra lo mismo que estoy viendo aquí, la falta de respeto a la mitad de la población.
Ahora podría darse el caso de que se reedite en el Congreso lo que usted vivió en el Ayuntamiento de Vitoria hace un año…
Efectivamente y no quiero que pase en mi país lo que ya pasó en mi ciudad.