El presidente de la Generalitat comparece en el Parlament para explicar los escándalos que salpican a Convergència. Desliza que el Gobierno central está detrás de los registros porque no cree “en las casualidades”. Admite pagos de Teyco a CDC pero asegura que se hicieron por «afinidad ideológica», no a cambio de contratos.
Artur Mas ha decidido huir hacia adelante. Lejos de hacer autocrítica por los escándalos que salpican a su partido y que apuntan a una financiación irregular de CDC y su fundación, CatDem, a través del cobro de comisiones ilegales, Mas se ha reivindicado como el político que ha hecho de la Generalitat un “referente de buenas prácticas” donde imperan mecanismos de “máxima transparencia”.
En comparecencia ante el Parlamento regional, el presidente de Cataluña ha asegurado que su partido nunca incurrió en comportamientos ilícitos, aunque sí recibió “donaciones voluntarias” de la empresa Teyco, propiedad de la familia del cofundador de CDC Carles Sumarroca, que durante años ha recibido decenas de contratos millonarios de las administraciones catalanas. Mas ha dicho que esas donaciones no se hicieron “a cambio absolutamente de nada”, sino que respondían a “las afinidades ideológicas” del donante y también fueron recibidas por otros partidos.
«Las intervenciones parecen perseguir más un rédito electoral que buscar la verdad», proclama el president
Junto a esa defensa de la formación que preside y la reivindicación de su Gobierno como un ejemplo de limpieza, Mas ha colocado una tercera pata en su estrategia: colocar al Ejecutivo de Mariano Rajoy detrás de las actuaciones judiciales. “A estas alturas de la película ya no creo en las casualidades”, ha dicho, ya que le choca que los registros en las sedes de CDC y de su fundación se produjeran “con las elecciones convocadas y la legislatura disuelta” a cargo de organizaciones “dependientes del Estado central” como la Fiscalía Anticorrupción y la Guardia Civil.
También ha criticado el «espectáculo» montado alrededor de la operación, de cuya ejecución se avisó a los periodistas un día antes, tal y como algunos de estos trasladaron a CDC. Por todo ello, ve evidente «que las intervenciones parecen perseguir más un rédito electoral que no buscar la verdad». Y es que, ha argumentado, las cifras que se estiman como comisiones ni siquiera coinciden con el célebre 3% ni se corresponden con los ingresos recogidos en la contabilidad del partido.
ERC también ve una persecución del Estado
La diputada de ERC Marta Rovira ha sido la primera en darle réplica, con una intervención donde ha intercalado su compromiso anticorrupción con las críticas al Gobierno de Rajoy al apreciar, igual que Mas, «motivaciones añadidas» en su comportamiento. Rovira cree que el Estado está aprovechando las sospechas sobre CDC para instrumentalizarlas «contra la independencia», y ello a pesar de los múltiples escándalos que afectan directamente al partido de Rajoy.
Esquerra considera que la mejor forma de desterrar la corrupción es la construcción de un «nuevo país», con un «nuevo código penal» catalán que instaure mecanismos para velar por «la justicia y la libertad». También eso está en juego en las elecciones del 27 de septiembre, según el partido de Oriol Junqueras, el decidir si se construyen o no las «instituciones desde cero».
Iceta recuerda que los registros fueron consecuencia de «denuncias de ERC y PSC» y no tienen un «origen oscuro»
Por el PSC ha intervenido su candidato a la Generalitat, Miquel Iceta, que ha criticado al presidente por hablar de la transparencia de la Generalitat cuando ese «no es el tema», sino que de lo que se trata es de «saber si cobró comisiones o no» Convergència a cambio de adjudicaciones y si él lo conocía. «Cada vez cuesta más creer» que no se dio esa financiación irregular, ha dicho Iceta, a la vista de los acontecimientos desarrollados desde que Pasqual Maragall se refiriera en la Cámara autonómica a las mordidas del 3%.
El dirigente socialista ha resaltado también que el caso Torredembarra -al que se debieron los registros en las sedes nacionalistas- fue «originado por denuncias de ERC y PSC», por lo que no tienen el «origen oscuro de un despacho de Madrid».
Rivera: «tienen seis causas abiertas»
El parlamentario Santi Rodríguez (PP) ha recomendado al presidente que «no busque manos negras» tras las investigaciones a CDC, «sino manos largas» y le ha emplazado a acudir «al juzgado de guardia» si tiene pruebas de que Interior filtró a conveniencia la actuación de la Guardia Civil. «Esperamos que esta sea su última comparecencia», ha deseado Rodríguez. Joan Herrera (ICV) también ha rechazado las «teorías conspirativas» de Mas, le ha exigido que «asuma responsabilidades» y le ha acusado de hacer «mal a Cataluña».
Ciudadanos duda de que las contructoras hicieran las donaciones porque eran «fans de Convergència»
La intervención más dura de la oposición la ha protagonizado el líder de Ciudadanos, Albert Rivera. Mezclando la ironía con los datos, Rivera ha pedido a Mas que aparque la teoría de la «conspiración mundial» contra CDC, un partido con «seis causas judiciales abiertas» y «15 sedes embargadas por corrupción». Además, ha recordado la fortuna oculta durante décadas por Pujol, «el padre del nacionalismo catalán» y ha pedido explicaciones por ese aviso que Convergéncia recibió sobre el registro que se iba a producir.
Si efectivamente se dio el chivatazo, ha continuado el portavoz de Ciudadanos, se demostraría que las máquinas «destructoras de papel» estuvieron «saturadas» durante horas, toda vez que el extesorero del partido, Daniel Osácar, fue descubierto detruyendo pruebas en plena operación. No parece «ser casualidad», ha rematado Rivera, que tantos casos -Palau, Torredembarra, Pujol- apunten directamente a la financiación irregular del partido de Mas y no se sostiene el argumento de que los donantes hacían sus aportaciones porque eran «fans de Convergència».
En la respuesta a los pareceres de la oposición, Mas se ha reafirmado en sus argumentos. E incluso ha sido más vehemente a la hora de negar el cobro de comisiones. No solo no tiene conocimiento de que las adjudicatarias dieran a CDC un 3% de los contratos otorgados por la administración, además está seguro de que ese proceder jamás se dio: «Estoy convencido de que no había comisiones». Además, ha acusado a Rivera de «hacer titulares» en lugar de ser riguroso y a Ciudadanos y a PP de tener la versión «ya hecha», motivo por el cual no atienden sus explicaciones. Acusar sin pruebas, ha concluido, es propio «de la inquisición» y del «lejano oeste», no de una democracia.
Los comicios del 27 de septiembre iban a ser en un principio el objeto de la comparecencia de Mas ante el Parlament. Sin embargo, el estallido de nuevos escándalos de corrupción en torno a CDC llevó a toda la oposición a forzar que el tiempo se dividiera entre el adelanto electoral y las investigaciones al partido que gobierna Cataluña. Pese a que todo el protagonismo se lo ha llevado este último tema, el presidente regional ha tratado de colocar su mensaje de que el Estado y su inmovilismo han provocado la actual situación límite, con una jornada electoral en el horizonte donde se contarán «síes y noes» a la independencia, aunque «a algunos no les guste». Son unos comicios de carácter plebiscitario, ha asegurado en su intervención inicial, y muestra de ello es el proceder que están teniendo «los poderes del Estado» y como se está viendo «desde fuera de España».