La Mesa podría incurrir en ilegalidad flagrante al conceder grupo a Convergència

El grupo de Homs no cumple uno de los requisitos exigidos por el reglamento para constituirse por su cuenta: alcanzar el 5% del voto a nivel nacional o el 15% en los territorios donde se presentó. Ciudadanos advierte de que otorgar grupo a Convergència implicaría “pasar por alto las leyes”. PP y Unidos Podemos se muestran favorables a concedérselo, mientras el PSOE expresa sus dudas: «No es una cuestión de oportunidad política, sino legal y reglamentaria».

¿Puede tener grupo parlamentario propio el Partit Demòcrata Català, antigua Convergència? Es la cuestión que está marcando las jornadas posteriores a la constitución de las Cortes y que ha tensionado las relaciones entre PP y Ciudadanos, cuyo acuerdo es imprescindible para que Mariano Rajoy pueda ser investido. La Mesa del Congreso aprobó ayer el calendario para que los diputados que lo deseen soliciten formar grupo, dando de plazo hasta el martes y prometiendo dar una respuesta al día siguiente. Toda la atención se centra en qué ocurrirá con los ocho parlamentarios del independentismo catalán que encabeza Francesc Homs.

Su formación pedirá constituirse como grupo, al igual que ha hecho en las legislaturas anteriores, pero esta vez no cumple con lo exigido por el reglamento del Congreso para que la pretensión sea avalada. “Los diputados, en número no inferior a quince, podrán constituirse en Grupo Parlamentario”, prescribe el texto en su artículo 23.1.

Acto seguido, detalla que también podrán hacerlo los parlamentarios que no alcancen ese volumen pero cumplan otras dos condiciones: ser al menos cinco y pertenecer a formaciones que hayan alcanzado en las elecciones generales “el 15% de los votos correspondientes a las circunscripciones en que hubieren presentado candidatura o el 5% de los emitidos en el conjunto de la Nación”. Convergència cumple el primer requisito, pero no el segundo.

CDC solo obtuvo el 2% de los votos a nivel nacional y se quedó por debajo del 15% en Barcelona y Tarragona, así como en el conjunto de Cataluña

Los de Homs se quedaron en el 2’01% de los votos a nivel nacional y no superaron el 15% ni en Barcelona (12’26%) ni en Tarragona (13’72%). Tampoco lo lograron el 20-D, pero entonces la Mesa aplicó una interpretación laxa del reglamento, ya explorada en otras ocasiones: considerar que ese 15% ha de alcanzarse en el global de las circunscripciones donde el partido en cuestión se presentó y no en todas y cada una de ellas. CDC lo logró entonces por ocho centésimas (15’08%) y pudo formar grupo propio. En junio, en cambio, retrocedió en el conjunto de Cataluña hasta el 13’92%, cegando también esa vía.

Pese a ello, Homs cree que puede salirse con la suya y la mayoría de miembros de la Mesa estaría dispuesta a secundar su opinión. El portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando, declaró que su partido será “generoso” al respecto, posición que avala la teoría de que tal cosa se pactó antes de la sesión constitutiva en la que diputados de Convergència respaldaron la composición de la Mesa ideada por los populares.

También Unidos Podemos se ha mostrado posibilista hacia la petición de Homs. El PSOE, más cauto, recuerda que siempre ha estado dispuesto a garantizar la mayor “pluralidad” posible en el Congreso, pero añade, por boca de su dirigente Meritxell Batet, que “la creación de los grupos parlamentarios no es una cuestión de oportunidad política, sino legal y reglamentaria; hay que ver cuál es la solicitud por parte de CDC, en qué artículo se sustenta y si es reglamentariamente viable”.

C’s, en contra

Solo Ciudadanos, que cuenta con dos de los nueve puestos en el órgano de gobierno de la Cámara, se manifiesta abiertamente en contra de la reivindicación de los nacionalistas. El partido de Albert Rivera rechaza las opiniones que consideran “bueno”, “sano” o un gesto conveniente para con la “pluralidad” el permitir que CDC tenga grupo. “No se puede calificar sobre si es bueno o malo, hay que hablar si es legal o ilegal. Y con los resultados que ha obtenido Convergència, no tiene un 5% de voto a nivel nacional, no tiene un 15% de voto en las circunscripciones donde se ha presentado y por lo tanto no tiene derecho a tener grupo parlamentario”, explicó el número dos naranja, José Manuel Villegas, en declaraciones a La Sexta.

En comparecencia pública, Villegas subrayó esos mismos argumentos y concluyó que CDC “no puede tener grupo”, salvo que la mayoría de la Mesa decida “pasar por alto las leyes y los reglamentos”. “No lo entenderíamos”, zanjó.

Esa es la postura oficial de su partido, algo que ya había anunciado el portavoz de C’s en el Congreso, Juan Carlos Girauta, y que apoyaron a lo largo del miércoles el resto de dirigentes, empezando por el propio Rivera.

La formación emergente rechaza cualquier entendimiento con los soberanistas -de hecho ayer advirtió que se opondría a la investidura de Rajoy si este pacta la abstención o apoyo de CDC-, pero en esta ocasión aparca las consideraciones políticas y esgrime únicamente argumentos jurídicos. Y en efecto, con el reglamento en la mano se hace muy difícil encontrar un camino para que PP, PSOE y Unidos Podemos puedan satisfacer a Homs sin ir expresamente en contra del ordenamiento jurídico.

¿Una solución alternativa?

Caso distinto sería que se articulara una operación creativa, al estilo del muy cuestionado préstamo de parlamentarios implementado en otras ocasiones, para que Convergència pudiera cumplir los requisitos. Fue así como Coalición Canaria logró grupo propio en 1993, 1996, 2000 y 2004. El PAR, UPN por dos veces y el PSOE le cedieron diputados en esas legislaturas para poder pasar la barrera de los cinco -el 15% del voto en Canarias sí lo superaba- y recibir la bendición de la Mesa.

El préstamo de diputados permitió a UPyD formar grupo en 2011 y a Coalición Canaria hacerlo en 1993, 1996, 2000 y 2004

El órgano de gobierno, unas veces con mayoría conservadora y otras con mayoría progresista, aprobó la maniobra. Otro caso en que se implementó fue en 2011, cuando UPyD se unió a Foro Asturias para alcanzar la cota del 5% del voto nacional -se había quedado a tres décimas-. Sin embargo, en 2000 se desestimó la demanda de tres diputados del BNG, uno de PNV y otro de CiU, decisión que posteriormente avaló el Tribunal Constitucional. También en el Senado se han dado en multitud de ocasiones estos apaños, las últimas este mismo 2016: el PSOE cedió escaños a ERC y CDC en enero y el PP lo ha hecho ahora con el PNV. Todos esos parlamentarios prestados pasaron siempre al Grupo Mixto o a los de sus compañeros de partido un tiempo después, práctica que ha sido criticada por juristas como el catedrático de Derecho Constitucional Miguel Ángel Presno Linera, que lo considera una “distorsión democrática”.

Si no toma ese camino o algún otro que le permita no contravenir expresamente el reglamento, Convergència corre el riesgo de quedar por primera vez diluida en el Grupo Mixto, con la penalización en términos económicos y de visibilidad parlamentaria que eso comportaría. Por mucho que la mayoría de la Mesa esté dispuesta a satisfacer sus demandas, sin una base jurídica que lo justifique se hará difícil que pueda hacerlo.

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Es sintomático que en esta ocasión el órgano de gobierno haya decidido establecer un plazo de dos días entre la resolución que tomará el miércoles y el paso al Grupo Mixto de los diputados que no vean satisfechas sus demandas de formar grupo propio. El reglamento establece que ese es un acto automático, aunque ahora se ha dejado ese margen, que permitiría a los diputados de CDC integrarse en el grupo de Esquerra si estos lo admiten.

Las confluencias periféricas impulsadas por Podemos, por su parte, tampoco tienen en esta ocasión ninguna posibilidad de formar sus propios grupos, puesto que PP, PSOE y Ciudadanos consideran que incumplen una prohibición expresa del reglamento, la que se introdujo en 1982 y que establece que «en ningún caso pueden constituir Grupo Parlamentario separado (…) diputados que, al tiempo de las elecciones, pertenecieran a formaciones políticas que no se hayan enfrentado ante el electorado».

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