La actuación de The Strokes fue el cénit musical de tres días en los que múltiples bandas han demostrado que el rock está más vivo que nunca.
Puede que The Strokes no guste a todo el mundo, que haya canciones que no encajen con todas las personas, pero es innegable que Julian Casablancas -bastante estropeado- y los suyos le han dado un giro al rock. Esa limpieza, esas guitarras impolutas, esa voz con tanta personalidad, todo eso sonó en el escenario Primavera este sábado, frente a un público entregado. La banda de Nueva York es el altavoz de una generación, la de los millennials.
Pero hubo más portavoces de los nuevos tiempos y las nuevas gentes subidos a las tablas de los numerosos escenarios ubicados en el Fòrum. Otros que también están haciendo mucho por que entre brisa fresca en el mundo del rock son los Black Keys, que se desfondaron el jueves en el mismo rincón. La pista estaba a reventar, y la gente tenía unas ganas locas de bailar. Tocaron todos los temazos que había que tocar y dejaron claro que, sin aspavientos, son los reyes del rock en la actualidad.
No todo va de bandas consagradas. El Primavera Sound suele descubrir a nuevos grupos, que acaban convirtiéndose en gigantes. Y también algunos que suenan mucho mejor en directo que en sus discos. Sorprendió The New Pornographers, con una propuesta musical algo más alternativa, pero con mucho oficio encima del escenario ATP.
Al lío independiente -que no independentista, que tuvo su momento máximo durante la final de la Copa del Rey, con pitidos a Felipe VI incluidos cuando salía en la pantalla que se instaló para los forofos- se unió Patti Smith. Da gusto ver a una mujer libre, que tiene ganas de dar cera al capitalismo. Es la voz de otra generación, pero el respetable estaba contentísimo de verla.
A partir de las dos de la madrugada comenzaba la psicodelia y el chumba chumba, con muy buena música como la de Ratatat pero también con gente menos acertada otros días. El bullicio y el bailoteo contrastó con la magia de Antony and the Johnsons. Esos sí que fueron momentos fabulosos, los que nos regaló Antony Hegarty, que hipnotizó y fascinó al público. Los silencios helados que precedían a cada canción ponían los pelos de punta casi tanto como su voz.
Y luego están Belle & Sebastian, que fueron los mejores.
Con estos mimbres, más los conciertos dispersos por Barcelona el domingo, el Primavera ha completado su decimoquinta edición muy dignamente, convertido ya en cita imprescindible si te gusta la música. Y si eres un millennial, mejor, porque este es tu sitio entonces.