Un brillante informático al servicio de una inmensa multinacional que en sus ratos libres es un implacable hacker anticapitalista. Éste es el personaje principal y el planteamiento de Mr. Robot , una de las series sensación de la temporada y toda una reflexión sobre las bases que sustentan el sistema tal y como lo conocemos.
El mundo se parece mucho al de Matrix en Mr. Robot, la nueva serie de USA Network. Y es que todos vivimos alienados (la mayoría sin saberlo) por una gigantesca maquinaria, una estructura económica que nos limita y oprime y que controla una casta oculta, inalcanzable, de seres superiores. Pero por suerte hay una serie de seres humanos (una suerte de elegidos) capaces de ver las trazas ocultas de esta farsa. ¿Qué hacer? Volarla por los aires, claro.
Para quien no haya visto aún Mr. Robot quiero dejarle claro antes de seguir que no se trata de una serie de ciencia ficción, ni mucho menos. La serie se ambienta en un mundo real alternativo más bien tirando a pesimista en el que una gran empresa (Evil Corp) controla de una u otra forma (no se especifica) más de la mitad de la deuda de familias y empresas en Estados Unidos y en el resto del mundo. Para el protagonista (Elliot, interpretado por Rami Malek) así como para su nuevo amigo Mr. Robot, interpretado por Christian Slater, y su panda de colaboradores (agrupados bajo las siglas de la organización Fsociety) esta situación es inaceptable, así que como son hackers y pueden hacerlo planean cómo destruir las bases del capitalismo.
¿Cómo? La idea es acabar con los servidores de Evil Corp que almacenan todos los datos en los que se atesora la información de las cuentas corrientes y los créditos concedidos a cada uno de nosotros. Su tesis es que si se acaba con la información se reinicia de alguna forma el proceso y todos seguiremos nuestra vida con una especie de fresh start que nos liberará del yugo de la deuda.
Lo que no sé si se dan cuenta este grupo de anarcohackers es que acabando con los servidores que contienen todos los «debes» de la ciudadanía (ni que toda la deuda fuera mala), se me hace raro pensar que no acabarían también con los servidores que contienen los «haberes». Es decir, que fulminarían también de un plumazo los ahorros de pobres, ricos, obreros, banqueros y mediopensionistas. ¿Es eso realmente lo que quieren?
Invito a todo el que vea esta serie (muy entretenida, bien interpretada y de impecable factura) a que no repare demasiado en estos detalles, o en qué pasaría si tuvieran éxito y realmente acabaran con las vías de financiación a escala mundial. No es tan fácil acabar con el sistema democrático liberal de propiedad privada como fundirse unos cuantos servidores. Posiblemente sí que causarías un tanto de desconcierto y pisarías más de un callo, pero el sistema no solo está soportado por ceros y unos. Hay todo un entramado de instituciones, compañías e individuos que lo sorportan: TODOS NOSOTROS.
Una enmienda a la totalidad del sistema
El mundo de hoy en día es un asco en muchos sentidos. A pesar de que hemos alcanzado cotas inimaginables de desarrollo económico, político y tecnológico todavía se mueren miles de personas de hambre en los países más pobres y otros miles mueren tratando de llegar a los países más ricos. Además, incluso en el primer mundo el motor de la vida es por encima de todo el dinero y el materialismo, que condicionan gran parte de las preocupaciones diarias de la gente. No hay espacio para demasiada poética, ni para el lirismo.
Y qué. Es cierto que el mundo está mal en muchos sentidos, y que las injusticias nos rodean allá donde miramos. Pero también es cierto que esta es sin duda la época de más prosperidad que la humanidad haya conocido. Las personas viven más y con más calidad de vida que nunca (en agregado), cada vez más países abrazan formas de organización políticas democráticas, cada vez un porcentaje menor de la población mundial está sumido en la pobreza, el acceso a la información y la cultura nunca fueron tan fáciles… Si me preguntáis creo que vivimos en un mundo que quizás no está tan mal después de todo.
Esto no es en ningún caso un canto al conformismo o una incitación a pensar que cualquier avance es imposible. No, al contrario. Pero creo que hay que tener claro todo lo que se ha conseguido después de miles de años de civilización antes de decidir, de forma unilateral, acabar con este mundo. Es ésta precisamente mi principal crítica a las ideas que se destilan de Mr. Robot: un grupo de iluminados a los que no les gusta el mundo tal cual es, deciden decidir por todos nosotros (sin consultarnos) y mandarlo a tomar por saco.
A mi esa forma de actuar me suena, pero no precisamente a demócratas liberadores, sino más bien a fanáticos apocalípticos. Para los protagonistas de Mr. Robot, hartos del mismo tedio, todo está mal y por lo tanto no merece la pena sostener este mundo. Qué queréis que os diga, yo prefiero seguir intentando arreglarlo…