Tres individuos abrieron fuego contra el público y detonaron los explosivos que portaban ayer en el Aeropuerto Internacional Atatürk, en Estambul, matando a 41 personas y dejando heridas a casi 240, en lo que el primer ministro turco, Binali Yildirim, ya ha considerado un ataque perpetrado por militantes de Daesh.
Según informa Reuters, uno de los atacantes abrió fuego con un rifle automático en la zona de salidas, provocando una estampida de pasajeros. Después, los terroristas se inmolaron cerca de la zona de llegadas, una planta más abajo.
Se trata del tercer aeropuerto más frecuentado de Europa y es el más mortal de los recientes atentados en Turquía, uno de los países que integra la coalición liderada por EEUU contra Daesh y que lucha por contener la llegada de refugiados de la vecina Siria. Además, Turquía tiene sus propios problemas con los insurgentes kurdos.
La Pollicía intentó detener a disparo limpio a dos de los atacantes antes de que llegasen al coontrol de seguridad de la zona de llegadas, pero no pudieron impedir que activasen los explosivos que portaban.
«Existen pruebas preliminares de que los tres atacantes se inmolaron después de abrir fuego», declaró Yildirim a la prensa tras los atentados. Aseguró que estos habían llegado en taxi al aeropuerto. Ningún grupo se ha hecho aún responsable del atentado, nueve horas después del ataque.
Aunque inicialmente un oficial turco habló de 50 víctimas, a la espera de la evolución de los heridos parece que la cifra se habría quedado en 36.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, señaló en un comunicado que el ataque muestra que el terrorismo «golpea sin respetar ninguna fe y ningunos valores».
Caída del turismo
El número de turistas en Turquía está en caída libre por los ataques. En abril se redujo un 28%, su mayor desplome desde 1999. Una tragedia para un país cuyo PIB depende en un 12% del turismo y la instria del transporte de pasajeros. Tras los ataques, el Departamento de Estado de EEUU emitió una alerta de viaje advirtiendo contra «el aumento de la amenaza de grupos terroristas». El pasado marzo, se ordenó a todo el personal militar y displomático no esencial abandonar el consulado en Adana, al sur del país, y en la base aérea Ircirlik.