Nadia Calviño, ministra de Economía y Empresa, ha sido la protagonista en los desayunos informativos de Nueva Economía Forum y ha dejado claro que la gestión de su ministerio estará orientada a recuperar la orientación de las políticas económicas hacia las necesidades reales de los ciudadanos más que a las cifras macroeconómicas. Entre los asistentes se encontraban ex ministros y ex ministras socialistas como Pedro Solbes y Elena Salgado, varios ministros y ministras, como Pedro Duque, María Jesús Montero y Meritxell Batet, secretarios de Estado como Pedro Saura, el Defensor del Pueblo en funciones, Francisco Fernández Marugán, e importantes miembros del Partido Socialista como Cristina Narbona, por citar algunos. Nadia Calviño fue presentada por el ex vicepresidente de la Comisión Europea, Joaquín Almunia, quien ha puesto en valor la capacidad de trabajo y de negociación de la ministra.
Calviño ha expuesto la situación de la economía española a través de un análisis DAFO y ha hecho mucho hincapié en un hecho que parecía olvidar el anterior equipo de Luis de Guindos: «la sostenibilidad del actual modelo necesita de una economía dinámica y un crecimiento justo», ha dicho.
La ministra ha calificado la actual situación del mercado de trabajo como de inaceptable: «la cronificación del paro y la persistencia de una tasa de desempleo tan elevada con el actual de crecimiento es inaceptable. Sin embargo, esto no es evidente en los datos macroeconómicos. Es inaceptable también el aumento de la desigualdad con la dualidad del mercado de trabajo. Los datos de agosto son una ilustración gravísima del peso de los contratos más precarios y temporales que lleva al empobrecimiento de la población, sobre todo en los jóvenes. Esto tiene un impacto económico muy importante y muy negativo. La precariedad reduce los incentivos para invertir en la formación de capital humano. Las tasas de destrucción de empleo son inaceptables. Se ha creado la figura del trabajador pobre que ha empobrecido a la sociedad. En España hay un tercio de la población en riesgo de pobreza. No se pueden cerrar los ojos centrándonos en un discurso basado en el peso de los mercados. Hay que crecer beneficiando a todos».
Calviño ha sido muy crítica con el modelo del anterior gobierno en varios aspectos. «Hay que cambiar la política económica», ha dicho. En primer lugar, ha incidido en el hecho de que no se puede tener un crecimiento sostenible mientras el mercado laboral no genere empleos de calidad.
Otro tema importante sobre el que ha incidido ha sido en el modelo aplicado hasta ahora para mantener la sostenibilidad económica en el que se bajaron impuestos mientras se recortaba el gasto público, hecho que ha provocado que los servicios públicos se vean afectados. Estas bajadas de impuestos han tenido, según Calviño, un impacto de reducción de recaudación de más de 12.000 millones de euros, el doble de lo destinado a I+D+i o a educación.
«Se han ignorado desequilibrios fundamentales para el crecimiento. Hay que acabar con el cortoplacismo haciendo compatible la sostenibilidad con medidas que aumenten el crecimiento y luchen contra la desigualdad. La responsabilidad fiscal y social son dos ejes para crear un crecimiento sólido y justo. La desigualdad acentúa los riesgos de los ciclos económicos y lastra nuestro crecimiento».
En referencia a las medidas que adoptará el Gobierno, Calviño ha sido muy clara en referencia a la aplicación de una política fiscal responsable en la que se expanda la recaudación para contribuir a evitar desequilibrios. Sin embargo, la ministra ha sido muy clara al afirmar que no sería nada inteligente llevar a cabo esa política fiscal expansiva con una reducción de ingresos, además de que es fundamental una reorientación del gasto dando prioridad al sostenimiento del Estado del Bienestar pero financiándolo, no con deuda pública sino con un incremento de la recaudación. «Bajar impuestos sería una receta contraria a la disciplina fiscal», ha dicho.
Para Calviño no hay que elegir entre el crecimiento y la igualdad. La brecha de género está suponiendo un lastre para nuestra economía y el cierre de dicha brecha tendría una consecuencia directa de un incremento del 17% del PIB. Al crecimiento económico también beneficiarán la reducción del mercado de trabajo precario, la lucha contra la pobreza infantil, el aumento de la inversión en educación y en investigación porque tendrán como consecuencia un incremento de la productividad.
En referencia a las políticas económicas de la Unión Europea, Nadia Calviño ha sido muy contundente en varios aspectos y ha dejado un recado al anterior equipo de Luis de Guindos. En primer lugar, ha dejado claro que «los gobiernos europeos deben dar respuesta a las necesidades de los ciudadanos. Hay que introducir los ajustes necesarios para incluir en la economía la agenda social». En segundo lugar, y en referencia a la no aplicación de las Directivas europeas la ministra de Economía ha desvelado que cuando llegó al Ministerio se encontró con 14 Directivas sin tramitar, algo que va a suponerle a España multas como la correspondiente a la ley hipotecaria, de 100.000 euros diarios (3 millones de euros mensuales).
Volviendo a quienes acompañaron a Nadia Calviño, resulta sorprendente que personas que se han aprovechado de las puertas giratorias como Elena Salgado o Pedro Solbes tras abandonar sus cargos políticos, y, sobre todo, con las graves consecuencias de su gestión al frente del Ministerio de Economía, estén al lado de una mujer que con el programa presentado de reformas y medidas orientadas a las necesidades reales del pueblo está demostrando hasta ahora tener muy claros los conceptos éticos del servicio a la ciudadanía que se espera de un gobierno socialista.