“Ciudad podrida, nos traes la noche y el miedo. Ahora que estás dormida, las calles están llenas de fuego. Quiero salir de este infierno donde los gritos de los perdidos se olvidan”.
Con esa contundencia se expresaba (originariamente en catalán) la mítica Ciutat podrida de la no menos mítica y fundacional La banda trapera del río. Me ha venido a la cabeza en más de una ocasión al leer Necrópolis de Marcos Prior, una novela gráfica coral que habla de las personas y de sus problemas pero que, sobre todo, habla de la ciudad muerta, esa necrópolis del título, un cementerio del alma que aprisiona las ilusiones y aniquila las emociones de sus habitantes. Necrópolis habla de un futuro muy reconocible, y no es agradable.
Prior arranca de una situación propia de thriller de acción y suspense ambientado en un futuro cercano, en una enorme metrópolis que recuerda, por su estética y su collage de razas y culturas a Nueva York, pero cuya situación política y social es inequívocamente española.
En el transcurso de una serie de apagones de origen inexplicable se suceden asesinatos de desgraciados sintecho. Las sospechas de que puedan obedecer a siniestras intenciones gubernamentales se acentúan mientras se acercan las elecciones, donde los granujas (o directamente tronados) de siempre muestran sus cartas frente a candidaturas más populares y honestas. Para contar todo ello, el experimentado Prior (lleva más de dos décadas dibujando y guionizando comics sin parar) divide el comic en breves episodios y a cada uno le aplica una narrativa distinta: desde viñetas fragmentarias que muestran múltiples caras de la realidad a textos y entrevistas procedentes de web y revistas, pasando por tuits o meras ilustraciones de una ciudad extrañamente tranquila. El resultado, como la propia Necrópolis, es diverso, estridente y no ofrece demasiadas claves para solventar el enigma que ella misma propone.
Necrópolis no pretende sermonear, y es un alivio, pero su agenda está clara: Marcos Prior está harto de mentiras y estafas políticas y no se frena lo más mínimo al retratar una clase dirigente decadente y despiadada. Adereza su retrato con el reflejo de una serie de ciudadanos de New Poole que toman la iniciativa para acabar con los crímenes: un claro trasunto del Charles Bronson justiciero de los ochenta, diversas pandillas juveniles y vecinales, un insoportable millonario aislado de la auténtica vida en la ciudad… vidas que palpitan y luchan por salir adelante sin saber que, posiblemente, la necrópolis está dispuesta a asfixiarles. Marcos Prior parece tener algo de esperanza en el futuro de su ciudad, pero parece decir cuando se centra en la trama política de Necrópolis, al final la decisión está en manos de los que eligen al nuevo alcalde de New Poole. Ya decimos: una futuro cercano muy, muy reconocible.
Necrópolis
Marcos Prior
Astiberri
2015