¿Está la gente dispuesta a pagar por contenidos en televisión de forma masiva? ¿Y a pagar un precio elevado? ¿Hay espacio para diversas plataformas de contenido? ¿Le gustan a todo el mundo las series de Estados Unidos? Netflix tiene que empezar a dar respuesta a tantos interrogantes, porque la competencia acecha, y la base de clientes no crece tan rápido.
Cuando Netflix llegó a España se formó cierto revuelo. Los incondicionales de las series de televisión por fin tenían su lugar propio. El vídeo bajo demanda era una realidad. Adiós a los cambios en las horas de emisión y otras torpezas de la televisión tradicional. Pero ahora surgen dudas. Y no solo en España, sino en todos los mercados a nivel mundial.
Desde el segundo trimestre de 2014 Netflix no tenía un crecimiento tan pequeño a nivel mundial, y sobre los nuevos clientes en Estados Unidos, habría que remontarse más. En concreto, las cifras que aporta la compañía entre los meses de abril y junio de 2016 dejarían un crecimiento de 160.000 nuevas altas en EEUU y 1,5 millones en los demás mercados.
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En comparación con datos de trimestres anteriores, los números son malos. En comparación con lo que esperaba Netflix (500.000 en Estados Unidos y más de 2 millones fuera) resultan igual de desastrosos.
Por este motivo, desde la compañía se han apresurado a explicar algunos motivos por los que su base de clientes no crece tan rápido como en los últimos trimestres. Explican que, en gran parte, se debe a que las ofertas con las que muchos usuarios llegaron a Netflix se han ido acabando, y tampoco han renovado otras. Por eso, mucha gente está decidiendo abandonar la plataforma, o pensar si merece la pena entrar y más tarde pagar otro precio.
Esa ha sido la explicación, porque de lo que no quieren hablar es de la competencia dentro del sector y de que haya cada vez más presión, no solo en Estados Unidos, sino en cualquier mercado en el que están presentes, incluido por ejemplo España una vez que se instale HBO.
Virtudes, defectos y problemas
La apuesta de Netflix parece clara: contenido de producción propia y mejora de la calidad audiovisual y narrativa. Los efectos se hacen notar, más de 50 nominaciones a los Premios Emy con productos relacionados con la firma de Reed Hastings. Es más, incluso han entrado en tendencias de mercado en las que no tenían el foco puesto como la compra de derechos de series y contenido “antiguo”.
Algunas plataformas, como Hulu, han apostado por añadir a su base de servicios contenidos de series históricas que han tenido mucho tirón. Y Netflix ha entrado al trapo, y encima con relativo éxito, como el furor que causó en España a principios de julio el retorno completo de Friends.
Pero todo eso no esconde algunos problemas para la compañía, sobre todo a nivel internacional. Se están encontrando con barreras de entrada idiomáticas, ya que hay mercados donde el inglés (y el uso de la versión original) no están muy extendidos, y por ello no triunfan. Más que nada porque tampoco están, de momento, creando contenido local de producción propia para ciertas regiones.
Si a eso se suma que la economía de todos los países no es la misma, pero quieren tener precios unitarios a su servicios, provoca que algunos países la penetración esté siendo más lenta de lo que esperaban.
Todo eso por no mencionar lo que no quiere escuchar Netflix sobre la competencia. SABEMOS contó hace unas semanas cómo será la llegada de HBO a España. La reflexión final era la siguiente:
¿Existe un público para HBO en España? A falta de conocer datos de suscriptores reales de Netflix después de que haya vencido el periodo de seis meses gratuitos que ofrecía Vodafone, ¿en nuestro país existe una generación dispuesta a pagar ya no por uno, sino por dos servicios premium? Lo descubriremos en breve.