Le ha salido el tiro por la culata, nunca mejor dicho. Por más que el presidente de EEUU, Barack Obama, esté preparando despedirse de la Casa Blanca regulando mínimamente la venta de armas en EEUU, por ahora lo único que parece conseguir es que se disparen las ventas.
Según los datos ofrecidos por el FBI y recogidos por el Washington Post, 2015 fue un año de récord para la industria armamentística estadounidense, con 23,1 millones de registros de antecedentes para permisos de armas y para su adquisición. Es el mayor dato que se obtiene desde que el sistema de comprobación federal se puso en marcha, en 1998.
Black Friday, la fecha de las compras locas, lo fue también en el mundo de las armas de fuego, con 185.000 comprobaciones de antecedentes. Es el día en que más armas se han vendido en EEUU, y las últimas cinco semanas del año están entre las 10 en las que más antecedentes se han comprobado.
¿A qué se debe? Básicamente, a que tras los asesinatos en San Bernardino, Obama anunció que se pondría duro con las restricciones de las ventas de armas. Y ha cumplido. Más o menos.
El lunes 4 de diciembre Obama anunció un paquete de medidas que obligará a más vendedores, especialmente a los que comercian por internet y en las ferias de armas, a obtener licencias y llevar a cabo comprobación de antecedentes. Paradójicamente, la acción de Obama tiene como objetivo precisamente el tipo de tráfico de armas que no se recoge en los datos del FBI.
En un estudio de Everytown Research, una pata de la organización puesta en marcha por el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, para combatir la venta de armas, explican el agujero actual de la ley, que obliga a los vendedores a tener licencia salvo en un caso muy particular; que sean vendedores ocasionales. Un concepto muy difuso y un agujero legal gigantesco.
«Algunos vendedores sin licencia se aprovechan de esta ambigüedad para poner a la venta decenas o cientos de armas cada año, entrando en el lucrativo mercado de venta de armas sin seguir las normas. Venden armas sin registrar antecedentes y, como muestran los datos, algunas de estas armas terminan cruzando las fronteras estatales, son recuperadas en escenas del crimen en grandes ciudades y se utilizan contra oficiales de policía».
Otras medidas
Otras de las medidas propuestas por Obama pasan por dedicar 500 millones de fondos federales para el tratamiento de enfermedades mentales, una medida que requerirá de apoyo del Congreso pero que, previsiblemente, saldrá adelante, teniendo en cuenta que cada vez que hay un asesinato en masa en el país, todos los políticos partidarios de la libre venta de fusiles de asalto inciden en que es un problema de salud mental no relacionado con las pobres e indefensas armas de fuego.
Otras medidas pasan por exigir que las armas que se pierdan por el camino entre el fabricante y el vendedor sean notificadas a las autoridades federales, o la contratación de más personal para el registro de antecedentes y la posibilidad de hacerlo 24 horas al día, 7 días a la semana. La Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de fuego y Explosivos ha puesto en marcha además un nuevo centro de investigación para detectar el tráfico ilegal de armas online y dedicará recursos y personal a mejorar la Red de Información Nacional Integrada sobre Balística (NIBIN, por sus siglas en inglés).