Robert Zemeckis nunca pensó que el título de su película pudiera llegar a tal extremo. Aunque si Meryl Streep y Goldie Hawn hubieran sabido antes de la existencia de Omneo seguro habrían dejado tranquilo a Bruce Willis. Dos españoles, un escultor y un experto en finanzas, han desarrollado una suerte de nicho mortuorio digital y de diseño que, lejos de quedarse en lo anecdótico o encallarse en el cenagoso terreno de lo moralmente permisible, ha revolucionado el estancado universo funerario con un concepto realmente interesante.
Omneo no es ningún ‘frikismo’. Sus creadores, Bruno Mezcua e Iñigo Zurita, lo ven como la respuesta que pedía a gritos un sector que, desde el desarrollo del proceso de incineración en los 70, no había introducido ninguna novedad importante. “La sociedad actual teme a la muerte como ninguna otra en el pasado. En consecuencia, le ha dado la espalda, negándola, cuando es parte indisociable del ser humano”, explican. “Freud decía que para soportar la vida debes estar dispuesto a aceptar la muerte. Se trata de volver a mirarla de frente, pero con un nuevo lenguaje en sintonía con el tiempo que nos ha tocado vivir”.
El funcionamiento de Omneo comienza por la solidificación de las cenizas del fallecido que se convierten en una pieza de cuidado diseño, un prisma de tacto suave y delicado que transmite la sensación de pureza. “Se trata de dar un descanso más digno a nuestros seres queridos y prologar su recuerdo a través de una red propia de cariño y sentido tributo”, aclaran los creadores. Con una esencia ligada al sentir de nuestra época, Omneo propone una alternativa pulcra y respetuosa para quienes prefieran adaptar la tradición funeraria a un lenguaje más funcional con el objetivo común de rendir tributo a la memoria del difunto.
Pero esta urna de cenizas solidificadas con fino granito y ceras naturales que tanto nos recuerda a uno de esos exclusivos altavoces de diseño, es también accesible y versátil. Los problemas de espacio, aseguran Mezcua y Zurita, quedan resueltos con esta ingeniosa solución mortuoria, y también los económicos. Un Omneo básico cuesta 590 euros (una vez incinerado cuerpo y ataúd), un precio por debajo del que suponen la tumba, el nicho y el columbario que guarda las urnas cinerarias.
Funeraria digital
Aunque nos pese, las nuevas tecnologías ya son un gran soporte emotivo en los momentos más difíciles. De ahí que estos españoles hayan creado una red social para rendir un sentido homenaje a los nuestros queridos, un lugar infinito y eterno donde dejar constancia de su memoria personal. Omlime.com reúne la biografía y los recuerdos del fallecido aportados por él mismo, por familiares o por amigos. Textos, fotografías, vídeos in memóriam, cuyo contenido administra después la persona responsable de los restos. Se puede programar para recibir el aviso del aniversario de su cumpleaños o fallecimiento y, con tan solo pasar el teléfono móvil por la superficie, acceder a toda esta información. Sin instalar aplicaciones. Entierros 3.0.