La suerte está echada. Los responsables de Orange y Bouygues se reúnen (por separado) este miércoles para finiquitar el proceso de compra por parte del operador naranja. Se espera que se cierren los flecos sobre el precio de compra, así como la participación final que tendrán tanto en Gobierno francés como la propia Bouygues en la compañía resultante.
Europa sigue su lento proceso de consolidación en el mercado de las telecomunicaciones. Por ejemplo, en Reino Unido todo está a la espera de lo que dictamine Bruselas sobre la venta de O2, filial de Telefónica. Aquí, en España, Zegona y Yoigo siguen negociando la compra de los segundos, una vez que MásMóvil parece descartada.
Francia sigue el mismo camino. Durante la pasada Semana Santa, según informa el diario francés ‘Les Echos’, las negociaciones se intensificaron hasta el punto de que, según relatan, muchos directivos llegaron a estar dos días seguidos de reuniones. Finalmente, y según fuentes cercanas a Bouygues, la negociación va por buen camino.
El resultado final podría conocerse esta misma semana. Según publica Reuters, las juntas directivas de ambas compañías se encuentran reunidas este miércoles para analizar la propuesta surgida durante Semana Santa.
Sobre la mesa hay una serie de puntos clave: el primero de ellos tiene que ver con el precio. La operación, según diversos analistas, ronda los 10.000 millones de euros. Aunque habrá que ver la cifra final.
Otro de los aspectos fundamentales de la operación tiene que ver con la venta de activos que tendrán que llevar a cabo para que se dé el visto bueno a la operación. De llevarse a cabo la fusión, el número de operadores de reduciría, y esto es algo que Bruselas y los órganos de competencia de cada país vigilan mucho. Iliad y SFR serían dos compañías muy interesadas en estos remedies de los que debería desprenderse la compañía resultante. Y no solo eso. También tendrían que hacerse cargo de un elevado número de tiendas y sus empleados.
Por último, y no menos importante, queda la resolución sobre la participación que seguirá teniendo el Gobierno francés en Orange, así como el poder accionarial que tendría Bouygues dentro de la compañía una vez que se ejecute la compra. Exigen no menos de un 10%, aunque el director general de la compañía, Martin Bouygues, ya ha manifestado que le gustaría alcanzar el 12%.