Orange hace bien la digestión de Jazztel y mete presión a Vodafone

En el ecuador del verano, los tres grandes operadores presentan resultados. De este modo se puede hacer una precisa radiografía de la situación del sector. A falta de Telefónica, Vodafone y Orange ya han rendido cuentas, y la principal conclusión es que la pelea se mantiene abierta en distintos frentes.

Orange sigue el ritmo de crecimiento en su base de clientes. Mete más de un millón de distancia a Vodafone (en móvil), y 800.000 en banda ancha. Sin embrago, los rojos siguen ingresando más que los naranjas, y su huella de clientes con fibra (y el cable de Ono) aventaja en 800.000 a Orange.

En este contexto, el operador de origen francés ha mantenido un encuentro con la prensa para explicar en profundidad cómo han sido los primeros seis meses del año para la compañía. Su consejero delegado, Laurent Paillasot, se ha mostrado bastante satisfecho con los resultados. En el último trimestre, con unos ingresos de 1.229 millones de euros, representa un crecimiento de 6,2% con respecto al mismo periodo del año anterior. Ese crecimiento también se ha dado en los clientes móviles, con un 4,9%; así como el Ebitda, que mejora un 14,4% durante los primeros seis meses del año en comparación con 2015.

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Estos resultados demuestran que la integración con Jazztel, una vez llevado a cabo los ajustes de plantilla necesarios, marcha según lo planeado. La digestión está hecha, y ahora mismo operan con dos marcas convergentes con las que atacar distintos nichos en diferente intensidad de ofertas y tarifas. Pero todavía quedan muchas aristas que perfilar, sobre todo en ese enfrentamiento directo con Vodafone para convertirse en el segundo operador del mercado tras Movistar.

Valdrá con el fútbol y las series

Desde Orange han confirmado que tendrán todo el fútbol. Incluido el partidazo, por el que ahora mismo negocian con Movistar, que actualmente tiene los derechos adquiridos. Asimismo, han asegurado que, pese a la posibilidad de que Netflix o HBO operen como plataformas independientes, siempre podrán llegar a algún tipo de acuerdo para ofrecer a sus clientes las mejores series del momento.

Pero todo son “negociaciones” y “esperanzas”. Ahora mismo Orange tiene 380.000 clientes de televisión, los que dejan una factura más alta junto a las tarifas convergentes. Mientras, Vodafone acumula 1,1 millones de clientes de tele. A esto hay que añadir que los rojos, pese a tener menos clientes de banda ancha que los naranjas, 3 millones frente a 3,8 millones, sí tienen más usuarios de fibra (800.000 más), por lo que las facturas son mayores.

Y ese es el gran reto de Orange. Como contó SABEMOS hace unas semanas, la filial francesa está creciendo y metiendo distancia con Vodafone en el segmento móvil (y fijo). En parte gracias a sus marcas virtuales (Simyo y Amena), pero se antoja insuficiente, sobre todo porque la fidelidad de los clientes no es la misma en el only mobile que las ofertas convergentes.

Pese a todo, Laurent Paillassot insiste en que la TV tampoco es una obsesión. Ni siquiera el fútbol. ¿Entonces cuál es el reclamo? ¿Cómo dará Orange el sorpasso a Vodafone en los clientes de alto valor añadido (factura más elevada)? Los galos se han obsesionado con tener más y más clientes, pero de momento son menos rentables que los de Vodafone. Entre otras cosas porque, como sucede en el segmento móvil, muchos son los agregados de sus dos virtuales, y esas facturas son más bajas. Al igual que sucede en el fijo con el ADSL, donde siguen anclados la mayoría de los clientes naranjas de banda ancha.

Algo claro: los precios irán en aumento

Ya no es noticia. Los clientes demandan más servicios, contenidos de televisión, megas para navegar con el móvil… Los operadores lo saben y, con el supuesto objetivo de ofrecer más, también llega el aumento de precios.

El consejero delegado de Orange no lo ha ocultado, y asume que dentro de un año los precios serán más altos que en la actualidad. Eso lo defiende explicando que también se genera una mayor diversidad de tarifas, con y sin tele; con más o menos capacidad de fibra; todo para que el cliente pueda elegir. Eso sí, con los precios más altos.

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