El PSOE de Pedro Sánchez insiste en su negativa a negociar con el PP, Ciudadanos mantiene su rechazo a Rajoy y a cualquier entendimiento que incluya a Podemos y el presidente en funciones solo hablará de formar un Gobierno liderado por él. Iglesias afirma que tenderá la mano a «todas las fuerzas políticas», principalmente «con las fuerzas progresistas», cuya suma queda a nueve escaños de la mayoría absoluta. Los vetos amenazan con abrir de nuevo el escenario de elecciones anticipadas, pero en estos momentos parece inevitable el entendimiento para que en menos de un mes el presidente sea Mariano Rajoy.
La abstención del diputado de Nueva Canarias, Pedro Quevedo, servirá para que Rajoy concluya un dificilísimo pacto de mínimos con los de Albert Rivera, PNV y Coalición Canaria, y evite así al PSOE la humillación de dar su voto al ganador de las elecciones. Mientras tanto, los barones socialistas trabajan para preparar una limpieza en el comité ejecutivo que abra paso a deponer a Sánchez, con Eduardo Madina en un lugar relevante. Si se culmina una revolución interna en el seno del PSOE, la opción de la gran coalición, con o sin Ciudadanos, se presenta como la más clara.
Mariano Rajoy se siente reforzado por las urnas y solo contempla la elección de un Ejecutivo que presida su persona; el PSOE descarta el diálogo con el PP porque se considera su antagonista natural; Ciudadanos mantiene su veto a Rajoy y a cualquier pacto que integre a Pablo Iglesias; Unidos Podemos, grogui por un resultado adverso que aún no se explica, tiende la mano a las “fuerzas progresistas” pese a que toda la izquierda solo suma 167 escaños. Un día después de las segundas elecciones generales en medio año, los principales partidos han recuperado sus líneas rojas y parecen haberse recluido en sus respectivas trincheras.
Sin embargo, las cosas han cambiado más de lo que parece. Susana Díaz y otros barones han insistido en público en la necesidad de que gobierne Mariano Rajoy y de que se reconstruya al partido desde la oposición para volver a ser una fuerza capaz de convencer al 40% de los electores. Jordi Sevilla ya decía, antes de las elecciones, que debía dejarse gobiernar al candidato que consiguiese mayor apoyo parlamentario. La clave estará en la abstención del diputado de Nueva Canarias, Pedro Quevedo, quien podría ser clave para permitir gobernar al PP. Lo único que restaría a los populares sería salvar las reticencias de Albert Rivera, quien rechaza a Rajoy pero en todo momento ha defendido la bandera de la gobernabilidad, lo que a la hora de la verdad difícilemente será un obstáculo para alcanzar un pacto de investidura.
La presión de los mercados, el impacto económico de la falta de predictibilidad en las inversiones fruto de la situación de parálisis política y la necesidad de que España se incorpore lo antes posible en el proceso de reconstrucción de la Unión Europea, harán fácil que Rivera defienda una alianza con una lista de requisitos en la mano. Y si no puede conseguir la cabeza de Rajoy, al menos debería ser capaz de lograr una reforma electoral de algún tipo que permita igualar el voto de todos los españoles, lo que mejoraría sus opciones de cara a futuros comicios.
El lunes fue día de análisis en los cuarteles generales de PP, PSOE, Ciudadanos y Unidos Podemos. Unos saborearon el resultado y pensaron en futuros movimientos, otros debatieron sobre los porqués de su fiasco y un cuarto se enredó en sus ya clásicas tensiones internas postelectorales. Las conclusiones y los discursos emitidos después de las deliberaciones alejan la posibilidad de un acuerdo rápido, algo que los cuatro se comprometieron a buscar. O mucho cambian las cosas o la constitución de las Cortes (19 de julio) llegará sin una investidura en el horizonte.
El PNV ve “muy difícil” pactar con los populares, aunque se sentará a negociar si Rajoy les cita
Un problema añadido es que la crecida del PP le permite quedarse cerca de la mayoría absoluta si se entiende con Albert Rivera (169 escaños), pero el ‘no’ del PSOE a cualquier candidato popular haría insuficiente ese pacto. Génova tendría que buscar también al PNV y a Coalición Canaria en una compleja operación muy difícil de articular y que solo podría garantizar la investidura, nunca la gobernabilidad. Otra cosa muy distinta sería que el PSOE completase una revolución interna y apartase a Sánchez para lograr la abstención del partido.
¿Un Gobierno en agosto?
Rajoy se dice abierto a cualquier opción que pueda sacar a España de la interinidad, pero sigue apostando por una coalición “estable” y “a cuatro años” con el PSOE, a la que podría sumarse Ciudadanos. Cuando concluya el Consejo Europeo que hoy se inicia para abordar el Brexit, se pondrá en contacto con el resto de líderes y tratará de articular un pacto que en todo caso exigirá encabezar en su calidad de líder de la lista más votada. Su deseo es tenerlo listo para finales de julio o “lo más tarde a principios de agosto”.
▶ @MarianoRajoy: Mi mano sigue estando tendida para garantizar la estabilidad que España necesita #Afavor https://t.co/cN1nnJlyG5
— Partido Popular (@PPopular) 27 de junio de 2016
El candidato del PP se resiste a dar prioridad a Rivera. No empezará por ahí. Tampoco sería una vía fácil, porque el presidente de Ciudadanos mantiene su rechazo al presidente del Gobierno en funciones y apuesta por una mesa negociadora a tres -formada por su partido, los populares y los socialistas- que de momento no encuentra apoyo. “No hay un solo votante de Ciudadanos que no sepa que no estaremos en un Gobierno que tenga que estar pendiente de la corrupción de Bárcenas y Rita Barberá”, resaltó ayer. “Queremos cambio”.
¿Deja eso la puerta abierta a un apoyo externo o una abstención? “No vamos a apoyar ningún Gobierno de Mariano Rajoy”, respondió tajante Rivera. Su opción es constituir la mesa de “constitucionalistas”, apartando del diálogo “los sillones” y pactando reformas que “sin Ciudadanos” nunca se abrirían paso.
.@Albert_Rivera «Quien quiera nuestro apoyo debe entender que nuestros votantes quieren cambio, reformas y una nueva etapa» #ActualidadCs
— Ciudadanos (@CiudadanosCs) 27 de junio de 2016
Ni PP ni PSOE dan muestras de aceptar esa propuesta que el partido naranja les propondrá personalmente este mismo martes. Los socialistas afrontaron sus primeras contradicciones apenas doce horas después del cierre de los colegios. Mientras el barón extremeño, Guillermo Fernández Vara, indicaba que lo debían hacer era dejar gobernar a Rajoy, el secretario de Organización, César Luena, garantizaba que en ningún caso facilitarían un Ejecutivo del PP.
Sánchez defendió la misma postura ante su Ejecutiva, al igual que el portavoz parlamentario, Antonio Hernando, en rueda de prensa. “El PSOE estará donde nos han puesto los ciudadanos en este momento, que es en la oposición, y tendrá que ser Rajoy el que dé el primer y los subsiguientes pasos”, dijo Hernando. A su entender, Génova debe buscar apoyos “entre sus afines ideológicos y las derechas nacionalistas”.
Una referencia directa a Ciudadanos, Convergència, PNV y CC. Las fuerzas de centro derecha superan con creces la mayoría absoluta (183 escaños), pero se hace impensable que los ocho diputados del partido de Mas y Puigdemont vayan a entenderse con los populares. Ferraz también instó a Nueva Canarias a “cumplir” sus acuerdos -respaldar la candidatura de Sánchez- y dejar que Rajoy “empiece a echar números” para intentar la investidura. Además, Hernando dejó en suspenso la posibilidad de que Sánchez intente alcanzar La Moncloa si el PP fracasa en el intento -“veremos cuál es la situación”-.
El PSOE cree que Iglesias y su tacticismo han provocado que “el cambio se aleje de nuestras vidas”
El PSOE cree que Iglesias y su tacticismo han provocado que “el cambio se aleje de nuestras vidas”, pero en Unidos Podemos tienen la lectura contraria. Consideran que los socialistas se sumaron al discurso del miedo contra ellos, favoreciendo al PP, y tienen importantes contradicciones internas sobre por qué fracasó su coalición. Así lo expresó el número tres de Podemos, Pablo Echenique: “Se han vertido en la Ejecutiva muchas opiniones. Una cosa y la contraria”.
El partido se debate entre si lo que falló fue la propia coalición con IU -de la que Errejón y su corriente recelaba por entender que lastraba la apuesta por la transversalidad-, una campaña mal ejecutada -Monedero la criticó con dureza por creerla despegada a la calle- o las dos cosas. Mientras acuerdan un diagnóstico, apuestan por “tender la mano a todas las fuerzas, especialmente a la progresistas”. Pero PSOE, Unidos Podemos, ERC y EH Bildu solo suman ya 167 escaños.
Así las cosas, se antoja difícil un desbloqueo de la situación a corto plazo. España lleva con un Gobierno en funciones desde hace seis meses y su Parlamento acumula casi un año sin tramitar una sola ley. Esta semana estará marcada por el Consejo Europeo y la que viene por la visita de Barack Obama, por lo que pocos avances se producirán antes de mediado julio. Tras la constitución de las Cortes se espera la primera ronda de audiencias del Rey, a la que parece que los líderes volverán a acudir sin un acuerdo bajo el brazo.