El problema del ‘Samsung Galaxí’

Lo que no tenía que haber pasado, finalmente ha sucedido. Al menos para los intereses de Samsung. Y es que gran parte de la población, de todas las edades y condiciones, ha terminado conociendo los problemas del fabricante coreano. Mi padre ha sido el último.

Hace unos días, en este mismo medio, y en la misma sección de Opinión, escribía lo siguiente:

Ahora la marca tiene un objetivo. Debería ser el único. Conseguir que los usuarios perciban que esto ha sido un problema del Galaxy Note 7. Punto. Que ha tenido fallos en la batería, y ya está. El problema puede surgir ante la siguiente frase: “Los móviles de Samsung se incendian”. En genérico, sin filtro ni edulcorante.

Con el flaco favor de las aerolíneas clamando contra una supuesto arma peligrosa, y la inestimable ayuda de los medios de comunicación exagerando los problemas del Galaxy Note 7… Samsung se ha metido en un verdadero problema de imagen y marca. El eco de sus líos con este terminal han llegado a mucha gente.

“Oye, has visto lo que le ha pasado al Galaxí ese… el móvil de Samsung”. Antes de nada, agradecer a mi padre que no lea lo que escribo en SABEMOS. De lo contrario asumiría que ¡claro que sé lo que ha pasado con el Galaxí! Pero al margen de egos dañados, si mi padre está con la mosca detrás de la oreja, Samsung tiene un problema.

No es que mi padre se vaya a comprar un Galaxy Note 7. Con su Kazam Trooper subvencionado y pagado a 12 meses con Jazztel es feliz. Pero está cerca la Navidad. Los regalos. Tiene tres hijos en edad de merecer móviles de gama alta… ¿Por qué no papá?

Entonces, mi padre se dirigirá al Media Markt de turno, preguntará al dependiente por un buen móvil para un regalo… y añadirá “pero no de los Samsung esos que se incendian”. Lógicamente se trata de vender. El dependiente dejará todo terminal de los coreanos a un lado, y terminará convenciendo a mi padre de que un Hauwei de gama alta es una buena opción.

Ahora multipliquen a mi padre por miles de padres. La ecuación para Samsung no es halagüeña. Y eso solo en España. La actualidad lleva una velocidad desmesurada y parece que todo quedó atrás. Pero en el viaje lo coreanos van a tener que recomponer su imagen mucho más de lo pensado.

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