Los realities siempre han tenido imagen de freaks shows , de muestra de rarezas, que se justifica en parte por las elecciones sensacionalistas de los concursantes y, en parte, por los inevitables escándalos, que no dejan de llegar.
El último se produjo hace solo unos días cuando Josh Duggar, el hijo mayor del matrimonio Duggar -protagonista con sus hijos de la serie 19 kids and counting (que empezó llamándose 17 kids and counting hace más de diez temporadas)-, admitió ante su padre haber abusado de varias menores, incluidas algunas de sus hermanas. En cuanto la noticia se supo empezaron a extenderse las implicaciones. Los Duggar son personas muy religiosas, que decidieron dejar los métodos anticonceptivos después de un aborto espontáneo y que se encuentran metidos en varios movimientos religiosos como el del Patriarcado Bíblico Cristiano, además de haber compatibilizado el padre su trabajo como agente inmobiliario con una pequeña carrera política a favor del Partido Republicano.
El gancho del programa era que formaba con su mujer una familia con diecinueve hijos, más las familias de tres de ellos y los nietos que habría que sumar aparte. De modo que estas acusaciones no solo iban en contra de todo lo que creían sino que, al conocerse las circunstancias en que llegaron a la policía, casi un año después de que lo supiera el padre y varios meses después de conocerlo los responsables de su iglesia, estos graves hechos obligaron al canal que emitía su programa, el TLC, a hacer algo. De momento se han limitado a quitar las reposiciones, pero nada se ha dicho aún del futuro de la siguiente temporada.
Mientras los anunciantes van dejando el programa y en la TMZ han creado un hueco especial para las noticias que van surgiendo, los periodistas recuerdan que el canal, una vez conocido como The Learning Channel lleva en aguas turbulentas desde que empezó a apostar por este tipo de programas. Para colmo, una de sus anteriores estrellas, Mama June, ha amenazado con demandar a la cadena por el doble rasero con el que fue tratado su programa. Porque, como decíamos, esto ha pasado varias veces.
El caso de Mama June fue especialmente sonado porque en aquel momento se trataba del programa de más éxito del canal, spin-off de otro igual en éxito y controversia: Toddlers & Tiaras. Programa centrado en los concursos de belleza para niñas de muy corta edad, las tácticas de las madres decididas a triunfar a todo precio, la presión a las que sometían a sus hijas -un ejemplo clásico, darle para las competiciones un brebaje fabricado por los padres: Go Go Juice, mezcla de, entre otras cosas, Red Bull y Mountain Dew-, la sexualización de las mismas y todo tipo de sucesos oscuros relacionados con ese extraño mundo. De entre las participantes y sus disfuncionales familias destacaba una, Honey Boo Boo. Tanto que, tras el éxito de un especial, decidieron darle su propio programa. El enorme éxito que consiguió terminó de volar por los aires la familia, pero cuanto más se iba de madre y más vueltas daba, más más complicado parecía que aquello terminara bien. De modo que cuando los padres, Mama June y Sugar Bear -en serio, esos son los apodos que usaban- se separaron y los fotógrafos sacaron a la madre junto a otro hombre, se buscó toda la información sobre él. Resultó ser un conocido de la familia que tenía antecedentes por abusos a menores y que quizá hubiera abusado de una de las hijas mayores del matrimonio. El canal canceló en menos de 72 horas la serie, enterrando incluso los programas ya grabados. Precisamente por esa rapidez antes de comprobar el grado de relación de la persona con Mama June -ella siempre ha defendido que no era su novio ni había tocado a sus hijas- es lo que la ha enfurecido al ver cómo el futuro del programa de los Daggar simplemente quedaba en el aire cuando el suyo fue cancelado ipso facto.
Y es que una cosa son las cancelaciones por audiencia o porque alguno de los miembros del reparto pretende ganar más dinero del que la cadena está dispuesta a darle y otra muy distinta que el escándalo se lleve por delante programas que estaban haciendo dinero antes de convertirse en tóxicos. El canal podía seguir adelante con ellos cuando era simplemente gente como en Jon and Kate plus 8, cuando el matrimonio protagonista acabó con un ponzoñoso divorcio en el que las infidelidades de uno de los cónyuges sólo pusieron en marcha la bola de nieve. Lo mismo pasó con las evidentes falsedades de Long Island Medium, y ni siquiera lo controvertido de All-American Muslim logró salvarlo, por mucho que ni las asociaciones tuvieran claro si era un programa a favor o en contra, siempre fue la baja audiencia la que acabó tirándolas. Incluso en ocasiones y con tribunales de por medio, como ocurrió con la familia polígama de Sister wives,la intervención judicial produjo retrasos en la grabación o emisión pero no la cancelación, igual que no lo hizo con Breaking Amish ni las acusaciones de que los protagonistas no eran ya amish -y en algunos casos ni lo habían sido- ni la detención de uno de sus personajes principales. Eso a cadenas como la TLC les ha dado igual, incluso las campañas en contra que se les ha montado a realities como My husband’s not gay en la que un grupo de parejas mormonas mostraban su felicidad más allá de que a los hombres les atraían otros hombres. De momento han emitido un especial de prueba y parecen más que dispuestos a darle serie propia.
Nuevos escándalos pueden traer diversas cancelaciones
Precisamente por eso aún ahora hay voces que piden que no se cancele el programa, que es una manera de ver cómo lo trata la familia, mientras otros medios desentierran antiguas grabaciones del mismo en las que se ve, por ejemplo, a Josh Duggar hacer una broma sobre el incesto. Parece que tiene que ser algo más grave para que el TLC lo retire de la circulación, de ahí la ira de Mama June.
Tampoco es que el resto de canales vayan mejor, por supuesto. Historias como la de Australia’s Naughtiest Home Videos, que según cuenta la leyenda no llegó a terminar de emitir su primer episodio tras una llamada del jefazo de la cadena para que «quitaran esa mierda» son ya historia. Más aún cuando hablamos de canales no generalistas. Por muy extremos que nos parecieran esos programas hacía falta siempre algo más para eliminarlos. De ahí que puedas encontrarte en el canalDiscovery aún hoy Amish Mafia, un programa con tantos problemas que llegó a meterse por medio no solo la justicia sino incluso el Gobernador del estado de Pensilvania trató de pararlo, pero ahí sigue en emisión. Y no es solo en USA, en UK la ITV emite el docureality Benefits Street, que retrata con una perspectiva que ha sido llamada xenófoba, racista y clasista la vida de algunas personas acogidas al servicio de ayudas publicas.
¿Qué hace falta entonces? En el caso del reality de Cee Lo Gree The Good Life para la TBS fueron unas acusaciones de violación, una condena judicial y un desastre comunicativo en tuiter en el que comparó tener sexo con una persona sin conocimiento con entrar en una casa vacía. Algo parecido en Reino Unido, donde Family Forensics, emitido por LivingTV, destruyó una temporada entera al descubrir tras la emisión del primer capítulo que un miembro del equipo que aparecía en pantalla había sido encarcelado por abusos a menores. Pidieron disculpas y formaron un nuevo equipo para volver a grabar la serie. Que no fue renovada, eso también.
En algunos casos la presión previa logra que no se llegue a emitir, bien de forma directa como ocurrió cuando Oxygen anunció que iban a emitir All My Babies’ Mamas, un reality basado en el rapero Shawty Lo y su relación con las diez mujeres con la que tiene once niños. Las acusaciones tanto de entrometerse en la vida de los niños como de ofrecer imágenes estereotipadas y denigrantes de los ciudadanos afroamericanos les convencieron de no seguir adelante con el proyecto. En el caso de Flip It Forward en HGTV, fueron los comentarios de los futuros presentadores de un programa que en teoría se iba a centrar más en los arreglos de casas y en la vida de los que en ellas estaban pero que se centró en sus presentadores cuando estos, hijos de un ministro evangelista, comentaron sobre la existencia de los gays, el aborto y varios temas más -Satán incluido–. El escándalo que les montaron decidió al canal, alejado de este tipo de programas tan claramente escandalosos, a cancelarlo antes incluso de haberlo emitido. En el caso de la MTv fue la muerte de uno de los protagonistas de Buckwild – una mezcla del muy exitoso Jersey Shore en un entorno redneck- o que les llevó a decidir esa cancelación.
A veces la cancelación es un misterio. Como pasó con el programa de Steven Seagal para la A&E, Steven Seagal: Lawman se encontró con que el actor recibiódemandas por acoso, por asalto y por tráfico sexual, acusaciones de haber matado a un cachorrito al usar un tanque para parar unas peleas ilegales de gallos, entre otras muchas broncas que pararon la producción cada vez que la policía investigaba. Pero, para sorpresa de muchos -incluido que esto escribe- cada vez que que paraban volvían a ponerla en marcha. Hasta que un día, nadie sabe por qué porque A&E jamás ha respondido a las preguntas, retiraron el programa de la parrilla y no se molestaron ni en emitir la que ya estaba grabada, que acabaría emitiendo Reelz. ¿Qué pudo ocurrir con todo lo que ya había pasado para que tomaran esa decisión? Quizá tenga que pasar una década para que lo sepamos.
Con las generalistas todo parecía más sencillo
Con las generalistas todo parecía más sencillo, la ABC decidió no emitir su reality concurso Welcome to the Neighborhood pensado para poner a prueba a la américa blanca y conservadora metiendo varias minorías y diversidades de todo tipo en un barrio vainilla. Se lo enseñaron antes a los representantes de varios colectivos y solo la GLAAD reconoció que quizá ver a una familia homosexual en televisión serviría para algo. Al resto simplemente le pareció que los estereotipos y la poca sensibilidad con la que se trataba, explotando el sensacionalismo de la situación en todo lo posible, hacía más mal que bien a sus causas. La ABC decidió que era mejor eliminarlo y que ya buscaría otros modelos para introducir y promover la diversidad en la pequeña pantalla.
Pero si una cadena generalista tiene cosas que contar es la FOX. Junto a ideas locas como The Littlest Groom -Sí, uno de buscar esposa para un tipo de altura reducida- , My Big Fat Obnoxious Fiance -Un concurso en el que una familia tiene que soportar a otra antes de la boda-, The Swan – Una competición para ganar operaciones de cirugía estética e ir mejorando-, Playing It Straight – Una mujer tiene que elegir a un pretendiente, solo que algunos/muchos son gays haciéndose pasar por heteros-, o Joe Millonaire – En el que siguiendo Who Wants to Marry a Multi-Millionaire? se ofrece a un grupo de chicas la posibilidad de competir por el amor de un multimillonario, solo que ¡GIRO! no lo es, pero ¡GIRO! ellas no lo saben, pero ¡GIRO! a la que llegue a la final se lo van a decir ¡GIRO! pero si decide seguir con él aunque no tenga dinero ¡Les darán un millón de dólares a los dos! ¡GIRO! y el no lo sabe- tuvo un par de ellas que eran realmente malas. Sí, en serio, peores.
El primero fue Mr. Personality, un programa que consistía en buscar pareja a una chica y en el que los pretendientes llevaban todos una máscara a lo Doctor Doom de lo más ridícula, como no era suficiente la pobre concursante contaba con el asesoramiento de la experta en relaciones sentimentales Monica Lewinsky, lo que hizo más aún por el escándalo y porque, pese a sus buenos resultados de audiencia, fuera cancelado por el canal antes de que terminara la temporada. En el caso de Who’s Your Daddy? la trama era incluso más grotesca, una mujer trata de descubrir entre un grupo de hombres quién es su padre biológico. Sí, descubrirlo. Porque ella, adoptaba de pequeña, ponía en manos de la cadena que buscaran a su padre biológico y luego la cadena se ocupaba de llevar a más señores a los que prometían cien mil dólares si eran ellos los escogidos porque si padre e hija se reencuentran se llevarían cien mil dólares cada uno. Los grupos de defensa de los niños adoptivos, de las familias adoptivas y de media docena de cosas más montaron una bronca tal que solo se emitió el primero de presentación, aunque tenían ya grabados cinco más.
Al final la necesidad de ofrecer algo espectacular e inesperado lleva a muchas cadenas no solo a acercarse al sensacionalismo sino a zambullirse en él. Es difícil con este sistema montado que la decisión sea acabar con el programa y no aprovechar esta fama infame. Como hemos dicho, 19 kids and counting aún tiene su futuro en el aire. Y es que a veces uno mira la programación y se pregunta, ¿hay algo además de la falta de audiencia que pueda tumbar un reality?