El partido releva a fieles del exsecretario general para aupar a veteranos, en línea con el ‘cambio tranquilo’ que lidera Javier Fernández. Antonio Hernando se salva de la ‘purga’ y logra el control total del Grupo Socialista en el Congreso: sería el encargado de defender la abstención ante Rajoy. La gestora implementa un cambio discursivo que redobla los ataques a Podemos y contiene la crítica a la corrupción del PP.
Vicente Álvarez Areces (73 años) y Ramón Jáuregui (68) han sido los elegidos por la gestora del PSOE para sustituir a Óscar López (43) e Iratxe García (42) en las portavocías socialistas del Senado y el Parlamento Europeo. El órgano que está provisionalmente al frente del partido acaba así con los últimos reductos de poder de los afines a Pedro Sánchez, que dimitió hace diez días al perder la confianza de la mayoría de su Ejecutiva y del Comité Federal. Como portavoz en el Congreso se mantiene Antonio Hernando, que durante la crisis interna ha virado desde el sanchismo a una postura intermedia y apaciguadora, desmarcándose claramente del resto de la guardia pretoriana del exlíder socialista.
Una guardia donde han destacado López y García, ambos militantes de la federación castellanoleonesa, mayoritariamente partidaria de Sánchez. Los dos pusieron su cargo a disposición del partido, que consideró conveniente relevarlos, tal y como explicó este lunes el portavoz de la gestora, Mario Jiménez.
Sólo tengo palabras de agradecimiento a mis compañeros y a mi Partido por haber tenido el inmenso honor d ser su Portavoz en Senado.
Gracias— Oscar López Agueda (@oscarlopeztwit) 10 de octubre de 2016
La jugada es similar a la ejecutada en la cúpula orgánica. El sector que se impuso al exsecretario general promocionó al presidente de Asturias, Javier Fernández, para que se pusiera al frente de la gestora que debe llevar al PSOE al Congreso extraordinario que elija nueva cúpula. A sus 68 años, Fernández presenta una trayectoria respetada en el partido y no levanta suspicacias por presuntas ambiciones personales. Lo mismo que ocurre con Areces y Jáuregui, veteranos de indudable compromiso con la causa del socialismo y en el ocaso de sus carreras. El PSOE apuesta así por un ‘cambio tranquilo’ como transición entre la etapa Sánchez y la que se inicie tras el Congreso de dentro de unos meses, donde a buen seguro no se presentará ninguno de estos políticos que ahora toman las riendas.
La respetabilidad de la edad y las amplias hojas de servicio como instrumento para acabar con la influencia del sector próximo al exlíder del partido, quien podría regresar a la primera línea cuando se convoquen las primarias para elegir secretario general. El objetivo de la gestora es templar los ánimos, rebajar las tensiones y evitar episodios de guerracivilismo como el del último Comité Federal. Por ello, instaura una suerte de gerontocracia liderada por personajes poco abonados a la polémica y al exceso verbal.
Reputados exdirigentes
Álvarez Areces, nuevo portavoz en el Senado, fue un importante barón socialista de 1999 a 2011, años en los que ocupó la presidencia de Asturias. Antes de eso, pasó doce años al frente de la alcaldía de Gijón (1987-1999), gran bastión del socialismo asturiano y municipio que no conoció regidores de un partido distinto al PSOE hasta que Carmen Moriyón (Foro) se hizo con el bastón de mando (2011). ‘Tini’ Areces es un hombre respetado en el partido, un nombramiento que difícilmente puede escocer a nadie o ser contestado.
Lo mismo ocurre con Ramón Jáuregui, referente del socialismo vasco y la lucha contra ETA que ahora es elevado a la primera línea del PSOE en la Eurocámara. Sucesor de Txiki Benegas en la secretaría general del PSE (1988-1997), Jáuregui ocupó puestos de responsabilidad en los Gobiernos regionales de José Antonio Ardanza -vicelehendakari de 1987 a 1991, consejero de Justicia de 1995 a 1997- en los tiempos del bipartito PNV-PSE. También fue ministro de la Presidencia en el tramo final de la era Zapatero (2010-2011) y número dos de la lista del PSOE en las europeas en 2009 y 2014. En esta última ocasión la candidata fue Elena Valenciano, a la que la gestora también da un puesto de responsabilidad -vicepresidenta del grupo socialista en el Parlamento europeo- tras haberse posicionado claramente a favor de la operación de los críticos contra Sánchez. Éste relegó a Valenciano en 2014, nada más ganar las primarias a la secretaría general, relevándole de la europortavocía en favor de Iratxe García.
El partido se inclina por convocar el Comité Federal en día laborable para que sea viable una sesión de investidura en tiempo y forma
Javier Fernández anunció hace unos días que habría cambios en los grupos parlamentarios, “pero no una revolución”. Claramente se refería a que Antonio Hernando iba a mantener la portavocía en el Congreso, haciendo gala una vez más de sus dotes para la supervivencia política. Diputado desde 2004, Hernando consiguió ganarse la confianza de Zapatero y Rubalcaba para formar parte de sus Ejecutivas, y también gozó de la de un Sánchez que le dio el puesto que ahora conserva como cabeza visible del socialismo en la Cámara baja. Además, la gestora le ha nombrado también presidente del Grupo Parlamentario -puesto que ocupaba Sánchez-, elevándole así el rango, la influencia y la responsabilidad.
La contrapartida es que previsiblemente tendrá que ser él quien defienda la abstención del PSOE en la investidura de Rajoy, si finalmente se produce el viraje estratégico. Tras abanderar con fruición la línea del ‘no es no’, debería ser el encargado de explicar el cambio en sede parlamentaria si el Comité Federal acaba aprobándolo. La gestora aún no ha puesto fecha para debatirlo, aunque gana enteros la posibilidad de hacerlo la semana del 17 al 21, en día laborable. El partido pretende “conciliar” el calendario orgánico con el “institucional”, explicó su portavoz provisional, Mario Jiménez, y “generar unas condiciones de diálogo tranquilo y sosegado”. Esa es la razón de que se esté posponiendo la convocatoria del Federal y de que vaya a ir precedido de una ronda de contactos de Fernández con todos los barones para preparar el terreno.
Mientras tanto, desde PSOE y PP legan nuevas evidencias del nuevo rumbo que han tomado sus relaciones tras la marcha de Sánchez. Pablo Casado, vicesecretario de Comunicación popular, confirmó este lunes que Rajoy mantiene contactos frecuentes con Fernández y alabó la disposición al diálogo del presidente de la gestora. Eso sí, exhortó a los socialistas a decidir sobre la abstención “cuanto antes” porque “urge dar una salida” al bloqueo institucional.
Desde Ferraz se respondió con esa petición de más tiempo para macerar el tránsito a la abstención -la cual no pedirá la gestora expresamente porque entiende que no se debe “mojar”- y elocuentes cambios discursivos. Mario Jiménez dedicó un rosario de contundentes críticas a Podemos -“es una obscenidad la actitud y la estrategia que vienen siguiendo el señor Iglesias y otros dirigentes”- y rebajó significativamente el tono de las críticas contra la corrupción del PP. Sin duda, se abierto un nuevo tiempo en las relaciones entre los partidos tradicionales.