El “oro líquido” provoca casi tantas trifulcas como el metal áureo. Los productores de aceite de oliva llevan varios meses denunciando a la cadena de supermercados DIA por vender este producto a un precio inferior a su coste. Lo que puede sonar a majadería es, en realidad, una estrategia comercial perseguida por la ley.
España es responsable de producir el 45% del aceite de oliva que se comercializa en todo el mundo. Además, es el país con una mayor superficie de cultivo de aceitunas, con más de 2,5 millones de hectáreas dedicadas a los olivos, de acuerdo con los datos de los que dispone el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. El aceite es la piedra de toque del sector agroalimentario español, por lo que todos tratan con mucho mimo al sector. Todos menos los supermercados.
Las organizaciones sindicales agrarias UPA y Coag han denunciado una agresiva campaña promocional de DIA en la que ofrecía a sus clientes aceite de oliva a 2,19 euros el litro. Sin embargo, los productores dicen que la están vendiendo al mercado a un precio de 2,60 euros el litro, sin añadir el embotellamiento ni el transporte.
La vetusta Ley de Ordenación del Comercio Minorista, que data del año 1996, es clara: la venta de productos de cara al público con pérdidas está prohibida. Después, con las explicaciones y con la letra pequeña en la mano es cuando todos se retratan.
Los perdedores
Los productores de aceite son los grandes perjudicados por estas prácticas.
Los supermercados recurren a la venta por debajo del coste para atraer a clientes, que no encuentran los mismos precios en la competencia. La pérdida económica que sufren la compensan con un mayor número de compradores, que acude a sus tiendas para comprar también otros productos.
El problema es que si los establecimientos venden un artículo muy barato pueden acudir al sector primario para presionar a los productores y pedirles unos precios más bajos, con lo que erosionan el margen que tienen que quedarse los agricultores.
En el último año los productores han presenciado una bajada generalizada de los precios del aceite que venden a los distribuidores, de acuerdo con el sistema de información de la cotización del aceite Poolred, que agrega las operaciones de compraventa en origen que se producen. En concreto, el aceite de oliva virgen extra ha pasado de 4.013 a 3.163 euros por tonelada.
La venta con pérdidas no hace sino presionar todavía más hacia abajo el precio del aceite, que en gran parte proviene de la producción de los pequeños agricultores agrupados en cooperativas.
Los ganadores
A DIA los bajos precios del aceite le han reportado justo lo que buscaba: atraer clientes. Según un comunicado de la empresa cotizada en el selecto club del Ibex 35, la promoción de los “preciazos” que ha ofertado durante dos quincenas de julio y agosto ha generado unas ventas de 8 millones de litros de aceite. Poco habrán ganado con un aceite tan barato, sí, pero los clientes que se han acercado a por este producto habrán comprado muchos más artículos en cada visita.
Fuentes de DIA se han remitido a los comunicados oficiales enviados por la cadena de supermercados y han “negado rotundamente” que la compañía esté vendiendo aceite adulterado o aguado para que salga más barato, al tiempo que han desmentido que estén comercializando aceite por debajo de coste. En ningún momento han comercializado aceite a un precio menor que el de las facturas, dicen, y esa es la letra pequeña a la que se acogen.
“Se considerará que existe venta con pérdida cuando el precio aplicado a un producto sea inferior al de adquisición según factura”, reza la regulación del comercio minorista. Con esta salvedad los supermercados pueden desviar la atención hacia los intermediarios, los brokers que compran el aceite a los productores y luego lo venden a los comercios.
Los del medio
Lo que a simple vista más choca del sistema Poolred, que monitoriza las transacciones de aceite en origen, es que dibuja unas líneas como las de la bolsa. Las cotizaciones del aceite sufren altibajos constantes y viven rallies alcistas y bajistas, como las acciones.
En este sentido hay que recordar que los mercados de materias primas son igual de especulativos -o más- que los de capital. Por ejemplo, el cacao y el café han experimentado notables subidas de precios durante la crisis porque han actuado como valores refugio mientras las acciones de todas las compañías del mundo caían en picado.
El aceite no es menos. Una mala cosecha en Italia puede disparar el precio del líquido oleaginoso de Jaén, al igual que una excelente cosecha de aceitunas puede bajar la cotización dado que todos los productores querrán colocar su materia en el mercado aunque sea a un menor precio. Pues bien, los distribuidores de aceite actúan como brokers y especulan con estas posibilidades. Además, si prevén que el año siguiente será malo pueden hacer acopio de existencias y liberarlas de manera gradual. De su estrategia depende en gran medida el precio que se ve en las estanterías de los supermercados, que son quienes les compran el aceite con o sin etiqueta.
Poli bueno y poli malo
Como cualquier mercado especulativo que se precie, este tiene sus supervisores. Por mucho que el establecimiento de precios por debajo de los costes sea una conducta que podría mermar el número de productores de aceite y por lo tanto cartelizar el mercado, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) no entra a juzgar lo adecuado o no de los precios con pérdidas. Más bien, lo que suele hacer es actuar cuando la colusión entre empresas perjudica al consumidor con unos precios artificialmente altos.
“En este caso se está produciendo una batalla comercial que beneficia a los consumidores y perjudica a los productores”, zanjan desde el superregulador.
El organismo que vela por evitar las distorsiones en los precios en estos casos es la Agencia de Información y Control Alimentarios (Aica). Este organismo recibe las denuncias y luego las comunidades autónomas ejecutan las multas. Con respecto al aceite, tanto El Corte Inglés como Carrefour han sido sancionadas en los últimos días por vender aceite a pérdidas. La “guerra del aceite” existe y hay muchos soldados en la batalla.
Foto: Efe