- El presidente del Gobierno en funciones rehuye a la prensa y elude referirse en público a la marcha de Rita Barberá del PP.
- «Es hora de acabar con el ruido y ponerse a las cosas que importan», proclama en la presentación del libro de Guindos, a quien arropa un día después de que el Congreso le hostigara por el ‘caso Soria’.
- La exalcaldesa de Valencia deja su partido de toda la vida tras 40 años de militancia entre ataques a sus compañeros y orgullosas reivindicaciones de su carrera.
- Los populares explorarán junto al resto de la Cámara regional la posibilidad de arrebatarle su condición de senadora, cargo al que se aferra.
Como Carlito Brigante, Mariano Rajoy parece atrapado por su pasado. No importa lo rápido que pretenda huir, lo mucho que se esfuerce por colocar otros temas en agenda, las medidas que tome para enterrar el rosario de casos de corrupción que desde hace años afectan a su partido. Siempre aparece algún vestigio de oscuras prácticas pretéritas para ponerle de nuevo en la picota. Así fue como se le frustró cualquier intento de tejer alianzas en la legislatura fallida, como se le puso más caro el pacto estival con Ciudadanos, como se le obstaculiza cada campaña electoral sin excepción. Y así es, en fin, como Pedro Sánchez encuentra a diario nuevos argumentos para enrocarse en el ‘no’ a Rajoy y a cualquier otro candidato de su partido. El caso Rita Barberá, cerrado en falso este miércoles, es solo el último episodio relacionado con esa losa de corruptelas imposible de superar.
La exalcaldesa de Valencia ha plantado cara a su partido de toda la vida, se ha atrincherado en el Senado y ha preferido renunciar a la militancia antes que al aforamiento. Pese a los reclamos de Génova y de la práctica totalidad de sus compañeros, Barberá se aferra al escaño y se limita a pedir la baja del PP a través de un comunicado estrambótico en el que deja claro que lo hace porque se lo exigen, alardea de su actitud y manda un recado a los candidatos populares en las elecciones vascas y gallegas, Alonso y Feijóo.
«Mi persona no goza de ningún privilegio», asevera Barberá, que se despide del PP con pullas a Alonso y Feijóo
“Mi persona no goza de ningún privilegio, tal y como se ha intentado hacer creer a la opinión pública en burda manipulación”, defiende pese a que la causa contra ella se ha abierto medio año después que a otros compañeros sobre los que pesan idénticos indicios de blanqueo -o menores- y a que a ella solo podrá juzgarla el Tribunal Supremo mientras conserve el acta parlamentaria. No tendrá que bregar en primera instancia, como los otros 48 inculpados, ni afrontar más litigios que el que desde ahora está en marcha en la cúspide del Poder Judicial.
Símbolo durante más de 25 años de los cuadros del PP, legendaria afiliada de la formación -milita en ella desde que surgió (1976)- y puesta en su momento como ejemplo de gestión y liderazgo por todos sus compañeros, ha ocasionado otro quebradero de cabeza a un Rajoy que rehuye cualquier valoración sobre el tema. Aficionado a caminar rápido, el presidente del Gobierno se aplica esta semana como nunca en sus técnicas de evasión. En Ourense, en Pontevedra y en Madrid lleva desde el martes dando esquinazo a los medios y evitando referirse al tema Barberá. Con ella dio infinidad de mítines, junto a ella y otros baluartes a las órdenes de Aznar refundó la formación, en ella y en el poderoso PP valenciano se apoyó para superar la crisis interna de 2008… Todo eso quiere dejarlo atrás Rajoy sin hacer el más mínimo comentario.
Génova le pidió a la exregidora que renunciara y ella respondió expresando por escrito su “voluntad de NO DIMITIR del Senado y de permanecer en él” (sic), en un ataque de orgullo y egoísmo como se recuerdan pocos. El diputado Pedro Gómez de la Serna, en la anterior legislatura, también prefirió pasar al Grupo Mixto antes que dejar las Cortes, pero su peso en el partido no puede ni compararse al de Barberá.
“He solicitado mi baja del Partido Popular porque así me lo ha pedido el partido y con ello, además de dar una muestra más de mi entrega a él, evito que nadie se ampare en mí para responsabilizarme de cualquier perjuicio o para esconder sus resultados políticos y electorales”, abunda la senadora en su escrito, atacando directamente a Alonso y Feijóo, que se mostraron favorables a su renuncia y afrontan en diez días las elecciones vascas y gallegas. Pese a ser dos barones estrechamente ligados a Rajoy, el presidente del Gobierno prefiere pasar de puntillas sobre una acción que puede ser la última de Barberá en el PP. No parece que haya dejado el terreno muy abonado para un posible regreso si finalmente es exonerada por la Justicia.
El Gobierno apoya a Guindos
Rajoy pronunció la tarde del miércoles un discurso de 13 páginas para presentar el libro de Luis de Guindos, España amenazada (editorial Península). Por supuesto, no hubo ni una referencia ni a la exalcaldesa, ni tampoco al caso Soria que ha puesto en entredicho al ministro de Economía, responsable del fallido nombramiento para el Banco Mundial de su excompañero de Gabinete, José Manuel Soria. “Es hora de acabar con el ruido y, como decía Ortega, ponerse a las cosas que importan: la economía, el empleo, la seguridad, el futuro”, aseveró Rajoy ante el abarrotado auditorio de la Fundación Rafael del Pino. Arropando a Guindos estaban otros miembros del Ejecutivo –Santamaría, Fernández Díaz, Margallo, Méndez de Vigo y García Tejerina-, así como el secretario de Estado de Energía, Alberto Nadal, y otras personalidades.
El Ejecutivo no pierde ya ocasión de alertar sobre los peligros de que el bloqueo institucional persista
Rajoy tuvo palabras muy elogiosas para su titular de Economía, igual que Guindos hacia él. No se abrió turno de preguntas para el público ni para la prensa, como tampoco se atendió a los medios antes ni después de la presentación del relato sobre los tiempos más duros de este Gobierno. Los discursos estuvieron centrados en remarcar la dificultad de la situación que el PP se encontró en 2012, en ensalzar los méritos de revertirla en poco tiempo y, sobre todo, en alertar de que el trabajo puede “tirarse por la borda” si el bloqueo institucional persiste.
Apenas habían pasado dos horas de la renuncia de Barberá, Ciudadanos estaba dando en ese mismo momento su valoración del caso y el PP valenciano se avenía a explorar la posibilidad de arrebatar el escaño a quien hace solo unos meses lo era todo en esa rama del partido. Como su acta de senadora la logró por designación autonómica y no en elección directa, puede haber un resquicio para que la Cámara regional mueva de su cargo a Barberá. El PPCV se ha unido a los socialistas, Podemos, Compromís y C’s para estudiarlo.
Aún cabe, pues, un final menos digno para quien fue “la alcaldesa de España”, presidenta de la FEMP, puntal indiscutible del PP del último cuarto de siglo. Treinta y nueve años, once meses y cinco días después de afiliarse a Alianza Popular, Barberá entrega su carné enfrentada a casi todos sus compañeros con poder, tirando de orgullo para atacar a algunos de ellos y rozando lo estrafalario en su argumentación. Intentando mantenerse al margen, su presidente, compañero de filas durante casi cuatro décadas, caminaba deprisa al salir de la Fundación Rafael del Pino para ganar raudo el coche oficial. Y así continuar huyendo de un pasado que, pertinaz, le persigue como una sombra.