El presidente del Gobierno en funciones dedicará el mes de septiembre a su labor institucional y a la campaña del PP en Galicia y País Vasco. Las citas de G-20, UE y ONU le permitirán escenificar distancias con sus rivales y le servirán de coartada para no tomar más iniciativas encaminadas al desbloqueo. Todas las miradas seguirán dirigéndose a Sánchez.
¿Y ahora qué? El Congreso ha rechazado la candidatura de Mariano Rajoy a la Presidencia del Gobierno y una alternativa ha de asomar antes de dos meses para evitar nuevas elecciones. Todas las vías hacia el desbloqueo aparecen taponadas, pero los partidos deberán al menos escenificar que hacen lo posible por no convocar a los españoles a las urnas otra vez. Rajoy, que ha logrado el ‘sí’ de 170 de los 350 diputados, considera cumplida su obligación y no ve forma de hacer más por sacar a España de la interinidad. La responsabilidad es ya exclusivamente del PSOE, asevera, que debe cambiar su posición para evitar esos comicios. El resto de partidos también culpa a Pedro Sánchez, unos por no negociar con Rajoy y otros por negarse a impulsar una alternativa. En el seno del socialismo algunas voces piden un comité federal para discutir la estrategia y a eso, a que estalle la caldera de Ferraz, lo fía todo el PP.
El presidente del Gobierno no tomará más iniciativa a corto plazo que centrarse en su labor institucional y trabajar la campaña de las elecciones vascas y gallegas. Como quiera que este es el único acontecimiento que puede hacer cambiar el panorama, Rajoy se volcará en ayudar a Núñez Feijóo para que reedite la mayoría absoluta y a Alfonso Alonso para ser decisivo en Vitoria. Protagonizará “dos o tres actos en cada región”, indican fuentes de Moncloa, lo que quiere decir que casi la mitad de los días entre el 9 y el 25 de septiembre estarán dedicados a esa labor.
Rajoy cultivará su perfil diplomático mientras sus rivales continúan sumidos en el bucle político español
El resto del mes estará enfocado a la agenda internacional, explican las mismas fuentes. A Rajoy le coinciden ahora importantes eventos que le servirán de coartada para no dar nuevos pasos en favor del desbloqueo y para marcar distancias con el resto de líderes. Esta actividad escenificará que en un plano está él y en otro los demás, consolidando el marco estabilidad/incertidumbre que el PP explota en cada campaña. También lo hará ante la del 25-S y por supuesto en la de las terceras generales, si finalmente se celebran.
Rajoy participa este domingo y lunes en la cumbre del G-20 en China. La reunión anual de las potencias que aglutinan el 85% del PIB mundial será una gran ocasión para que el líder del PP cultive su perfil diplomático, codeándose con los mandatarios más importantes del planeta mientras sus adversarios continúan sumidos en el farragoso y hasta ahora improductivo debate sobre el bloqueo político.
Unos días después, el viernes 16, el presidente del Gobierno acudirá a la cita de líderes europeos convocada en Bratislava para abordar el futuro de la UE post-Brexit. Será una reunión a 27 -de todos los países de la Unión salvo Reino Unido-, decisiva para consensuar una estrategia que relance el proyecto comunitario. Rajoy podrá desquitarse así de la degradación que para la España en funciones ha supuesto quedarse fuera de la ronda de contactos de Angela Merkel para preparar la cita y de la cumbre Alemania-Francia-Italia que los líderes de estos países celebraron recientemente con idéntico objetivo.
Feijóo y Alonso estarán acompañados en dos o tres actos cada uno por el líder del PP
Ya a finales de mes, con fecha concreta aún por determinar, se escenificará la histórica firma del acuerdo Colombia-FARC. El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, ha invitado a Rajoy a un evento donde se citarán autoridades de todo el mundo y que probablemente se celebrará en dos tandas: una primera firma en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York y una segunda en Bogotá. El Jefe del Ejecutivo español manifestó esta semana en el Congreso su voluntad de acudir y desveló que Santos estaba pensando en el día 26 como fecha. Lo único oficial por ahora es que será entre el 20 y el 30, estando la concreción pendiente de cuadrar las “agendas de las personalidades que van a estar presentes”. Si finalmente asiste, Rajoy encadenará así su tercer acto internacional de relumbrón en menos de un mes.
Sus rivales, mientras tanto, permanecerán en el día a día de una legislatura oficialmente en marcha pero realmente paralizada. La Mesa del Congreso se reunirá el martes para calificar las primeras iniciativas presentadas por los grupos y fijar calendario de plenos. Lo que no celebrará es sesiones de control al Gobierno, puesto que Moncloa entiende que no debe comparecer ante la Cámara porque al estar en funciones carece de iniciativa política.
Los partidos tienen asimismo que reconfigurar sus posiciones ante el nuevo escenario. El PSOE ha de decidir si convoca un comité federal antes del 25-S y cómo impulsa esa «solución» de la que habló Sánchez el viernes; Ciudadanos cómo gestiona la relación con el PP y la respuesta a los socialistas; y Podemos cómo redobla la presión a Sánchez para que su alternativa se construya junto a ellos. El PP continuará poniendo en valor la suma de 170 escaños articulada en torno a Rajoy y emplazando a los socialistas a que se muevan hacia la abstención, contribuyendo a poner todo el foco sobre un secretario general que prometió que «el Partido Socialista siempre estará en la solución». Y en medio de todo ello, es posible que más pronto que tarde se inicien los trámites para reformar la ley electoral y evitar que las hipotéticas nuevas elecciones caigan el día de Navidad.