Las rectificaciones -como ahora llama Rajoy a los cambios- en el Gobierno y en el PP han hecho aumentar las intrigas y los nervios entre las facciones próximas a la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y la secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, en guerra permanente que mantienen desde hace siete años. Aunque los cambios sólo están en la cabeza de Rajoy, fuentes cercanas al líder del Ejecutivo y del PP cuentan a SABEMOS que éste trata de mantener el equilibrio entre ambos bandos. O lo que es lo mismo: que ninguno de ellos salga perdedor con la crisis abierta en Moncloa y Génova.
La batalla se libra día sí y día también en los medios de comunicación desde que se cerraron la urnas y se conocieron los resultados de la jornada electoral del 24 de mayo. El fuego lo abrió la facción sorayista, filtrando a varios periódicos de Madrid la supuesta intención del presidente del Gobierno de prescindir de Cospedal como número dos del partido y otorgarle a cambio un puesto como ministra del Gobierno. El bando de la secretaria general contratacó días después con la filtración de que el jefe del Ejecutivo pensaba quitar a Sáenz de Santamaría la portavocía del Gobierno.
En medio, se registró la llamada al orden que hizo Rajoy para que los seguidores de una y otra cesaran las hostilidades, algo que ni mucho menos ha ocurrido. Así, los sorayistas se encargan de vender estos días por las redacciones de los medios que Alfonso Alonso, ministro de Sanidad y hombre próximo a la vicepresidenta, podría ser nombrado coordinador del PP, como enlace entre Moncloa y Génova, en línea con el papel que desempeñó Ángel Acebes durante la etapa de José María Aznar como inquilino de la Moncloa.
La facción de Cospedal, por su parte, lanza al ministro de Industria, José Manuel Soria, como sustituto de Soraya en la portavocía del Gobierno. Soria es uno de los integrantes del grupo de ministros enfrentados, al parecer, con la vicepresidenta por el excesivo poder de ésta. El llamado “G-8” tomó partido por Cospedal cuando, tras los comicios de mayo, barones territoriales del Partido Popular pusieron a la secretaria general en la diana de sus críticas.
Los dos bandos se resisten a perder poder
Los movimientos de uno y otro bando son continuos y, previsiblemente, no cesarán hasta que se anuncien la crisis de Gobierno y los cambios en el partido. Las fuentes cercanas a Rajoy que ha consultado SABEMOS recalcan que el jefe del Ejecutivo sigue molesto y preocupado con esta escalada bélica entre las facciones de Soraya y Cospedal.
Sin conocer los cambios que prepara el presidente del Gobierno, esas fuentes son de la opinión de que, ocurra lo que ocurra, ninguna de las dos saldrá claramente vencedora. “En eso, Rajoy ha sido y será muy cuidadoso. No quiere perdedores. Si decide quitar poder a uno de los bandos, su intención será compensarlo de otra manera”, señalan a este periódico digital.
Lo que tienen claro las fuentes cercanas a Rajoy es que Sáenz de Santamaría se resistirá a perder la portavocía del Gobierno, si es que en algún momento se ha planteado esa cuestión. Para la vicepresidenta es clave mantener ese papel, ya que comparecer ante los periodistas una vez se ha acabado la reunión del Consejo de Ministros le da visibilidad constante en los medios. Perder protagonismo en las ruedas de prensa de los viernes –para las que la vicepresidenta se prepara durante toda la semana- significaría quedarse sin una cuota importante de poder.
Los seguidores de Cospedal, por su parte, se oponen a que un dirigente próximo a Soraya desembarque en un puesto importante de la dirección del PP, porque eso supondría ceder a la vicepresidenta parte del control sobre la sede de la calle Génova, además del que ya posee en Moncloa. Esos mismos seguidores dan por seguro que Rajoy apostará por nombrar un portavoz del partido. De hecho, la secretaria general lleva desde mediados de enero sin comparecer ante los periodistas en la sede central de los populares.
No habrá adelanto electoral
Así las cosas, el presidente del Gobierno no suelta prenda sobre sus intenciones. “Antes de que acabe este mes tendré que tomar algunas decisiones”, dijo Rajoy ayer a los periodistas en Bruselas, donde asiste a la cumbre entre la Unión Europea y la Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe. “Todavía queda legislatura para seguir haciendo cosas”, señaló el jefe del Ejecutivo tras insistir en que no tiene sentido anticipar las elecciones generales.
Ante la ausencia de Rajoy, la gran protagonista de la sesión de control al Gobierno del Congreso fue Sáenz de Santamaría, que ayer celebró su cuarenta y cuatro cumpleaños. A la vicepresidenta del Gobierno no le quedó otra que defenderse de los ataques del PSOE por su responsabilidad en el nombramiento del anterior delegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana, en libertad con cargos tras declarar en un Juzgado de Sagunto.
La número dos del Ejecutivo se encaró con los diputados socialistas, a los que reclamó que den menos lecciones en materia de lucha contra la corrupción y se apliquen más el cuento. Sáenz de Santamaría y el portavoz socialista en el Congreso, Antonio Hernando, se exigieron mutuamente adoptar responsabilidades y limpiar sus partidos de corruptos.