Causa y consecuencia. Las empresas son el motor de la economía. Ellas son las que contratan y generan riqueza. Pero también son las que despiden. Por ese motivo están concienciadas en sus planes de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) con la ayuda a los desempleados y la integración laboral.
Puede parecer un sentimiento de culpa. Sea como sea, las grandes compañías asumen que deben ejercer esta labor social con total compromiso. Por este motivo, durante 2015 las grandes empresas que operan en España destinaron 741 millones de euros en labores de RSE. La mayor parte del dinero destinado fue para bienestar y cobertura de necesidades sociales, donde destacan los ámbitos de la salud y la educación; así como lo relacionado con el empleo.
Las cifras se han publicado esta semana en el ‘III Informe del impacto social de las empresas’ que desarrollan de manera conjunta la Fundación Seres y Deloitte.
En el análisis han participado 77 empresas (representan el 25% del PIB) de las 129 que componen esta fundación. Ellas han aportado los resultados logrados a través de su actividad de RSE en 2015. El modelo de análisis desarrollado por Deloitte permite medir, analizar y evaluar la contribución real agregada de las empresas a la sociedad. Estas compañías participantes han implementado actuaciones sociales con un total de 14,9 millones de beneficiarios directos.
Entre las firmas que han sido miradas con lupa en este estudio se encuentran Inditex, Iberia, Telefónica, Vodafone España, Endesa, El Corte Inglés, Banco Popular o Bankia… Como se puede observar, muchas de las que aparecen en esta lista (del total de 77) tienen abiertos en la actualidad diferentes procesos de ajuste laboral. Algunos contados en cientos o miles.
Por lo tanto, parece lógico que sean ellas mismas quienes tengan especial interés, por ejemplo, en la formación de futuros empleados, así como la reintegración de los mismos en la cadena de valor económica. Más consumo, todos ganan.
Datos que aportan valor
Sobre los datos del informe, el 42% de los proyectos se han desarrollado en el mencionado entorno del empleo. De este modo, un 33% se han orientado a la generación de oportunidades de trabajo e integración laboral, mientras que el 9% restante han sido acometidos en la formación de empleo.
Así pues la aportación directa que se ha destinado en este sentido es de 81 millones de euros. Lejos de los 256 millones que se han destino al ámbito de las necesidades sociales entre las que destacan la educación y la sanidad.
En cuanto a los beneficiarios de la RSE, los colectivos a los que se dirigen son numerosos y variados entre sí. Como resultado, según el informe, se han identificado 29,6 millones de beneficiarios de las actuaciones de estas 77 empresas. Aquí se sumarían los directos más los indirectos.
Sin embargo, el análisis por colectivo muestra que los programas de RSE se dirigen a los beneficiarios directos con distinta intensidad y alcance. Por ejemplo, el concepto “impulso de la sociedad” y jóvenes agrupa el mayor volumen de beneficiarios con más del 60%. También destaca el colectivo de emprendedores, que se lleva el 10% de lo invertido.
La coyuntura exige
El escenario ideal para las empresas sería que la economía no parase de crecer. Así podrían aumentar sus ingresos y los empleados se verían afectados de manera positiva. Por desgracia esto no es así. El presidente de la Fundación Seres, Francisco Román, manifestó durante la presentación del informe que la realidad es que España ha sido de los países más azotados por la crisis y eso tiene relación directa con las acciones que se llevan a cabo de RSE.
Es decir, sí parece causa-efecto que las propias compañías se hayan dado cuenta de que la situación necesitaba de su intervención directa. Sin ir más lejos, muchas de las entidades financieras que se suman a estos proyectos de RSE estaban llevando a cabo agresivos planes de ajuste. De ahí, parece, que su compromiso con respecto al empleo al menos surja desde la responsabilidad social. Algo es algo.