El presidente de Ciudadanos reúne a su nueva Ejecutiva en Madrid para ultimar la estrategia de la campaña catalana. Rechaza la iniciativa del PP para reformar el TC y recuerda que Rajoy ha estado «ausente» cuando en Cataluña se han vulnerado leyes y sentencias.
Ciudadanos quiere erigirse como el principal defensor del orden constitucional en Cataluña. Su presidente, Albert Rivera, pretende aprovechar esa bandera -la que a fin de cuentas le permitió hacerse un hueco en el espectro político de su región- y reforzar el compromiso de su partido con la unidad de España y el respeto a la ley. Para ello, emprenderá un acto calificado por él mismo de «simbólico»: llevar a los doce parlamentos autonómicos donde está presente Ciudadanos una moción que proclame que «la soberanía reside en el conjunto del pueblo español» y no en «territorios».
La iniciativa ha sido aprobada por la Ejecutiva nacional del partido, reunida por primera vez en Madrid, donde han estado presentes los 24 miembros de un organismo que fue renovado hace unos días. Algunos portavoces regionales de Ciudadanos, como el madrileño Ignacio Aguado, el andaluz Juan Marín o el castellanoleonés Luis Fuentes, están ya integrados en esa Ejecutiva y han podido participar del debate de la moción.
La formación naranja quiere acabar con la indefinición de Podemos y con la tibieza del PSOE a la hora de afrontar el reto secesionista
El escrito tendrá tres puntos adicionales a ese reconocimiento de la soberanía nacional: se proclamará la «vigencia de las leyes democráticas en cualquier rincón de España», la «solidaridad con los ciudadanos de Cataluña que quieren seguir siendo españoles» y la «voluntad de decir que juntos somos más fuertes y mejores». Rivera ha incidido en esta última cuestión, remarcando la necesidad de apostar por un discurso «en positivo» y seductor que ensalce las bondades de la unión más que las negativas consecuencias que tendría la secesión.
Con este movimiento, diseñado a diez días del inicio de la campaña del 27-S, Ciudadanos toma la iniciativa para obligar a que «PP, PSOE y Podemos voten» y se mojen sobre esos puntos. Especial interés tiene el partido en forzar a que los socialistas, aún lejos de consensuar internamente una respuesta al desafío de Artur Mas, tomen posición de forma clara. Además, pretenden acabar con la indefinición del partido de Pablo Iglesias, que procura que el debate social neutralice al identitario, y hacer ver que los populares van a remolque en la defensa del orden constitucional.
Especialmente crítico se ha mostrado Rivera con el presidente del Gobierno. De Mariano Rajoy y su Ejecutivo ha dicho no esperar ya «nada», tras una actitud irresponsable en Cataluña que culminó el 9 de noviembre del año pasado con el desentendimiento de la consulta impulsada por la Generalitat: «soy catalán y me sentí abandonado literalmente».
Rivera critica la actitud de un PP que estuvo entendiéndose con CiU «hasta hace un cuarto de hora»
El presidente de Ciudadanos ha criticado el largo historial de pactos entre PP, PSOE y nacionalistas, producidos «hasta hace un cuarto de hora». En este sentido, ha afeado el apoyo de Alicia Sánchez-Camacho a los presupuestos catalanes de 2012 y el oportunismo de impulsar ahora una reforma del Tribunal Constitucional para que este órgano pueda sancionar a Mas. «Es el sello de la casa del Partido Popular», ha indicado, que ha sido «incapaz» de hacer cumplir leyes y sentencias en Cataluña y de presentar «un proyecto atractivo» al electorado no independentista.
En vez de eso, ha insistido, miró hacia otro lado ante las ilegalidades de los Gobiernos de CiU porque eran «socios preferentes». Ahora que no lo son y a pesar de que según él existen «mecanismos sufiecientes» para hacer cumplir la ley, tratan de reformar el TC apresuradamente para que jueces y magistrados hagan la labor que ellos no hicieron. «El PP no tiene credibilidad, no es coherente», ha zanjado.
«Bendito estancamiento»
Rivera ha sido preguntado también por los sondeos que últimamente apuntan a un desinflamiento de su partido. «La peor de las encuestas nos da un 11% de intención de voto», ha dicho, «y la mejor un 16%», con lo cual se demuestra el gran crecimiento que desde enero -cuando apenas el 2-3% de los electores mostraba intención de votarle- ha tenido Ciudadanos. «Bendito estancamiento», ha ironizado el diputado catalán, que sigue mostrando su disposición de «salir a ganar» las elecciones de diciembre y consolidarse como alternativa de Gobierno.
Un honor encabezar este equipo de buena gente,con talento,valores y profesión.Nueva Ejecutiva Nacional @CiudadanosCs pic.twitter.com/lw6HIQTyDA
— Albert Rivera (@Albert_Rivera) septiembre 1, 2015
En lo que no ha querido entrar es en cábalas postelectorales de posibles pactos. «La única formación posible de Gobierno ahora mismo es un pacto PP-PSOE», ha indicado, o acuerdos a tres bandas que supondrían una «novedad absoluta». Pero ha eludido ir más allá de eso. Sí ha incidido Rivera en que «no hay niguna regla» que diga que el más votado debe gobernar en un escenario que será plural –«no veo la recuperación del bipartidismo»– y obligará al «diálogo» porque si no «España no podrá ser gobernada». En este sentido, su partido es una garantía, ya que ha demostrado ser el único «capaz» de sentar a todos a la mesa de negociación.
Por último, el líder de la formación naranja ha valorado el documento publicado hoy por El Mundo y que acreditaría las mordidas que Convergència se llevaba por la adjudicación de contratos públicos. «Mucho análisis no requiere», ha señalado con sarcasmo, una prueba que por otro lado no constituye ninguna «novedad». Ya en la comisión de investigación sobre el caso Palau se evidenció ese cobro de comisiones por parte del partido nacionalista y «ha habido impunidad, carta blanca» por los entendimientos entre PP, PSOE y CiU. «En Cataluña había mordidas, un Gobierno que se comportaba como una banda», ha concluido y ahora cada vez se ve más claro que España no robaba a la región, sino que «quien nos robaba era nuestro Gobierno, ya es hora de cambiarlo».