La crisis desatada por los Galaxy Note 7 no tiene marcha atrás. Samsung está dentro de su peor pesadilla, y ahora serán los inversores, y más tarde los clientes, los que juzguen y vuelvan a otorgar la confianza a la compañía.
Esta semana se ha notificado de forma oficial: Samsung suspendió las ventas globales de su teléfono Galaxy Note 7, así como los reemplazos que comenzó hace unas semanas, mientras investiga las igniciones que afectan a los dispositivos debido a baterías defectuosas.
Además, operadores y distribuidores están informando de que anulan las ventas y preventas. Se puede decir en estos momentos que el Note 7 es un cadáver. Una lástima, dado que se trataba de uno de los mejores equipos que el fabricante había sacado al mercado. Pero se antoja imposible que pueda remontar el vuelo.
Mientras, el gigante surcoreano de la electrónica ha asegurado que trabajará «diligentemente» con las autoridades reguladoras para solucionar la situación e instó a los propietarios de los dispositivos, tanto de los originales como de los reemplazados, a apagar y dejar de usar los aparatos.
Los que dictarán sentencia
De momento solo hay un puñado de especulaciones sobre las consecuencias que tendrá el note7gate. En estos momentos es muy difícil de predecir qué impacto tendrá, sobre todo a nivel económico, esta crisis. Hay dos factores que inciden de manera directa: la imagen de marca y el propio coste de producción y retirada de productos.
Pero los que realmente dictarán sentencia son los inversores y usuarios. Los primeros ya se están dejando notar. El primer castañazo le ha llevado a una caída del 8% en la bolsa coreana. Aunque ha tenido un primer espaldarazo de los analistas, según Efe. Éstos estiman que la crisis solo durará unos días. Además, Samsung tiene otras divisiones en las que sigue funcionando a un buen ritmo de ventas, por lo que el impacto económico puede ser moderado.
Otra película será la que vean los usuarios. La compañía tendrá que estudiar si hay algún tipo de miedo a la marca, solo al terminal en cuestión o a todos los dispositivos. Para ello tendrá por delante la Navidad. Una estrategia muy sencilla, y que vendrá muy bien a los posibles clientes, será la rebaja de algunos de sus terminales estrellas, como el Galaxy S6 o S7. Bien es cierto que no puede enviar un mensaje a la competencia, sobre todo a Apple, de que sus productos estrella son baratos. Pero debe pulsar la intención de compra entre sus usuarios.