Lee jae-Yong, vicepresidente de Samsung Electronics e hijo del presidente Lee kun-Hee, ha sido detenido en la prisión de Uiwang, al suroeste de Seúl, por pagar sobornos por un valor de 36,3 millones de dólares a Choi Soon-Sil (la Rasputina), confidente de Park Geun-hye, para lograr el apoyo del Gobierno a la fusión de dos filiales de Samsung.
Desde que estalló el escándalo, varios políticos y cargos públicos han sido arrestados, incluida Choi. El mes pasado, tras ser interrogado varias veces por su papel en el escándalo, se libró de ser detenido después de que un tribunal dictaminase que no había suficientes pruebas de su culpabilidad. Pero los fiscales volvieron a pedir su arresto el martes porque se encontraron nuevas evidencias. Ahora se le acusa, no solo del pago de sobornos sino que los instructores del caso acusan también a Lee de obstrucción a la justicia y de violación de la ley sobre la transferencia de activos al extranjero.
Samsung, primer fabricante mundial de teléfonos inteligentes, aún se estaba recuperando del duro batacazo que sufrieron tras la salida al mercado del Galaxy Note 7, cuya batería tenía serios problemas técnicos que provocaban que algunos teléfonos llegasen a incendiarse.
La compañía coreana, que representa la quinta parte de la economía de su país, fue el más generoso de los conglomerados, llegando a pagar en torno a los 36,3 millones de dólares a las fundaciones de Park, que supuestamente tenían fines caritativos, pero cuyos fondos se utilizaron a título personal por Choi, para para entrenamientos en Alemania de jinetes surcoreanos, entre los que se encontraba su hija.
Ahora, Samung se desploma en la Bolsa de Seúl y ha provocado que el conglomerado suspenda temporalmente todas sus operaciones de reestructuración y sus nuevos planes de inversión, según informa ‘Yonhap’, lo que ha provocado que los títulos del fabricante terminasen la semana cotizando en negativo en torno a 0,6%.
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