Todos sabemos que es lo que debemos hacer para navegar de forma segura por Internet, sin embargo, a pesar de las veces que hemos escuchado esos consejos que nos alertan de los peligros, aún hay quien se resiste a aprender de ellos.
Compras online, sacar fotos con dispositivos conectados a la red, publicar información en las redes sociales… son cosas que solemos hacer, pero que requieren mayor precaución de la que pensamos. Y es que en multitud de ocasiones se nos ha repetido eso de “no utilices la misma contraseña para todo”, o “cuidado con el wifi público” y seguramente “no abras ese correo electrónico que no sabes de quien es”, pero por pereza o incluso por algún despiste esto se nos puede acabar olvidando.
Es en la época de vacaciones cuando nos exponemos a más peligros, pues todo nos da igual, nuestra mayor preocupación es encontrar un sitio en la playa para colocar la toalla y no vamos a estar pensando en mil contraseñas, ni a dejar de compartir nuestras fotos en Benidorm, y mucho menos olvidarnos del wifi del hotel (porque sí, ya no se puede vivir sin Internet).
Pues para los que están en la playa, ya han vuelto de ella o se irán en breves, aquí va una pequeña lista de medidas básicas de seguridad para recordar una vez más eso que no debemos hacer (pero que seguimos haciendo):
- Abrir todos y cada uno de los documentos adjuntos que llegan al correo. Es todo un error, pues si nos llega un correo de dudosa procedencia lo mejor es no abrirlo, borrarlo directamente. Pero en el caso de que decidamos abrirlo para asegurarnos de que no es nada importante, es aconsejable no descargar los archivos adjuntos, ya que es donde puede esconderse el malware (un Word o una hoja de cálculo pueden acabar siendo un virus).
- Pinchar en los enlaces sin pensar. En Twitter, por ejemplo, nos encontramos con muchos enlaces acortados, tales como bit.ly, el ow.ly de Hootsuite o el goo.gl de Google. En estos casos no hay ningún problema, pues detrás suele haber blogs o diarios digitales, sin embargo, existen otros enlaces acortados que si pueden ser peligrosos, por eso hay que desconfiar de aquellos que nos sean desconocidos o tener en cuenta estas otras pautas.
- Todo el día enganchado a las wifis públicas. Las redes menos seguras que podemos encontrar y a las que todo el mundo tiene acceso, no solo para utilizarlas de forma inofensiva, sino también para robarte datos. Por ello, es importante que a la hora de utilizar la wifi del hotel no compartas información privada como pueden ser las contraseñas o datos bancarios. Si tienes opción utiliza una red privada virtual (VPN) y accede solo a aquellas páginas que utilicen protocolo seguro (fácilmente identificables por el ‘https:’ en la barra de direcciones)
- Ignorar constantemente las actualizaciones de seguridad. Que puede que sea lo que menos te apetezca del mundo, pero si tu sistema operativo te pide instalar ciertas actualizaciones, hazlo (no solo en tu smartphone, también en tu ordenador). En muchas ocasiones estas actualizaciones corrigen vulnerabilidades que podrían ser aprovechadas por los ciberdelincuentes. Por ello es recomendable utilizar siempre la última versión de Android o iOS disponible y mantener las aplicaciones al día, nada de “ya actualizare luego”.
- La misma contraseña para Facebook, el correo electrónico, el bloqueo del móvil, etc. Es lo más cómodo, pero también lo más inseguro, ya que si te roban la contraseña de un servicio tendrán la de todos.
- Pensar que las copias de seguridad no sirven para nada. Todo un error, pues guardar los archivos en la nube es la mejor opción para recuperar de una forma rápida y sencilla todos nuestros archivos.
- Ignorar al navegador cuando te advierte de que una conexión es insegura. Cuando Chrome te dice que una web no es segura, o Firefox te pide confirmación para descargar un archivo, no lo hacen por gusto, puede que estés ante un verdadero peligro. La próxima vez que te aparezcan este tipo de mensajes, en lugar de dar a continuar sin más, párate a mirar al lugar al que estás accediendo, pues puedes acabar llevándote alguna que otra sorpresa en forma de virus.
- Contar tu vida en las redes sociales. Estas de vacaciones y evidentemente tienes que subir esa foto comiendo calamares en el chiringuito, esa otra en la que sales intentando subir a la orca hinchable en medio de la playa, como no la de medio cuerpo enterrado en la arena y la de las vistas del balcón del apartamento. Muy bonito, pero sin darte cuenta estas diciéndole a todo el mundo donde estás, una información que podría acabar en malas manos.
- Descargar aplicaciones de cualquier parte. Es cierto que en las tiendas oficiales como Google Play y Apple Store también podemos encontrar malware, sin embargo es más complicado debido a que existen ciertas medidas de seguridad. Sin embargo, si recurrimos a las descargas en páginas extraoficiales, estamos totalmente expuestos al peligro, ya que ahí no hay quien controle nada.