El SmartWatch, la eterna promesa del mundo tecnológico

Las previsiones auguraban un brillante futuro para los relojes inteligentes. Algunos informes vaticinaban un total de, 38 millones de unidades vendidas en 2016, 75 millones para el año 2017, y casi el doble para el presente 2018. De hecho ya se hablaba, como consecuencia del auge de los Smartwatch, del declive del reloj de pulsera tradicional, especialmente del suizo, que acapara gran parte del mercado mundial.

Sin embargo, puede que el Smartwatch no sea la principal causa de tal debacle como señalan algunos expertos: “Una de las razones por la que pensamos que han bajado las ventas de relojes suizos es la devaluación de la marca “swiss made”. Prácticamente todos los aficionados a comprar relojes saben que la mayoría de los relojes suizos no están hechos en Suiza o por lo menos la mayor parte de sus componentes”.

Además, no ha habido ninguna expansión espectacular de los relojes inteligentes que le hayan podido restar cuota de mercado a los relojes tradicionales. Las previsiones han sido holgadamente positivas y las ventas de Smartwach se han quedado muy lejos de lo que esperaba. Los datos de los años 2016 y 2017 apuntan unas ventas totales de 21,1 y 38 millones respectivamente, muy lejos de los números que indicábamos al comienzo del artículo. Si bien es verdad, que en ciertas épocas como Navidad las ventas repuntan.

Y es que aunque este tipo de regalo pueda resultar ser perfecto para obsequiar, la realidad es que probablemente muchos de estos Smartwatch acabaran siendo revendidos en plataformas especializadas como Chrono24. Este hecho refleja la causa de que este tipo de gadgets no acabe de despegar como se esperaba; los relojes inteligentes no resuelven ninguna necesidad urgente y son poco prácticos por lo que acaban por aburrir a la mayoría de los usuarios.

Más bien los Smartwatch pueden atender a un relativamente reducido nicho de mercado relacionado con el deporte o la salud. Sin embargo, por el momento no tiene visos de que pueda llegar a ser un producto tan generalizable como el Smartphone, cuyas ventas cifró Gartner en 1.500 millones  de unidades durante 2016. Y mismamente, la dependencia funcional que tienen la mayoría de los Smartwatch del Smartphone, resulta ser uno de sus puntos más débiles, ya que lo convierten en un complemento más, con un coste además elevado.

A pesar de todo, muchas de las grandes compañías tecnológicas siguen teniendo esperanza y apostando fuerte por los wearables en general y por los relojes inteligentes en particular pese a su relativo fracaso. Probablemente, aún sea un producto que quede por perfeccionar añadiendo nuevas características y utilidades para que sea totalmente práctico y acabe por conquistar al gran público.

 

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